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Weblog del prof. Antonio Núñez Aldazoro (UCV)

¡El Diccionario Panhispánico de Dudas en Internet!

¡El Diccionario Panhispánico de Dudas en Internet!

Gracias al clamor popular, como me informaron en una lista de discusión, el novedoso y muy esperado Diccionario Panhispánico de Dudas, editado por la Real Academia Española (RAE) se encuentra en Internet para su consulta por parte de los interesados (como tú y como yo, que estás de visita en este blog) que les preocupa, les apasiona o simplemente les interesa nuestro idioma.

La dirección es:

http://buscon.rae.es/dpdI/

Aquí les copio textualmente un fragmento de la presentación del Diccionario:

Propósito

El Diccionario panhispánico de dudas se propone servir de instrumento eficaz para todas aquellas personas interesadas en mejorar su conocimiento y dominio de la lengua española. En él se da respuesta a las dudas más habituales que plantea el uso del español en cada uno de los planos o niveles que pueden distinguirse en el análisis de los elementos lingüísticos: el fonográfico, pues resuelve dudas de tipo ortológico (sobre pronunciación) y ortográfico (sobre grafías, acentuación y puntuación); el morfológico, ya que orienta sobre las vacilaciones más frecuentes que se dan en el plano de la morfología nominal (plurales, femeninos y formas derivadas) y de la morfología verbal (formas de la conjugación); el sintáctico, al aclarar dudas sobre construcción y régimen, concordancia, forma y uso de locuciones, etc.; y el lexicosemántico, pues en él se examinan y corrigen numerosas impropiedades léxicas, a la vez que se ofrece orientación sobre el uso de neologismos y extranjerismos.

Destinatarios

El Diccionario panhispánico de dudas se dirige tanto a quienes buscan resolver con rapidez una duda concreta y, por consiguiente, están solo interesados en obtener una recomendación de buen uso, como a quienes desean conocer los argumentos que sostienen esas recomendaciones. Cada lector obtendrá, pues, una respuesta adecuada a sus intereses, particulares o profesionales, y a su nivel de preparación lingüística.

Carácter normativo

El Diccionario panhispánico de dudas es un diccionario normativo en la medida en que sus juicios y recomendaciones están basados en la norma que regula hoy el uso correcto de la lengua española.

La norma no es sino el conjunto de preferencias lingüísticas vigentes en una comunidad de hablantes, adoptadas por consenso implícito entre sus miembros y convertidas en modelos de buen uso. Si no existiera ese conjunto de preferencias comunes, y cada hablante emplease sistemáticamente opciones particulares, la comunicación se haría difícil y, en último extremo, imposible. La norma surge, pues, del uso comúnmente aceptado y se impone a él, no por decisión o capricho de ninguna autoridad lingüística, sino porque asegura la existencia de un código compartido que preserva la eficacia de la lengua como instrumento de comunicación.

Grijelmo: El lenguaje está involucionando

Grijelmo: El lenguaje está involucionando

Tomado de www.fondeu.es (Fundación del Español Urgente)

El presidente de la Agencia Efe, Alex Grijelmo, dijo en Burgos que los medios de comunicación dan «poca importancia» a las palabras, y afirmó que en España se está produciendo un «fenómeno de involución» en el lenguaje.

Grijelmo clausuró, con la conferencia El lenguaje periodístico, el cicloorganizado por la Universidad de esta ciudad sobre Los medios de
comunicación en la construcción de la cultura.

Durante la misma, el presidente de Efe aseguró que «la evolución del lenguaje va casi siempre un poquito detrás que la evolución de la
sociedad».

Precisó que «a veces lo que se produce es un fenómeno de involución, porque el lenguaje no mejora sino que va empeorando, se va
deteriorando».

A su juicio, «lo que pasa es que eso ocurre durante un periodo más o menos breve, porque al final el propio genio del idioma aporta
soluciones que hacen que el lenguaje se defienda solo».

Alex Grijelmo mostró más preocupación «por el presente que el futuro» del lenguaje, y recordó que en ocasiones se utilizan durante un tiempo palabras extrañas, como anglicismos o tecnicismos, que luego van desapareciendo y el propio idioma alumbra las alternativas correctas».

El presidente de Efe indicó que en los medios de comunicación se utiliza un «dialecto» de los periodistas que no es como habla la gente sino como lo hacen ellos y los políticos.

A modo de ejemplo afirmó que los periodistas «decimos que los atracadores huyeron a bordo» de un automóvil, «pero nadie que hable con un amigo dice que ayer oí en la radio cuando iba a bordo de mi coche tal o cual cosa».

En su opinión son expresiones que se leen o se escuchan en la televisióno la radio, pero que nadie utiliza en su vida cotidiana.

Alex Grijelmo apostó por la traducción de las palabras que provienen de otros idiomas y se mostró partidario de buscar en nuestra propia lengua el término equivalente.

Indicó que «casi siempre hay una traducción que no se emplea porque a veces nos da miedo, tenemos ese complejo de inferioridad,
fundamentalmente ante el inglés, y tememos que nuestra alternativa sea peor y eso nos da miedo».

Agregó que cuando una palabra pasa de un idioma a otro aplicado específicamente a una persona o a un grupo sí que añade un significado y pude emplearse, por ejemplo para nombrar al presidente del Gobierno regional del País Vasco como lehendakari o a los aficionados italianos al fútbol como tifosi.

Alex Grijelmo anunció que la Fundación del Español Urgente, promovida por la Agencia Efe y el banco español Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), se extenderá a México, donde en la actualidad se realizan estudios para abrir una delegación.

Precisó que en la actualidad presta asesoría lingüística a la estatal Televisión Española (TVE), Radio Nacional de España (RNE) y la cadena de televisión privada Telecinco y a otras empresas que han pedido una supervisión de sus manuales de instrucciones, memorias o folletos.

Alex Grijelmo señaló que los medios de comunicación que han firmado el convenio de asesoramiento con la Fundéu siguen las recomendaciones y mejoran su lenguaje.(Efe)

¿Qué enseñan los que enseñan Comunicación?

¿Qué enseñan los que enseñan Comunicación?

Escrito por Fernando Buen Abad Domínguez para www.rebelion.org

Seguid esta corriente

Una corriente incipiente, nada nueva, recorre el mundillo de las escuelas de comunicación[2]. Es una corriente de insurrectos que incluye a profesores, investigadores y alumnos, es una corriente no uniforme, no uniformada, que rema contra corriente esquivando sanciones, despidos, amonestaciones y descalificaciones que suelen imponer los “patrones” casi por el “simple hecho” de no ser complaciente, obediente ni indiferente ante las mil y una barbaridades reinantes en muchos “claustros académicos” públicos y privados. En todo el mundo.

Más vale no decir quiénes son y dónde están. Por ahora. Hay peligros y persecuciones de todo tipo, al acecho, tras las puertas de las aulas, las oficinas, los baños... hay “orejas” y “espías” voluntariosos atentos a “denunciar” todo lo que suene a “zurdito”, “rojo”, “rebelde”, “marxista”... cualquier queja, propuesta, observación, crítica, diagnóstico... que no coincida con el modelo de perfección patronal, enciende de inmediato las sospechas y los riesgos. Hay profesores perseguidos por sus ideas y sus metodologías; hay profesores perseguidos por exigir rigor científico y exigir salarios justos, hay profesores marginados por insistir en la actualización dialéctica de las curriculas, hay profesores difamados por exigir honestidad y autonomía teórica frente a los intereses, mercantiles o políticos, de algunas escuelas y facultades... pero hay, una corriente en pie de lucha contra eso, con resistencia y con oposición y organización de importancia mayúscula. Corriente que dignifica la lucha diaria.

Hay una lista enorme de urgencias diversas que, amontonadas gracias al olvido, la indiferencia y la corrupción, se vuelve lastre descomunal en la educación para la comunicación. Hay que abrir los libros de los patrones, en todos los sentidos, mirar qué cuentas manejan en lo económico y en lo académico, ver sus “deudas” y sus “inversiones”, sus sueldos y los de todos, ver las tecnologías y las canonjías. Hay que ver las postergaciones y sus razones, los silencios y los corrillos, hay que ver los documentos y los emonumentos. Y hay que ver los contenidos teóricos, las prácticas, los casos concretos, las investigaciones, la experimentación... las publicaciones. A quién sirven, para qué. Abrir los libros en todos los sentidos para ver cómo se reparten los puntos y los ascensos, las vacaciones, las becas, los apoyos didácticos. Cómo se negocian las investigaciones, las citas mutuas, cuántos puntos vale, cuánto vale asistir a congresos, cursos, postgrados... abrir los libros y sacar las cuentas en público y sin concesiones. Bonito lío. Es una lucha añeja.

Esa corriente que recorre las escuelas de comunicación crece cuantitativa y cualitativamente a pesar del neoliberalismo y el posmodernismo, a pesar de los burócratas y los tecnócratas, a pesar de las vanidades y las calamidades. A pesar de los pesares. Es una corriente fresca y digna que no se tragará las extorsiones de los amos. Es una corriente poderosa que avanza, como se debe, mientras consolida su conciencia de clase, su conciencia transformadora, su capacidad de organización y de convocatoria. Es una corriente que entiende el Trabajo, su lugar histórico y sus reivindicaciones supremas. Es una corriente que avanza y arrasa a la hora de debatir y sostener avances sólo de la mano de la ciencia. Es una corriente demoledora y múltiple, de todos y de nadie, de la razón y la pasión por la justicia. Es una corriente directa y poética que abraza el estudio de la comunicación humana con responsabilidad política y científica, que entiende tal comunicación como episodio fundamental y fundante en el tejido de las relaciones sociales y que, por lo tanto, no se limita a estudiar los “medios” sino que avanza a estudiar los modos de producción de la comunicación junto con las relaciones de producción sin olvidar sus condicionantes históricas, económicas y de clase.

Es una corriente que recorre la comunicación humana desde sus orígenes, alcances y perspectivas para diagnosticar todos los males que la deprimen, miserabilizan y alienan. Corriente científica que declara (que no esconde) sus fundamentos teórico-metodológicos, su dialéctica política y su compromiso por transformar el mundo. Y anda por todas partes esta corriente, no sin debates internos, ganando fuerza para los debates definitivos. Anda por todas partes, aquí y allá, incluso donde menos se lo imagina uno, construyendo tesis, antítesis y síntesis para que un buen día, de una vez por todas, al lado de todos los trabajadores del mundo, transformemos la realidad, para siempre y permanentemente, esta vez para bien de todos. Anda esta corriente por todas partes, activa y seductora, ganando adeptos y derrotando ineptos, no diremos lugares ni nombres, no sea la de malas... al fin y al cabo ya todos los conocen.

Miseria de la Enseñanza en Comunicación.

“¿Acaso es libre la prensa degradada a industria? Es innegable que el escritor tiene que ganar con el trabajo de su pluma para existir y escribir, pero jamás existir y escribir para ganar. La primera libertad de la prensa consiste precisamente en no ser una industria... Al escritor que prostituye esa libertad de prensa, convirtiéndola en medio material, le está bien empleada como castigo de esa esclavitud exterior de la censura; o por mejor decir, ya su propia existencia es su castigo”. Marx

Hay que ver en qué estado está la producción de conocimiento en las aulas, verificar si ocurre el acto extraordinariamente complejo de producir, exponer, analizar, enriquecer el conocimiento en colectivo, guiado por un programa científico, docentes militantes de la honestidad teórica y estudiantes en actuación social plena. Verificar la independencia económica y política de la ciencia, su independencia frente a los devaneos mercantiles o sectarios, su rigor y su capacidad de intervención social. Verificar que el acto fundamental de la producción del conocimiento, de manera colectiva, crítica y dialéctica tenga por certeza la mayor pasión por la verdad y la fortaleza de la ciencia al servicio de la libertad humana y de su comunicación no alienada. Verificar que las aulas y los talleres no sean burbujas indiferentes a lo que pasa en las calles, en las fábricas, en las cabezas de los pueblos. Verificar que no ocurran mentiras ni fraudes, es decir que no cobren por lo que no hacen o por lo que hacen mal. Verificar que cuando el trabajo de producir conocimiento en comunicación se cumpla con calidad y utilidad social, se pague un salario justo.

Hoy por hoy educación en materia de “comunicación”, pública o privada, es una mercancía más. Determinada por las leyes del mercado y las necesidades de control burgués sobre las masas, esas escuelas acomodan la teoría y la práctica académicas no para resolver problemas sociales nucleares sino para generar mano de obra útil al modo de producción comunicacional dominante. Las “ciencias de la comunicación”, cuyo rigor suele ser cuestionado, se producen, se venden y se compran como otro artículo cualquiera. Sus productores no son ajenos a la alienación. En las escuelas se reproduce la lucha de clases, hay profesionales del arribismo, de la mentira y de la explotación en contubernio con los burócratas. (y viceversa) Hay docentes, trabajadores, capaces de pelear codo a codo con los estudiantes por una educación emancipadora, científica de verdad y útil contra la alienación. Hay eruditos honestos, catedráticos serios, investigadores comprometidos y especialistas críticos muy diversos, en general mal pagados, maltratados, devaluados... y también hay “catedráticos”, con privilegios, no siempre fáciles de explicar abiertamente, sabelotodo cínicos y recitadores impunes. Algunos son directores. “Tengo que decir que la ideología de la comunicación es una ideología de cínicos. Si usted mira los tratados de Marketing global, observará que los publicistas trabajan solamente para el 20% de la población mundial y que ignoran absolutamente al resto de la humanidad. Es una ruptura tremenda en relación con la ideología progresista que se ha olvidado. El progreso técnico, por el momento y tal como está desarrollándose, sólo aprovechará a aquellas clases medias que están incluidas en el plan de beneficios de la globalización. El gran drama es que la humanidad está aceptando mayoritariamente una ideología que piensa que integrar al 80% de la población mundial es imposible. Eso explica, por otro lado, las rebeliones y estallidos sociales que están surgiendo en muchas partes del mundo. Mucha gente se da cuenta que con este modelo no se puede sino ir hacia atrás.”[3]

Esto significa que se produce lo vendible, que reina un clientelismo hipócrita interesado por los puntos, las opiniones positivas y las colegiaturas antes que por el diagnóstico serio de los problemas y la ruta de las soluciones desde la ciencia. Se vende lo rentable, lo que da beneficio a los dueños o directivos. La industria de la educación en comunicación es una fuente de beneficios, no sólo económicos, directos, cuyo ideal es la “producción masiva de comunicación”, producción rentable para que los llamados “medios de masas”, de “cultura de masas” ganen audiencias, vendan mucho y se vuelvan caballos de Troya ideológicos en todo lugar y a cualquier hora.

Esas escuelas que educan para manipular “medios de masas” sirven en su mayoría para la difusión de la ideología de la clase dominante mediante el adiestramiento de trabajadores útiles a los instrumentos alienantes que, a través de los medios de comunicación, determinan su contenido ideológico. Para esas “escuelas de comunicación”, los medios de masas que importan son, casi exclusivamente, los que pertenecen a los monopolios más grandes y reclaman mano de obra capacitada para difundir, de forma directa o indirecta, sus objetivos de clase, su moral mercantil y sus programas. Son escuelas que venden profesionales sumisos y funcionales a la reproducción y legitimación del sistema. La mayoría de los estudiantes camina al desempleo directamente y casi no hay escuela que se involucre con las preocupaciones laborales de sus alumnos... aunque pongan “bolsas de trabajo”; aunque hagan convenios con los “medios” para que los pupilos, con título y todo, hagan trabajos gratuitos, justamente esos que nadie quiere hacer. “Es para que aprendas” dicen con cinismo, lo que no pudieron enseñar ellos.

En esas escuelas se infiltra permanentemente la doctrina de que la “comunicación” es un instrumento de dominio. Que la comunicación se reduce a los medios porque en los contenidos no se debe intervenir. Se educa para alienar conciencias, se capacita a los productores de los medios para una producción que les es ajena, se les divorcia el pensamiento de la acción. Se les vuelve extraños de su propio esfuerzo para que acepten, por ignorancia o por cualquier razón, resignar su trabajo a la plusvalía que beneficia al patrón. Alienadores alienados. Se vende esta moral con la mayor naturalidad y se hace creer a los alumnos que eso es educación para su beneficio.

Han hecho de la ciencia una payasada mercantil. Se expende palabrería sin rigor y opinología al uso para alabar la ignorancia del jefe en turno. Se ocultan los libros incómodos, las críticas serias, la verdad objetiva y toda posibilidad de transformación radical de la sociedad y de sus medios o modos para producir comunicación no alienada. Se omite la investigación participativa y consensuada, se omite el diagnóstico crítico, el análisis dialéctico de las causas socio-económicas y los efectos superestructurales, se omite la razón y se omite la pasión por la verdad a cualquier costo. A cambio se aplaude la mansedumbre, la desorganización gremial, el efectismo erudito, la saliva hipnótica y culteranismo de los libros propios. Siempre y cuando los alumnos compren. Buen estudiante es el que paga, apuntes, libros, notas...

Se educa para la concentración y monopolización de la producción comunicacional; se educa para el control de los lenguajes de los mass media que deforman la realidad, la vida, las experiencias y deseos más personales y concretos. Se educa alienantemente para la alienación, se capacita para usar la prensa, la radio, la televisión... como “poder”, como un tipo de poder, extensión del poder económico y político del capital, muy “seductor” y muy capaz de alcanzar esa “tierra prometida”, reino de ejecutivos y de publicistas genios, reino de “creativos” y de “lideres de opinión”, reino de periodistas y reino de la farándula toda: la manipulación de conciencias y el incremento de las ventas.

En general no se enseña “comunicación”, se “enseña”, de manera frecuentemente precaria, la manera mercantil de manejar algunos medios y modos de influenciar a las masas para que consuman las mercancías y los valores del capitalismo. Las escuelas burguesas manejadas “industrialmente”, contribuyen a la acumulación del capital y al aseguramiento de capital ideológico. Se educa a los “comunicólogos” como lebreles entrenados para recoger la presa “informativa” o “publicitaria”, se les entrena para traducirlo todo al lenguaje de sus amos, entrenados incluso en universidades y claustros de alta alienación, para ahogar la verdad en saliva mercenaria que exhibe, aunque no lo quiera pero con cinismo triunfal, la médula ideológica de un muerto que deambula en las campiñas de la historia: el capitalismo mismo. Eso si, un muerto farandulero adornado con escándalos, corrupción y oscuridad luminosa, como las pantallas de la tele. Los estudiantes pagan (colegiaturas, humillaciones, extorsiones y pleitesías nada baratas) para que les eduquen así. Información exclusiva de última hora: en los pasillos ciertas universidades deambulan estudiantes victimados por educadores cuya integridad ética no aprueba los exámenes más laxos. Alguien haga algo… no lo celebren. A diestra y siniestra se embauca a los estudiantes con el sueño peregrino de volverlos “comunicadores” famosos. Algunos ensayan en las aulas, y más allá también. Negocio redondo.

Un diagnóstico no apocalíptico.

Vivimos en un período de profundo cambio histórico. Después de cuatro décadas de crecimiento económico sin precedentes, la economía de mercado está alcanzando sus límites. En su amanecer, el capitalismo, a pesar de sus crímenes bárbaros, revolucionó las fuerzas productivas estableciendo así las bases para un nuevo sistema de sociedad. La Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa marcaron un cambio decisivo en el papel histórico del capitalismo. Pasó de ser un medio de desarrollo de las fuerzas productivas a un freno gigantesco del desarrollo económico y social. El período de auge en Occidente entre 1948 y 1973 parecía prometer un nuevo amanecer. Incluso así, sólo se beneficiaron un puñado de países capitalistas desarrollados. Para los dos tercios de la humanidad, que viven en el Tercer Mundo, el panorama era un cuadro de desempleo masivo, pobreza, guerras y explotación en una escala sin precedentes. Este período del capitalismo finalizó con la llamada "crisis del petróleo" de 1973-74. Desde entonces, no han conseguido volver al nivel de crecimiento y empleo que habían logrado en el período de posguerra”. Alan Woods

Los designios de la alienación[4].

Sin un diagnóstico contextuado, amplio y profundo, sobre las implicaciones económicas, culturales y políticas de la educación dominante en materia de “comunicación”... sin oponerle estrategias y tácticas de transformación consensuada, es imposible dar el menor paso hacia la asunción de tareas correctas dirigidas a la emancipación total de los trabajadores, los docentes y los estudiantes de comunicación: La lucha contra la alienación. “Así que, si resaltáramos algunas de las principales características de la época actual, diríamos: supremacía del poder financiero, revolución tecnológica e informática, guerra, destrucción/despoblamiento y reconstrucción/reordenamiento, ataques a los Estados-Nación, la consiguiente redefinición del poder y de la política, el mercado como figura hegemónica que permea todos los aspectos de la vida humana en todas partes, mayor concentración de la riqueza en pocas manos, mayor distribución de la pobreza, aumento de la explotación y del desempleo, millones de personas al destierro, delincuentes que son gobierno, desintegración de territorios. En resumen: globalización fragmentada.[5]

Hoy por hoy:

  1. Los trabajadores de la producción comunicacional (la mayoría, incluidos los docentes y los alumnos) viven bajo condiciones de explotación y alienación aceleradas. Tanto los independientes como los asalariados soportan los estragos del modo de producción y distribución hegemónicos que sólo deparan abandono y depresión. Hay conciencia gremial limitada, poca organización y poca capacitación transformadora por miedo al desempleo y la violencia legalizada.
  2. La concentración monopolica de medios va a galope tendido y las leyes son cada vez más complacientes en la dialéctica económica del Imperialismo. Para hacernos una idea de su dimensión real podemos tomar como ejemplo la News Corporation que tiene más de 130 periódicos, entre ellos el londinense Times, veintidós canales de televisión, cadenas como la estadounidense FOX, productoras de cine, como la Twentieth Century Fox Corporation, editoriales, televisión por cable y un largo etc. Al frente de semejante mastodonte encontramos al conocido y reaccionario Rupert Murdoch, que desde luego sabe elegir a sus redactores: Martín Wolf, en un artículo titulado "EEUU domina, OK" y publicado por Financial Times, opina desinteresadamente, que "...el mundo debe expresar su gratitud por el dominio de Estados Unidos a lo largo del siglo XX". La fusión de la AOL con Time Warner a principios de 2001, a un precio de 103.000 millones de dólares, incluye el mayor proveedor de Internet del planeta; Time Inc., la editora de revistas más grande de USA; Warner Music Group la empresa número uno de música; la productora y distribuidora de películas Warner Brothers; más de 800 canales asociados de televisión por cable, etc.. Y por supuesto a la cabeza de este gigantesco grupo encontramos a otro gran hombre como Ted Turner, padre fundador de la inefable cadena de noticias CNN, un reaccionario incombustible e incondicional defensor del imperialismo USA. Al igual que Murdoch, Ted Turner elige a conciencia a sus redactores: Charles Krauthammer titula con un contundente "América domina, gracias a Dios" un terrorífico ensayo en la revista Time.”[6]
  3. En la practica capitalista, estatal o privada, de la producción, distribución y consumo, habita la censura que tiene en las "industrias del espectáculo" una de sus formas más características. Censura que no sólo sirve para manipular conciencias privándolas de su libertad de información, sino que también es resultado de una lucha por los mercados de consumo producida por la crisis de sobreproducción de imágenes. Es decir la censura es también una forma de impedir la competencia. La producción capitalista de comunicación parte, entre otras cosas, de las siguientes condiciones previas: 1) La concentración sin precedentes del capital en los sectores clave y, al mismo tiempo, la creciente caída de la tasa de beneficios. 2) El consiguiente problema de la valorización del capital y la búsqueda de nuevas inversiones. 3) El desarrollo del sector terciario, de servicios. 4) La eliminación de las fronteras nacionales por necesidades de expansión del capital, aunque, por otro lado, se estén creando continuamente nuevas fronteras y conflictos étnicos. 5) La agudización de las contradicciones del capitalismo, especialmente entre el Norte y el Sur, entre ricos y pobres. 6) La existencia de medios técnicos modernos y conocimientos científicos, eso que se suele englobar en el concepto de "nuevas tecnologías", que permiten el ejercicio unitario del poder económico e ideológico sobre toda la sociedad. 7) Una oferta masiva de mercancías que estimula el consumo como ideal deseable. 8) El progresivo abandono de la idea de lo "público", lo que ha llevado a la marginación de los servicios públicos en cuanto organización y modo de regulación del sistema. 9) El consiguiente proceso de desregulación y privatización, la implantación de criterios de rentabilidad financiera, en vez de criterios de rentabilidad social. 10) La comercialización de todos los aspectos de la vida material y espiritual de los ciudadanos, lo que lleva, necesariamente, a que el producto barato, esto es, el producto indiferenciado, uniforme, determine la producción y los programas. El efecto final de la comercialización es, como se sabe, el entretenimiento con productos fabricados en serie y guarnecidos de reclamos comerciales. 11) Lo que se impone es el valor de cambio de la información y del entretenimiento como mercancía destinada a compensar ilusoriamente las carencias afectivas de la mayoría de la población, y no el valor de uso. 12) La industria de la comunicación y de la conciencia, principal instrumento de dominio y sumisión, se ha convertido en un sector estratégico en lo económico, lo político y lo cultural[7].
  4. Cada vez es más difícil adquirir, alquilar o conseguir prestadas, las herramientas para la producción de obra comunicacional. El costo de tales herramientas y la ausencia casi total de alternativas es también una forma de censura. La distribución y exhibición, están atrapadas por monopolios impagables e impenetrables.
  5. Un cierto clientelismo académico y científico elude el debate y la investigación crítica entre docentes y alumnos frente a los medios y modos de producción. Se incentiva poco o nada el desarrollo de protocolos o estatutos de enseñanza, investigación o creación teórica, hacia una práctica científica desalienante.
  6. La venta de periódicos cae cada año una media del 2% en todo el mundo... ofensiva de los diarios gratuitos. En Francia, en términos de audiencia, 20 Minutes esta ya a la cabeza y cuenta de media con más de dos millones de lectores diarios, muy por delante de Le Parisien (1,7 millones) y otro periódico gratuito, Metro, que leen cada día 1,6 millones de personas. Estas publicaciones captan importantes flujos publicitarios, ya que los anunciantes no distinguen entre el lector que compra su periódico y el que no lo paga. Para hacer frente a esta competencia, algunos rotativos proponen, por un pequeño suplemento en el precio, DVDs, cómics, CDs, libros, atlas, enciclopedias, etc. Esto refuerza la confusión entre información y mercadería, con el riesgo de que los lectores ya no sepan lo que compran. Los periódicos alteran su identidad, desprestigian su nombre y ponen en marcha un engranaje diabólico cuyas consecuencias se ignoran... Internet, que prosigue su fabulosa expansión. Solo durante el primer trimestre de 2004, se crearon más de 4,7 millones de nuevos sitios web. En la actualidad, existen en el mundo unos 70 millones de sitios mientras que la Red cuenta con más de 700 millones de usuarios. Pero esta crisis tiene también causas internas que se deben, principalmente, a la pérdida de credibilidad de la prensa escrita. En primer lugar, porque, cada vez con mayor frecuencia, esta pertenece a grupos industriales que controlan el poder económico y están, a menudo, en connivencia con el poder político. Y también porque la parcialidad, la falta de objetividad, las mentiras, la manipulación e incluso simplemente las falacias van en continuo aumento. Es cierto que nunca hubo una edad de oro de la información, pero estas aberraciones alcanzan ahora a periódicos de prestigio. En Estados Unidos, el caso Jayson Blair, el periodista estrella que falsificaba hechos, plagiaba artículos sacados de Internet e inventaba decenas de historias ha causado un gran perjuicio al New York Times, que a menudo había publicado en primera página sus fabulaciones... A estos desastres, hay que añadir también la asunción por parte de los grandes medios de comunicación transformados en órganos de propaganda, especialmente la cadena Fox News, de las mentiras de la Casa Blanca respecto a Irak... Todos esto casos, así como la alianza cada vez más estrecha con los poderes económico y político, han causado un daño devastador a la credibilidad de los medios de comunicación. Revelan además un inquietante déficit democrático. El periodismo condescendiente se impone, mientras que el periodismo crítico está en retroceso. Incluso nos podríamos preguntar si en la era de la globalización y de los grandes grupos mediáticos, la noción de prensa libre no está en proceso de desaparición... Si relacionamos estas declaraciones con las de Patrick Le Lay, propietario de TF1, sobre la verdadera función de su cadena, gigante de los medios de comunicación franceses –“La función de TF1, declaraba, es ayudar a Coca Cola a vender su producto. Lo que le vendemos a Coca Cola es tiempo disponible de cerebro humano–... Cada vez son más los ciudadanos que se dan cuenta de estos nuevos peligros, que muestran una extremada sensibilidad frente a la manipulación mediática y que parecen convencidos de que, en esta sociedad hipermediatizada, vivimos paradójicamente en un estado de inseguridad informativa. La información prolifera, pero sin ninguna garantía de fiabilidad. Asistimos al triunfo del periodismo de especulación y de espectáculo, en detrimento del periodismo de información. La puesta en escena (el embalaje) se impone sobre la verificación de los hechos...[8]
Escuelas, facultades, institutos... para la alienación.

Academia y académicos.

¿Qué debemos esperar de los profesores ante la realidad concreta que nos envuelve y atraviesa[9]?

Organización, rigor científico, antiburocracia, solidaridad y militancia. Entre otras cosas.

Muchos catedráticos son extorsionados por sus necesidades más elementales y en su inmensa mayoría sufren por desorganizados. Existe cierta vanidad academicista, que es una estupidez por donde se la vea, hace olvidar a muchos profesores su condición de trabajadores con sello de clase. Muchos creen que “queda mal” organizarse para luchar por dignificar su trabajo y el de todos, creen que se pierde seriedad o respeto entre los círculos científicos, si se lo ve en alguna asamblea o una marcha discutiendo temas económicos y políticos de la clase obrera y de su grupo. Y esa vergüenza de clase tiene orígenes remotos con actualizaciones cotidianas. No revelaremos nombres.

Muchos catedráticos pacen en el reino de su vanidad autocomplaciente y cumplen las tareas ideológicas como mercenarios profesionales. Son rigurosos y mienten con astucia, malabarean tres o cuatro silogismos de moda, dominan la opinología del yo, pergeñan libros plagados con citas de intercambio (yo te cito, tu me citas) y ponen todo de sí para fortificar una secta que controla recursos, nombramientos, viáticos... fortalecen su seguro de empleo, y el de sus cuates, gracias a cierta complicidad para la ineficiencia, común. Muchos tienen séquitos de profesores adjuntos, ayudantes... que, por su voluntad o contra ella, han de obedecer pautas “académicas” frecuentemente “incuestionables”, autoritarias, obsoletas o parciales. Y besar la mano de los sabios.

Muchos catedráticos son sistemáticamente arrumbados, Chomsky sabe de eso, y son castigados con el látigo de la indiferencia y de extorsiones disimbolas. Se les trata como apestados, y no obstante el prestigio que muchos de ellos han alcanzado, no falta el degenerado posmoderno que le tira miradas, y calumnias, bajo cualquier matriz ideológica de exclusión, por ejemplo la acusación ingenua de “setetentista”, que supone que las ideas del otro “ya fueron”, que han sido “superadas”. De esas huestes de ignorantes redomados, con cátedras que no pocas veces tienen sus méritos entre las sábanas y entre piernas más que entre los libros, emergen, quizá, las manos que han desaparecido bibliografías enteras de las bibliotecas obligatorias. Mattelart lo sufre, y con él muchos.[10] Manos acusadoras, Torquemada nuevos. Son peligrosos.

Hay profesores que son indispensables gracias a su trabajo tenaz y permanente. Modelan en muchas generaciones los valores y la moral del estudio como una lucha necesaria. Mantienen abiertas las cuentas dialécticas de su propio aprendizaje y ventilan en publico sus ganancias y deudas coherentes. No esconden sus faltantes, ofrecen con generosidad sus hallazgos y no tienen reparos en recoger la crítica como parte de su obra. No se les ve besando la mano de nadie para ganarse publicaciones o años sabáticos. No le piden permiso a nadie para pensar, para opinar ni para intervenir en lo que consideran justo. No se bajan los pantalones para recibir cargos. No tienen miedo, o se camuflan para declarar sus marcos teóricos ni sus definiciones políticas. Son esos trabajadores del conocimiento que contribuyen a fortalecer la certeza de que la verdad es posible y que es de todos, que la ciencia no es propiedad privada de comerciantes del saber y que la ciencia debe servir a la transformación definitiva del mundo. He ahí Adolfo Sánchez Vázquez, ejemplo poderoso e inequívoco para propios y ajenos.

Un profesor debe ser militante de la verdad a toda costa. Un ejemplo de integridad y dignidad. Su trabajo científico no es de poca monta y la dimensión de sus responsabilidades en el campo de la producción y reproducción del conocimiento es enorme... pero insuficiente si no se involucra con la formación ética del estudiante con la propia por garantía. No como un cura que desparrama moralina a la menor provocación sino como un interventor científico y dinámico frente a un universo de problemas que exige estrategias actualizadas para enfrentarlos.

Contra los estereotipos del catedrático “apóstol”, contra los estereotipos del catedrático “iluminado”, “genio”... contra todo guruismo de catedrales mercantiles, contra los sabelotodo pedantes y déspotas, contra los “ilustrados” torturadores psicológicos de estudiantes... contra toda la parafernalia acartonada y museística de las escolásticas más ñoñas... urge una generación de docentes compañeros, docentes solidarios, trabajadores y generosos cuya meta no sea crecer en solitario sino crecer con los otros, desde los otros y para los otros. Docente armado con lo mejor de la ciencia, la ciencia al servicio de la razón y la revolución, la ciencia contra la palabrería y contra la pedantería, la ciencia, pues, para cambiar la vida, transformar el mundo. Ciencia al servicio de todos. Es muy urgente.

La lucha contra la alienación.

“La técnica no puede ser enfrentada a la cultura, ya que constituye su principal instrumento.

Sin técnica no existe cultura. El desarrollo de la técnica impulsa la cultura.

Y la ciencia o la cultura general levantadas sobre la base de la técnica,

constituyen, a su vez, una potente ayuda para el desarrollo posterior de la técnica.

Nos encontramos ante una interacción dialéctica”. L. Trotsky.

Hay escuelas de comunicación, ya sean propiedad privada o públicas, que presentan, agudizados, los signos del autoritarismo totalitario, típicamente fascista: el culto a la personalidad, la mediocridad como logro moral, el culto a la Publicística como la propaganda del sistema, el culto soterrado al nazismo guebeliano, la visión clientelista de la relación enseñanza-aprendizaje, eliminación de los oponentes y saqueo de los sueldos. Todo lo que suene a “crítica” parecería fuera de moda, de mal gusto, para el gusto burgués. No pocos directivos o dueños (a veces son lo mismo) profesan una solidaridad de clase estratégica para la pervivencia del capitalismo, ejercen satisfechos, con mansedumbre, su violencia ideológica en la aulas. Algunos viven orgullosos (o envidiosos), de que un puñado de multimillonarios controlen (con prestigio de jet set) los aparatos mass media de guerra ideológica.

En su historia, breve, las escuelas de comunicación han pintado un paisaje lamentable. Sálvense las excepciones que se pueda. Los resultados hablan por sí. Muchos calumniadores, mentirosos, corruptos de los mass media cuelgan en alguna pared sus títulos de grado y postrado en Comunicación. Uno de sus logros más bendecidos consiste e ser capaces de “criminalizar” todo cuanto hace por su emancipación la clase trabajadora, enemiga natural de los patrones que financian espectáculos de estulticia, decadencia y miseria humana en informativos, reportajes, entrevistas y noticias de “candente actualidad”. Los lebreles de los mass media mueven la cola agradecidos cuando palian su mediocridad con fama farandulera. Ha reinado por ejemplo desde los años 60 la escuela funcionalista, especialmente del difusionismo norteamericano. Ya en el Primer Encuentro Latinoamericano sobre la Enseñanza de la Comunicación en 1978, realizado por la Universidad Autónoma Metropolitana, sede Xochimilco[11], en la ciudad de México, era visible un paisaje epistemológico dominado por los Fucionalistas y los Estructuralistas, sólo en un tercer lugar aparecía la escuela marxista y no pocas veces en sus versiones más edulcoradas o ligtht.

“Las teorías generadas en los setenta, la mayoría en Estados Unidos, dominaban la discusión: Cultivation Theory (original de 1969), Agenda Setting (1972), Social Learning (1973) y Media Dependency (1976) centraban la atención junto a las clásicas discusiones transdisciplinarias marxistas (la cultura como un modo de reproducción ideológica y dominación política) de la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt (Adorno, Horkheimer y Marcuse, entre otros) y los estudios culturales británicos o Escuela de Birmingham (Richard Hoggart, Stuar Hall, Raymond Williams). Ambas, Frankfurt y Birmingham, fueron lecturas muy populares en las aulas latinoamericanas y funcionaron como prólogo a los teóricos de la dependencia. En menor grado, lucían también en el universo discursivo y bibliográfico el positivista Círculo de Viena (Moritz Schlick, Karl Popper, Ludwig Wittgenstein) y el interaccionismo simbólico de la Escuela de Chicago (George Mead, Robert Parker y Charles Morris). Con el riesgo de excluir otras lecturas relevantes, podemos sumar otras antiguas teorías como Mc Luhan’s Sense-extension (1964), Uses and gratifications (1959) y Cybernetics (1948). Los límites eran precisos antes que el digitalismo y la comunicación reinaran entre las ciencias sociales, con su estallido triunfal a finales de los noventa. No es un mal panorama si pensamos que hasta los años treinta del siglo XX las ciencias de la comunicación no existían en ninguna universidad del mundo”[12].

Muchas escuelas se han vuelto domesticadoras de estudiantes que domesticarán a las audiencias. Si los estudiantes pueden ser útiles a los intereses de los patrones dueños o gerentes de escuelas, pasarán fácilmente a formar parte de algún grupo ejecutivo. Siempre y cuando se quede callado y se porte bien, “lo que significa que han de hacer lo posible para que penetren en ellos las creencias y doctrinas que servirán a los intereses de los dueños de la sociedad, de modo que, a menos que puedan ejercer con maestría esta autoformación, no formarán parte de la clase especializada. Así, tenemos un sistema educacional, de carácter privado, dirigido a los hombres responsables, a la clase especializada, que han de ser adoctrinados en profundidad acerca de los valores e intereses del poder real, y del nexo corporativo que este mantiene con el Estado y lo que ello representa. Si pueden conseguirlo, podrán pasar a formar parte de la clase especializada. Al resto del rebaño desconcertado básicamente habrá que distraerlo y hacer que dirija su atención a cualquier otra cosa. Que nadie se meta en líos. Habrá que asegurarse que permanecen todos en su función de espectadores de la acción, liberando su carga de vez en cuando en algún que otro líder de entre los que tienen a su disposición para elegir.”[13]

Pero esa Historia de las Escuelas de Comunicación registra entre otras la atomización sistemática. De hecho los únicos nexos interdisciplinarios que suelen aceptarse son los que convergen con otras formas de atomización. Comenzando por atomizar la del propio proceso de Comunicación y reducirlo a los medios. Así lo que se estudia es la menara de manejar medios para que no ocurra la comunicación o “puesta en común”. El estudio de la relación entre comunicación y lucha de clases brilla por su ausencia y por las excepciones siempre honrosas e insuficientes.

Nadie enseña comunicación ingenuamente.

Algunos males:
  1. Los designios de la globalización neoliberal, con su moral escatológica y triunfalista desde la caída del muro de Berlín, han cruzado de lado a lado les estructuras de las escuelas. No sólo en sus modos de administrase sino es sus curriculas más caras. Un tufo acentuado de tecnócratas engreídos insufla los principios académicos a diestra y siniestra para una pasarela fanática de lo nuevo siempre que sea “ligth”.
  2. Ausencia casi total de estimulo a las habilidades críticas. Es decir qué va primero, qué segundo, qué es primordial, qué aleatorio, qué está de mal, según consensos e intereses de clase, y qué está bien. Terror patológico y acrítico frente a las jerarquías. Palabrería para esconder lo esencial. Fascinación por el show en todos los rincones de la existencia y pasión por la dictadura del raiting.
  3. Zaping académico, zaping metodológico, zaping casuístico, zaping epistemológico... dictadura del zaping.
  4. Todo breve, superfluo, fácil.
  5. Descalificación a ultranza del marxismo.
  6. Imperio de la posmodernidad en el rigor científico, intelectual-cultural; apología del pensamiento único y del “fin de la Historia”. La ciencia no es un arma para resolver problemas, sociales, naturales... sino adiestramiento mercantil para el mercadeo con el know how.
  7. Empirismo desaforado.
  8. Criticismo enfebrecido.
  9. Taylorismo Epistemológico. Para fortalecer la tendencia fuertemente pragmática que ha invadido el campo de la producción de conocimientos en comunicación, se ha generado un taylorismo epistemológico, que formula que para ser más eficientes y competitivos en dicho terreno se debe crear una gran separación especializada en la operación y la producción del conocimiento. Así, en el campo de las ciencias sociales ha surgido "una práctica que apunta a una super especialización en la división del trabajo, ya no sólo entre, sino al interior de cada una de las ciencias sociales[14]
  10. El Conocimiento como Mercancía. La presión de la dinámica del mercado sobre la cultura ha propiciado que en las escuelas de comunicación, el conocimiento especializado se adquiera como una mercancía más que se usa provisionalmente y se desecha como moda cuando aparece otro más novedoso y atractivo; y no como el conjunto de conocimientos que permiten conocer y resolver los problemas presentes. Es decir, hoy día existe una gran inclinación intelectual donde el estudio de la comunicación vale más por su fachada que por su contenido. La forma substituye a la esencia. En este sentido, parece que el conocimiento que se acepta y reproduce en los centros de enseñanza proviene de la dinámica que marcan los intereses del mercado y no por la reflexión científica de la disciplina de la comunicación. Esta tendencia ha desechado no sólo el pensamiento de A. Mattelart de las escuelas de información mexicanas y latinoamericanas, sino también la de otros pensadores muy relevantes para el conocimiento de la comunicación como son el de Herbert Marcuse (99), Paulo Freire (100), Nicos Poulantzas (101), Antonio Gramsci (102) y de continuar esta orientación, es muy probable que en pocos años se deseche a importantes pensadores contemporáneos como Jesús Martín Barbero y Jürgen Habermas.”[15]

¿El medio justifica los fines?

El control que ejerce el capitalismo sobre sus medios estratégicos de comunicación, expresado con claridad humillante a lo largo de la invasión norteamericana contra Irak, evidencia la sumisión con que los mass media glorifican la ideología burguesa. Esa moral de genuflexos que domina el paisaje mediático mundial, penetra en muchas escuelas de comunicación con una doctrina pura de la que beben muchos “catedráticos” en sus misas de difuntos frente al alumnado. No hay rabia, no hay indignación, no hay movilización ni intervención organizada con profesores, investigadores, alumnos para denunciar, para ejercer la comunicación y la protesta por el espectáculo degenerado que los mass media venden a diario como si fuera un triunfo de la civilización occidental.

Las escuelas se transforman en Medios de control ideológico. Las carnicerías televisadas sirven para amaestrar comunicólogos y hacerles saber que son nada y que su destino se reduce a ser trepadores, servidumbre, oportunistas y esclavos de majaderías iguales, o peores, a las que nos transmiten en vivo y a todo color desde el Golfo Pérsico, Yugoslavia o Afganistán. Eso si, hay una demagogia que no falla con su hipocresía cretina cuando se pregona a cuatro vientos “asumen como su declaración de principios la defensa de la objetividad, la veracidad y el contenido democrático en la información que emiten. Así, El País es el "Diario independiente de la mañana", La Razón un "Diario independiente de información general", o TVE "La televisión de todos". Pero tanto empeño en demostrarnos imparcialidad y libertad de expresión no pretende más que esconder subjetividad y un punto de vista marcado por el interés, un marcadísimo interés de clase. Vivimos en una sociedad divida en clases con intereses contrapuestos, lo cual no deja lugar a la neutralidad. Al igual que este periódico obrero pone en su encabezamiento "Voz marxista de los trabajadores y la juventud", lo cual indica nuestro interés de clase, que lejos de esconder esgrimimos con auténtico orgullo, la prensa burguesa, debería llevar el subtítulo "Voz capitalista de los empresarios, banqueros y poderosos en general”[16].

Educarse es un trabajo.[17] Se trata de una lucha de las ideas.

Me parece que los estudiantes están ahora suficientemente despiertos a medias para tratar y despertar a sus hermanos trabajadores. Si no transmites tu propia conciencia, ésta vuelve a cerrarse. De ahí la necesidad básica de que los estudiantes se mezclen con los trabajadores y los convenzan de que no están hablando mamarrachadas. Y desde luego es difícil saber lo que piensan realmente los trabajadores porque en todo caso la prensa capitalista siempre se limita a citar a portavoces como Vic Feather*. [Nota del editor: Vic Feather 1908-76, fue Secretario General del TUC

(Unión de los sindicatos británicos) de 1969 a 1973][18]John Lennon

Hay que romper con toda idea romántica sobre la “educación”, romper con todo idealismo. La educación por sí misma nada resuelve. No dejar que el mercado de los títulos universitarios nos hipnotice con ilusiones de trapecista artrítico. En un mundo donde sólo hay lugar para la mitad de la población porque una mitad vive bajo la línea de la pobreza, bajo condiciones de insalubridad, hambre, desnudez, falta de vivienda y desempleo... en un mundo así es obsceno hacer creer que comprándose una carrera universitaria se logrará el éxito personal y el ascenso social. “Fama”, “sex appeal”, “propiedades” y “respeto”. Es pornográfico.

Estudiar, bien visto, es librar una batalla, una lucha de ideas donde es imprescindible tener conciencia de la fortaleza propia real (que siempre es social) y las fortalezas del contrincante. Implica fortaleza para elegir, para profundizar, para contribuir. Toda teoría y ciencia comportan y ofrecen una lucha por el significado y ningún autor es indiferente a esta premisa. Detrás de cada afirmación teórica está una posición política, un conjunto de certezas y de dudas obedientes a una manera específica de comprender el mundo sus problemas y sus soluciones. Hay autores que luchan con sus ideas para cambiar lo que entienden como injusticias, errores o desviaciones y hay autores que están muy contentos con el mundo tal cual se ofrece. También los hay intermedios e intermediarios, ambiguos, anodinos, eclécticos, estos son los peores.

Estudiar, analizar e incluso denunciar, sin una acción consciente, científica, para transformar la realidad, hacia una realidad mejor para toda la humanidad, es trabajo insuficiente. A la larga muchas escuelas terminan convertidas en muladares para desplantes contemplativos y estériles. Hay estudiantes y profesores a quienes nada les importa la realidad socio económica y cultural, plena de calamidades, que aqueja a la humanidad. Contra esas posiciones es urgente un debate definitivo... definitorio.

En la historia de las escuelas de comunicación la actitud práctica que éstas adoptan, frente al poder de los medios de comunicación burgueses, por ejemplo, deja mucho que desear porque dimana una actitud complaciente y no pocas veces cómplice de las peores calamidades pergeñadas por los mass media. El tamaño del problema haría esperar, bajo un lógica no mercenaria, el desarrollo de investigaciones, producciones e intervenciones científicas basadas en el apoyo a las mejores causas desalienantes de los trabajadores, con independencia semántica total, frente al estado burgués y tratando de construir medio, modos y relaciones de producción en comunicación armada con el método de análisis científico capaz de presentar un batalla seria y firme contra la ideología de la burguesía. No estaría mal. “No creo que estudiar comunicación sea una moda, no creo que tenga que ver ya con esa fantasía mediática de nuestros chavos, de incorporarse a los espejismos, de la frivolidad del mundo mediático, estudiar comunicación tiene que ver con estudiar el centro mismo de la conjunción social contemporánea, la comunicación esta en el centro, en el nodo de la construcción social de la realidad , repito, estudiar comunicación es pertinente, la comunicación como campo académico esta preñada de sentidos, de trascendencia, de lo que se trata es ponernos a discutir en todos los espacios académicos posibles sobre el futuro y el horizonte de esta maravillosa profesión...”Jorge Mirabal Martínez, Presidente Nacional del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación”[19]

Para eso los estudiantes deben dejar de ser conejillos de indias o mano de obra gratuita. Los estudiantes deben abandonar ese rol insultante que se les asigna, en muchas cátedras, y donde se les inhabilita para pensar. Muchos payasos disfrazados de docentes sostienen que el alumno “no está para pensar sino para aprender” lo que alguna vaca sagrada pergeñó para iluminarnos. Los estudiantes deben asumir un papel interventor y transformador de su propia educación oponiéndose al viejo estereotipo del ignorante dócil que asimila acríticamente cuanto se le inocule. Y le cobran por eso, claro.

El estudiante bien puede negarse a seguir reproduciendo las relaciones obrero-patronales en el aula, renunciar a ser extorsionado con calificaciones, burlas o descalificaciones impunemente. El estudiante bien puede tomar en sus manos una parte importante del proceso de construcción del conocimiento, que no es de su propiedad privada, que no será para su uso y beneficio exclusivo y que tiene, por razón suprema, que ser útil concretamente para terminar con la miseria, la corrupción, la mentira y el poder de cualquier forma de explotación y alienación.

Los estudiantes, un buen día de estos, podrían tomarse el trabajo de dejar de creerse esa fanfarronada demagógica que los pinta como la “estrella” de la película... que se merecen todo porque son clientes y pagan, que se merecen impunidad porque son ingeniosos para regatear calificaciones y enriquecer sus holgazanerías. Que son muy vivos porque copian en los exámenes o falsifican trabajos. Bien harían los estudiantes si renunciaran a ese estereotipo barato con que se vicia su juventud, que les vicia desde la juventud, cuando se convierten en traficantes de exámenes, apuntes, lambisconerías y prostitución de índole diversa. Bien harían si rompieran con las mafias y las sectas burocráticas, disfrazadas de estudiantes, que los usan, muchas sin programa concreto de transformación integral de las universidades, sin plan de lucha desde y con las bases, sin militancia y si con privilegios para los elegidos, tráfico de influencias, técnicas de espionaje, control y cuadros de mercenarios represores de todo tipo y todas las edades. Hay que ver cuánto cuesta a la UNAM mantener a sus huestes de “porros”[20], por ejemplo. Surgidos desde los años 50’s y sostenidos hasta el día de hoy gracias al financiamiento que reciben, los porros son grupos de choque, una especie de organizaciones paramilitares usadas por distintos grupos de poder, dentro y fuera de las instituciones educativas, para sembrar el miedo y evitar la organización y la lucha estudiantil, pero también para ajustar cuentas entre ellos, para fortalecer sus campañas políticas y disputarse el control de los puestos de gobierno, así como el manejo del presupuesto.”[21]

Bien harían los estudiantes si denunciaran y combatieran democráticamente todo lo que los obliga a ser dóciles y memoriosos, denunciar todo lo que les resta derecho a la inteligencia crítica y creadora. Bien harían si no fuesen autocomplacientes, si fuesen autocríticos y si se organizaran mejor para la lucha. Al lado de los trabajadores todos. Bien harían si pudieran revolucionar el estudio y la enseñanza ayudándose por quienes están de su lado y no sólo quieren “usarlos y egresarlos”. Directo al desempleo con boleto sólo de ida.

Estudiar es un trabajo arduo que forma parte de un proceso largo y muy complejo. Trabajo que da satisfacciones y descalabros, unos más que otros. Hay estudiantes que son un gran ejemplo para todos los estudiantes, hay que verlos en el Consejo General de Huelga de la UNAM, hay que verlos, imitarlos y ayudarlos. Aunque la policía los persiga y encarcele, aunque la prensa de los comunicólogos más indignos los difamen, criminalicen y satanicen... aunque pocos lo entiendan, hay que sostener, ampliar y profundizar la lucha, su lucha que es inexcusablemente nuestra, de todos, pues. “Los estudiantes hicimos lo propio. Sacamos miles de brigadas que nos lanzamos a las calles, a los camiones, a los mercados, al brigadeo casa por casa, para informar de los verdaderos objetivos de nuestra lucha, de la importancia de mantener la Universidad abierta a los hijos de los trabajadores, de la necesidad de la huelga y del apoyo indispensable de todo el pueblo para triunfar. Con volantes y carteles contrarrestamos la campaña de los medios de comunicación, cada espacio era propicio para discutir y para convencer. Rápidamente el CGH se rodeó del apoyo del pueblo, de la solidaridad de las organizaciones sociales, logramos agrupar de nuestro lado a una amplia franja de la población: a los de abajo. Eran ellos los que, con su cooperación y participación, sostenían a la huelga dando la pelea. Desde entonces se estableció la más importante barricada que defendió a la universidad en huelga, la que hizo realidad una resistencia tan larga y difícil contra todo el aparato del Estado: la barricada del apoyo popular.”[22]

Y he aquí un ejemplo muy claro de cuánto pueden contribuir los estudiantes a cambiar, mejorar, el modo y los medios para la educación, no sólo la propia, no sólo para “su santo”. Ejemplo de cómo los estudiantes pueden entender la educación no como un logro de su “propiedad privada”, no como un halago para los papis, no como un coarta para agarrar chamba, curro, laburo.... Ejemplo de cómo se pone en pie de solidaridad el aporte de los docentes y no docentes integrados a la lucha de los estudiantes y viceversa, en una conjunción magnífica que, cuando encuentre cauce y soldadura con los movimientos obreros más avanzados, se verá, se verán entre ellos, como lo mismo, como una unidad indisoluble y poderosa que camina, hace mucho tiempo, hacia un mismo fin que somos todos nosotros, esa vez libres, desalineados y sin explotación.

Numeralia de la Enseñañza en Comunicación.

  1. “...Felafacs[23] revela que existen más de mil Facultades, Escuelas y/o Programas de Comunicación en América Latina. Un estudio reciente culminado por la Federación latinoamericana de Facultades de comunicación social (Felafacs), basado en la información proporcionada por sus Asociaciones nacionales y Facultades afiliadas en 21 países, revela que al 30 de abril del 2005, el número actual de Facultades, Escuelas y/o Programas de Comunicación pertenecientes a Universidades de América Latina, alcanza ya la suma de 1,026 unidades académicas. Hoy encabezan la lista Brasil en el primer lugar con 348 y México en el segundo con 321 unidades académicas, lo que significa que entre ambos países concentran el 65.20% del total de las Escuelas latinoamericanas”.
  2. “...México, en nuestro país se pudo identificar: - 817 universidades e instituciones de educación superior. - 107 instituciones de educación superior que ofrecen la carrera de comunicación. - 142 escuelas o carreras de comunicación en el nivel de licenciatura...- De este total de escuelas, 115 corresponden a instituciones privadas y 29 a instituciones públicas. - Todas ellas equivalen al 17.65% respecto al total de universidades e instituciones de educación superior a nivel nacional - De este conjunto de instituciones, si utilizamos la regionalización que hace el CONEICC, 45 escuelas se ubican en la vocalía del Valle de México, 31 en la Golfo Sureste, 29 en la Centro Occidente, 27 en la Noreste y 17 en la Noroeste. - En total se analizaron 105 documentos que corresponden a 102 escuelas de comunicación, restando por estudiar 40 escuelas, de las cuales no se pudo encontrar ningún tipo de referencia o de documentación en la SEP, ANUIES o CONEICC - 31 diferentes tipos de denominaciones para las carreras de comuni cación; siendo la más frecuente la de Ciencias de la Comunicación, y seguida por las de Comunicación, Ciencias y Técnicas de la Comunicación y la de Periodismo[24].
  3. Somos 372 escuelas de comunicación en el país. 75,000 estudiantes de comunicación en México...[25]
  4. Se observó que hay más conexiones y por lo tanto usuarios de la Internet sólo en Manhattan que en todo el continente africano. A cien años después de la invención del teléfono, más del 50% de la población del mundo todavía no tiene acceso a un teléfono. Otra actividad belicosa del gobierno de los Estados Unidos fue tratada en las discusiones sobre las transmisiones ilegales de la radio y de TV Martí. Actualmente, un avión que anualmente cuesta aproximadamente $59 millones transmite 2.200 horas de programación por semana. Esto es una violación del espacio aéreo cubano. También se observó que esta política EEUU de transmitir a Cuba comenzó pocos años después del triunfo de la revolución en enero de 1959[26].
  5. Según la UNESCO hay 1,350 millones de televisores . En 70 años se multiplicó de manera desigual y combinada. Hasta hace pocos años en Asia había 176 televisores por cada mil personas, en África 60, mientras que en Europa 446. En América Latina y el Caribe el promedio ha sido de 205 televisores por cada mil personas. Según UNESCO en Guatemala, en 1997, había 61 televisores por cada mil habitantes, en Nicaragua 68; Argentina, 223; Bolivia, 116; Brasil, 223; Chile, 215; Colombia, 115; Cuba, 239; México, 272; Perú, 126; Uruguay, 239 y Venezuela, 180. En Estados Unidos 806 televisores por cada mil habitantes. En Francia 595 televisores, Alemania 567, España 409 y Reino Unido 521 por cada mil habitantes. En 1995, alrededor de 900 mil televisores en todo el mundo, es decir un receptor cada 6.8 personas. Hacia 1995 y 1996 en USA, 806 televisores por cada mil habitantes; en Canadá, 709 y en Japón, 700. En Gambia solo había 2, en Nepal y en Etiopía, 4. En Haití 4, Honduras 80, Venezuela 180, Cuba 199, El Salvador, 250, Chile 277, Brasil 289, Argentina 345. México tenía 193 televisores por cada mil habitantes. En 2010 habrá 2 mil millones de televisores y 5 mil millones en 2025.[27]
  6. En 1985 había ya en los países en desarrollo 570 millones de personas que poseían un televisor en sus casas. En 1991, esta cifra casi se había duplicado (1.120 millones, es decir, la población total de los países industrializados). Durante esos seis años, el número de televisores aumentó el 12% anual -lo que representa 134 millones de nuevos propietarios- seis veces más que el ritmo de crecimiento de la población.[28]
  7. Las telecomunicaciones experimentan crecimientos del 6%. Los ingresos mundiales en el mercado de las telecomunicaciones están creciendo un 6% anual y aumentarán del billón de dólares correspondiente a este año hasta alcanzar un valor de 1,3 billones en el año 2007, según un informe que será publicado la próxima semana por la consultora Pyramid Research. Se trata de una tasa bastante saludable, en opinión de la firma, superior a la registrada por la industria de la energía en Estados Unidos, así como la correspondiente a la mayoría de los segmentos del sector de la fabricación, la sanidad y el transporte durante los pasados diez años. De cualquier modo, según el análisis de Pyramid Research, las conexiones crecen a un ritmo más acelerado que los ingresos, lo que indica que los ingresos medios por usuario han disminuido y seguirán haciéndolo, según la consultora, durante los próximos cinco años, reduciendo los márgenes de los operadores. Las conexiones móviles aumentan en un 9% anual, mientras que las conexiones de banda ancha lo hacen en un 25%. Los porcentajes varían considerablemente en las diversas zonas del Globo. En los mercados emergentes el ritmo de crecimiento es hasta tres veces superior que en los mercados ya desarrollados (un 12% frente a un 4%). Por ello, el análisis recomienda a los suministradores dirigir sus esfuerzos a estas zonas de alto potencial, entre las que destacan China, India y Rusia. La pronunciada variación de la tasa de crecimiento por regiones supondrá que el gasto global en telecomunicaciones seguirá en 2007 patrones muy diferentes a los manifestados en 1999. Así, hace dos años, Norteamérica generaba un 36% de los ingresos, Europa Occidental un 29% y Asia-Pacífico un 23%. En contraste, en 2007, ésta última zona se habrá convertido en el mayor mercado, aportando un 35% de los ingresos; por su parte, Norteamérica y Europa Occidental verán reducido su peso en el total del mercado a un 30 y un 19% respectivamente. Europa Central y Europa del Este casi duplicarán su participación, pasando de un 3% en 1999 a un 5% en 2007. El estudio, que será presentado con el título “Worldwide Telecoms Revenue Forecast and Analysis 2002-2007” analiza la situación y previsible evolución del mercado en 85 países. De Comunicaciones World.[29]
  8. La población en América Latina es de casi 500 millones de habitantes, cifra que casi dobla a la de la población en los EE.UU. Sin embargo, su renta media per capita es siete veces inferior a la de los EE.UU y cinco veces inferior a la de la Unión Europea. Los ingresos de la Industria del Entretenimiento en Latino América (TV abierta, TV de pago, cine y vídeo) son seis veces superiores a los ingresos en EE.UU y tres veces superiores a la UE. Si comparamos lo que representa esta Industria como participación en el PIB, vemos que en EE.UU representa un 2,7%, mientras que en América Latina representa sólo un 0,71%. En 1997, la facturación de la Industria de la región fue de 17,210 millones de dólares. El 51,1% de esta cifra corresponde a la inversión publicitaria en TV abierta; el 31% corresponde a ingresos de la TV de pago y el 17% restante a cine y vídeo. Se espera que para el año 2000, el número de abonados a los distintos sistemas de TV de pago de la región, actualmente de 14 millones, alcance los 17 millones. En 1997 Latinoamérica importó y pagó derechos por la compra de productos audiovisuales por el valor de 2,500 millones de dólares. Esta cifra representa el 14,5% de los ingresos totales de la Industria. Así por ejemplo en Argentina la compra de señales internacionales por parte de los distintos operadores de cable, representa el 72% del total de las importaciones y en Chile, esta cifra se sitúa en el 47%. Si se analiza la compra de señales por países de origen, se observa que casi el 95% corresponde a los canales programados por las principales compañías norteamericanas de TV de pago de la región, como HBO, Olé, FOX, CNN, Discovery, MTV entre otros. Esto se explica en términos relativos, por la baja producción propia y el sobredimensionamiento del mercado televisivo de derechos, lo que explica los altos precios relativos pagados en el mercado español. Por mercado de origen, las importaciones de programas proceden en un 77% del mercado norteamericano. El principal rival de este mercado es EE.UU, que mantiene el dominio absoluto de los mercados internacionales, en todos los sectores de la industria. La mayor parte de las exportaciones Latinoamericanas corresponde a los programas de TV, le sieguen las ventas internacionales de señales. Los programas para TV son el principal producto de exportación de la región. Cinco empresas venden casi el 90% de los programas. Esta son, por orden de importancia, Televisa, Rede Globo, Venevisión, Radio Caracas TV y RTVE. Las ventas de Televisa a su vez representan casi 50% del total. En 1997 la exportación de señales para su emisión por cable y/o satélite por parte de empresas Latinoamericanas se situó en 17 millones de dólares y representó el 7% de las ventas internacionales de la industria. Tres países concentran el 90% de la venta de señales. Por orden de importancia estas son México, Argentina y España. Las señales de Televisa están presentes en la mayoría de los sistemas de TV de pago de la región. Argentina, ha desarrollado señales competitivas que se pueden ver en países fronterizos. Para EE.UU, el principal exportador de programas a escala mundial, el idioma parece que no ha sido un obstáculo. El desarrollo de las industrias televisivas locales, no sólo ha posibilitado la producción y programación de señales propias para el mercado domestico, sino que ha iniciado con éxito el proceso de comercialización de éstas en los mercados internacionales. En Brasil, las facturaciones de la TV han llegado al 60% del total de las inversiones en publicidad del año 1997, después de que los medios de comunicación impresa experimentaran un crecimiento pasajero durante 1995, cuando las facturaciones alcanzaron un récord histórico de un 28%. Esta recesión en Brasil, que también se ha apreciado en la mayoría de los países Latinoamericanos, resulta fácil de explicar. Esto se traduce a que a principios del milenio las redes de TV Mexicanas obtendrán unos beneficios brutos de casi 9,000millones de dólares USA, mientras que los gastos publicitarios de TV permanecerán en su proporción actual de un 50% de las inversiones totales.[30]

Educación en Comunicación ¿Hacia dónde?

En los años recientes, la crisis de la ideología burguesa se ha expresado, entre otras cosas, por un desplazamiento general hacia el idealismo, el misticismo y la superstición”. Allan Woods

¿Será mucho pedir? Un programa de educación no alienante en Comunicación capaz de definir, sin eufemismos, el papel de la comunicación y de sus medios hacia la emancipación definitiva y permanente de la humanidad. Un programa de educación en comunicación capaz de construir dialécticamente un diagnóstico, cuantitativo y cualitativo, capaz de orientar de lo general a lo particular y viceversa, la selección y precisión de los objetos de estudio prioritarios en cada ciencia. Programa capaz de consensuar y movilizar todo cuanto sea necesario para terminar de una vez por todas con aquello que frena el desarrollo igualitario de la humanidad. Bajo las circunstancias actuales y los recursos actuales.

¿Será mucho pedir? Un programa en el que la producción de conocimiento tenga por premisa también la crítica de ese conocimiento. Critica sobre sus fuentes, sus repeticiones y sus realizaciones. El pensamiento crítico como arma de construcción en todos sus sentidos. El pensamiento crítico como ejercicio creador hacia una ciencia libre, sin mordazas y sin sectas. El pensamiento crítico como herramienta de transformación creadora en acción directa contra toda calamidad, injusticia, abuso, robo, mentira o alienación que mientras es para unos dolor, ignorancia, engaño... para otros es negocio, privilegio, placer, imperio.

¿Será mucho pedir? Un programa educativo en Comunicación capaz de poner en común los objetivos supremos de una comunidad científica crítica que incluye a todos los que aportan trabajo desde los estudiantes hasta los trabajadores administrativos. Un programa que no repita los valores decadentes de una sociedad enferma de injusticia, exclusión, guerras imperiales, saqueo y explotación. Un programa que fortalezca el desarrollo de personas libres y no mano de obra ignorante y dócil.

¿Será mucho pedir? Un programa de educación en Comunicación no dispuesto a devaneos con payasadas ni palabrerías de burócratas que ponga en claro de qué recursos dispone para desarrollar investigación crítica y participativa, investigación como acción directa sobre problemas concretos, sin egolatría de jergas oscurantistas[31], sin trampas estadísticas para esconder los datos crudos, sin promesas ocultas de becas o cargos ulteriores, sin compromisos de complacencia con algún gurú que devuelve buenas recomendaciones... en fin Investigación científica para intervenir objetivamente sobre la realidad y aportar respuestas, o propuestas, concretas a tareas concretas en marcha o por emprender. Investigación científica para ayudar a los que hacen algo, honestamente, por terminar con el imperio de necedades que nos impone una manga de ignorantes con poder de prensa, de armas, de impunidad. Una investigación científica capaz de decir con verdad convencida la verdad. O sea !ya basta!

¿Será mucho pedir? Un programa científico en Comunicación debe ser capaz de prever la necesidad de transformar consensualmente sus curriculas y garantizar tal transformación dialéctica de manera explícita y sistematizada. Para evitar que unos cuantos genios, una noche de fiebre genia o de negociación marsupial, se levanten con cátedras nuevas financiadas por mecenas extraterrestres para capacitar alumnos rumbo a las arcas de alguna empresita o empresota mass media, de gobierno o de candidato político vivaz. De esos que gustan de convocar a estudiantes para otorgarles fogueo. Gratis claro.

Comunicación y sus definiciones inconclusas

“La comunicación ya no es sólo los medios, el campo de la comunicación

abarca todos los intersticios de la sociedad...” Armand Mattelart[32]

Se ha impregnado el concepto Comunicación[33] con tantos significados que la sola pretensión de delimitar su semántica conlleva peligros, trampas y exigencias que uno ha de cursar bien pertrechado para no ser víctima de ambigüedades, omisiones o degeneraciones. La Comunicación es una actividad social consustancial al desarrollo humano, determinada histórica, política y económicamente. La Comunicación es un hacer de los seres humanos, que sólo puede ser en colectivo y que expresa el estado (calamitoso o venturoso) que guarda la comunidad humana en un lugar y tiempo específicos. Es un hacer, en movimiento, que se mueve incesantemente. Un proceso social necesario. Una categoría.

Hay algo esencial en la Comunicación que no resuelve la transmisión (simple o compleja, nítida o sucia, de signos, códigos, señales...); algo que no se actualiza con el intercambio (de información o de cualquier cosa); algo que ningún “medio” completa por sí mismo. Es un proceso complejo material y dinámico, producto de las necesidades y la inteligencia, que crea, transmite y recibe información no linealmente en una red con desafíos cuantitativos y cualitativos, muy precisos y siempre en tensión y lucha, para lograr la movilización dialéctica de los grupos. La Comunicación es un hacer social para movilizarse que requiere coincidencia, asunción de riesgos, superación de problemas, programa y evaluación permanente. Un proceso in atomizable. Comunicarse es un trabajo y el Trabajo mismo es Comunicación.

Habría que crear un modelo de “representación”, no reduccionista, capaz de “hacer visible” el proceso de la Comunicación, la puesta en común que en sociedad los individuos “tejen dinámicamente” valiéndose de cuanto medio tienen a su alcance, para expresar ideas, emociones, miedos, alegrías, certezas, saberes... a veces en simultáneo otras disociados, bajo una economía del intercambios que siempre está sujeta al avance de la tecnología, a la libertad para emplearla y a las exigencias que se interrelacionan para fijar calidad y claridad en la comunicación frente a problemas de índole muy diversa. Habría que crear un modelo de representación que, además, sea capaz de mostrar la complejidad de los “flujos” comunicacionales, sus simultaneidades, contrariedades, disonancias, arritmias... sus “ruidos” sus “pertinencias”, sus azares y su poesía siempre con una lupa nítida que deje mirar la influencia de la lucha de clases en semejante proceso descomunal, desigual y combinado. Nada en la Comunicación es lineal, pues.

Habría que crear un modelo de “representación” que deje ver y sentir, en lo ancho y lo profundo, de qué maneras extraordinarias esa “red” viva, crece, se perfecciona, avanza, retrocede, acierta y falla sin dejar de mantener el contacto asimétrico por un lado, desgarrador por otro, vergonzoso y real, entre todos los elementos que sobre, debajo, en medio de semejante “red” luchan por una vida digna, justa... feliz. Con todos los significados que eso comporta históricamente y dado que se trata de una “red” que se extiende y se retuerce de maneras muy complejas, a veces caóticas, a lo largo del tiempo.

Desde luego que estudiar la Comunicación su riqueza y hondura complejas requiere estudiar sus “mensajes” y sus “medios”, las tácticas para discursar con ellos, los modos de producirlos y las relaciones de producción. Estudiar los medios como artefactos y los mensajes como luchas semióticas. Estudiar el régimen de narración y el régimen de propiedad. Dónde ocurre la Comunicación, cómo, por qué, en virtud de qué condiciones y dónde simplemente no ocurre porque no interesa, no conviene o no es negocio.

Estudiar la comunicación para que sea posible en su dimensión más libre y más fértil, estudiarla y practicarla en sus disciplinas más variadas y movilizantes, estudiarla a fondo y en sus trasfondos, ala vista de todos, con la concurrencia de todos bajo la sanción de todos. Estudiarla para resolver sus problemas, para intervenir en ella, para ser creador y usuario, artífice y beneficiario. Estudiar la manera de poner en común los medios y modos para resolver los problemas comunes, los faltantes y las calamidades de la comunidad, los desafíos y el futuro que en común queremos. Libres, desalineados y felices. Hacer comunicación, pues.

No es fácil enseñar, y menos practicar, la comunicación. Eso incluye la comunicación en las aulas. Producir Comunicación, poner en común, es uno de los trances más arduos e infrecuentes de las relaciones humanas bajo las condiciones actuales. Falta organización y falta capacidad de suma aunque, desde luego, hay voluntades magníficas con experiencias puntales. Falta esa organización que ponga puntos sólidos de coincidencia y avance de inmediato hacia la defensa de los mejores logros en las luchas sociales. Falta organización que ponga en común las tareas de comunicación, sin autoritarismos ni absolutismos, sin aristocracia y sin burocracia. Organización con base social y revolucionaria donde se construyan acuerdos y se sumen las fuerzas, que son muchas, que las hay pero dispersas, que no tienen diferencias sustanciales y pueden tener coincidencias fundamentales. Desde Chiapas hasta Johannesburgo, desde Caracas hasta Pakistán, de un lado a otro están ahí los compañeros que producen páginas de Internet, documentales, intervenciones callejeras, periódicos impresos, programas radiofónicos, televisoras barriales, correos electrónicos… miles y miles de voluntades que ya están en marcha, que saben bien, y bien que saben, lo que hay que hacer, debatiéndose, no pocas veces en solitario, sobre cómo sostenerse y como ensanchar y profundizar sus luchas y sueños. La Comunicación. Paradójica y acaso patéticamente, muchos piensan, hacen y sueñan cosas muy similares. Acaso el peor enemigo de esa fuerza sea la atomzación ultra que bien puede ser hermana de la intolerancia y el sectarismo. Veneno puro donde florece muy linda la explotación y la impunidad. ¿Qué nos falta para trabar tareas de comunicación creativas y poderosas unidas contra la miseria que nos ahoga? Si los explotados somos mayoría. ¿Qué nos falta para caminar juntos aun con nuestros debates, qué nos falta para derrotar al circo de mentiras “informativas”, y a sus patrocinadores, que no son otra cosa más que barbarie cultural desatada en la ruta de la destrucción de toda fuerza productiva, fuerza creativa, fuerza comunicativa… la fuerza nuestra que, pese a todo, ignoramos tanto?. ¿Qué nos falta, a caso comunicación?



[1] “Prometeo, un dios, un Titán que puede enfrentarse a los dioses en un plano distinto al de los héroes ...la gloria de Prometeo está en ese amor suyo a los humanos que le ha llevado a ofrecerles el fuego, la esperanza y las técnicas... será la modernidad la que afronte fascinada la aventura de la emancipación humana, encontrando en Prometeo el símbolo de una Humanidad que, sin embargo, no aceptará el castigo amarrada a las rocas del Cáucaso por su trasgresión de la voluntad divina, sino que se rebelará y recordará que, en una de las versiones, Heracles, victorioso de sus trabajos, atraviesa al águila de Zeus con su flecha y libera a Prometeo...Prometeo arranca a los hombres de su tiempo de la ignorancia, los refina gracias a las ciencias y a las artes y los eleva hasta la moralidad... Marx decía que Prometeo debía ser el primer santo de un santoral laico”. EL MITO DE PROMETEO: FUNDACIÓN Y QUIEBRA DE LO HUMANO Manuel Ángel VÁZQUEZ MEDEL Universidad de Sevilla: http://www.cica.es/aliens/gittcus/promet.html

[2] Léase: Carreras de comunicación, Diseño gráfico, medios audiovisuales, periodismo... es decir formatos educativos similares conexos, periféricos etc.

[3] Armand Mattelart “Democracia y Comunicación” http://www.inisoc.org/mattelar.htm

[4] Es la transformación, debida a condiciones históricas, de los productos de la actividad humana y de la sociedad (productos del trabajo, dinero, relaciones sociales), así como las propiedades y aptitudes del hombre, en algo independiente de ellos mismos y que domina sobre ellos... Marx relaciona la alienación con la existencia de la propiedad privada y de la división del trabajo. La alienación abarca toda la actividad humana, pues cada tipo de dicha actividad se convierte en monopolio de un grupo aislado de personas, cuyo hacer es extraño a todos los demás miembros de la sociedad. Pero Marx investiga, sobre todo, la alienación del trabajo y fundamenta en ella todas las demás formas de alienación, incluidas las ideológicas, lo que permite comprender la conciencia deformada y falsa como resultado de las contradicciones de la vida real. De este modo estableció Marx la dependencia de la teoría respecto a la práctica. El descubrimiento de la alienación de trabajo permitió a Marx proponer los caminos para eliminarla: liquidar la propiedad capitalista. La alienación es un fenómeno ideológico que transforma los fenómenos y relaciones en algo distinto de lo que en realidad son, que deforma en la conciencia de los individuos sus auténticas relaciones de vida, crea una visión equivocada de la realidad, pero sobre todo de uno mismo y del lugar que verdaderamente ocupa en la sociedad: las relaciones de los obreros con los que no lo son, las relaciones de unos y otros con el trabajo y con los productos del mismo, el carácter real de las relaciones sociales, el imperio de las fuerzas inhumanas en la sociedad, la degradación moral y física del obrero, etc. En sus obras clásicas de las décadas de 1850 y 1860, Marx sustituye la categoría de alienación, que figuraba en sus primeros trabajos, por todo un sistema de conceptos, entre los cuales la alienación también aparece como característica concreta de las relaciones de producción del capitalismo. http://literal.ernor21.com/diccion/aa.htm#alienacion

[5] Sub Comandante Marcos Oxímoron http://www.ezln.org/documentos/2000/20000400.es.htm.

[6] Bárbara Areal: http://www.elmilitante.org/elmilt154/medi_154.htm

[7] Vicente Romano Producción capitalista de comunicación, Rebelión. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=23977

[8] Crisis en los medios de comunicación. Ignacio Ramonet Manière de Voir nº 80 – Abril-Mayo 2005 Traducido para Rebelión por Rocío Anguiano http://www.rebelion.org/noticia.php?id=13512

[9] “…entre los investigadores, la ciencia y las revistas científicas hay una miríada de intereses que perturban enormemente la "pureza" de la ciencia. "Pureza", entre comillas, implica que todo lo que gira en torno a la ciencia debería vestirse de términos como honestidad, ética, servicio y conocimiento "útil"; implica, asimismo, alejarse de todo lo que se relacione con fraudes, plagios, intereses económicos "inadecuados", experimentos mal diseñados e invención de resultados…”

Arnoldo Kraus ¿Publicar o perecer? http://www.jornada.unam.mx/2005/12/21/022a2pol.php

[10] El Impacto del Pensamiento de Armand Mattelart en la Academia de Comunicación Mexicana Por Dr. Javier Esteinou Madrid. http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n22/22_jesteinou.html

[11] Armand Mattelart, La Comunicación de la Crisis, Primer Encuentro Latinoamericano Sobre la Enseñanza de la Comunicación, Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco, Departamento de Educación y Comunicación, México D.F., 1978, versión mimeografiada.

[12] Las ciencias de la comunicación: ¿sin rumbo fijo? Hugo Pardo Doctor en Comunicación Audiovisual y Publicidad

por la Universidad Autónoma de Barcelona http://www.mexicanadecomunicacion.com.mx/Tables/RMC/rmc94/ciencias.html

[13] NOAM CHOMSKY FABRICANDO EL CONSENSO El control de los medios masivos de comunicación http://www.nodo50.org/tortuga/

El País, el Katrina, Cuba (Sobre la Retórica de Aristóteles y un caso práctico)

El País, el Katrina, Cuba (Sobre la Retórica de Aristóteles y un caso práctico)

Tomado de www.rebelion.org

Escrito por Belén Gopegui

Como ustedes saben, para Aristóteles el conocimiento no es un supuesto vacío, algo que pueda darse en abstracto, sino que nace de una premisa, el desarrollo de las facultades del hombre. Dicho de otro modo, para Aristóteles el hombre no está hecho, el hombre tiene que hacerse y no se hace en soledad sino en la polis. Para Aristóteles no vale con decir el hombre es así, la condición humana es así. Por el contrario, hay cosas buenas que deben ser buscadas, pongamos el valor o la magnanimidad, y es posible buscarlas, como es posible aprender a leer. También hay cosas que deben ser evitadas, pongamos la mezquindad, la cobardía.

En la Retórica, Aristóteles intenta que exista un control racional del lenguaje político y judicial. Pero él no entiende por razón lo mismo que entendemos nosotros. La razón no es, en Aristóteles, lo que se opone a los sentimientos, sino lo que los encauza. Quizá resulte más claro hablar de prudencia. Entre el poder y el hacer, que es el camino por donde transita todo conocimiento, ha de mediar siempre la prudencia, la consideración acerca de si lo que se está haciendo favorece al bien de la comunidad y no sólo al interés de uno. No me propongo hablar aquí de las indicaciones concretas que hace Aristóteles sobre cómo se debe argumentar en un juicio, o sobre qué elementos han de tenerse en cuenta al tomar la palabra en la asamblea.

Quiero en cambio referirme al significado que tiene el texto de Aristóteles en su totalidad. Así como, a mí entender, no existe un capitalismo salvaje, pues todo capitalismo lo es -la estructura del capitalismo lo determina, no hay ningún valor que pueda estar por encima de la tasa de ganancia-, sin embargo, sí cabe distinguir entre el habla salvaje, el habla de los deseos, y el habla instituida por Aristóteles para cada espacio de conocimiento, pongamos la poética, la dialéctica o la retórica.

El habla salvaje viene a ser, si me permiten esta imagen mínima, semejante a la práctica cada vez más común de no usar el intermitente. Yo quiero torcer, y tuerzo. Yo quiero un café, y lo pido. Yo quiero que declaren culpable a un hombre, y lo digo. Por el contrario, Aristóteles nos recuerda que el hombre existe en común con otros hombres, y en consecuencia hay un habla posible y distinta del habla salvaje, hay un habla que no tiene que ver con el interés de quien pronuncia el discurso sino con el bien. Yo quiero torcer y enciendo el intermitente porque se puede torcer y también se puede torcer bien, y si enciendo el intermitente estoy torciendo bien, estoy considerando que más allá de mi interés por torcer está el interés del peatón que está a punto de cruzar, y el interés del coche que viene detrás de mí, y el interés de una ciudad caótica que aspira aún a no serlo completamente.

Antes de continuar, han de saber que la mayoría de las cosas que he dicho hasta ahora y otras muchas de las que diré hasta llegar a la última parte de esta conferencia, las aprendí con Juan Blanco, un filósofo ágrafo, socrático en su modo de enseñar y aristotélico en su modo de pensar. Sepan también que, muchas veces, cuando Juan Blanco decía Aristóteles estaba diciendo algo más, estaba refiriéndose a la razón común. Éste hecho en nada desdice el rigor de su pensamiento. Juan Blanco hablaba de Kant, de Platón, de Hume, de Ockam, de Marx, con absoluta precisión. Pero cuando hablaba de Aristóteles, o cuando le hacíamos hablar de Aristóteles, se introducía una suerte de pacto. Porque Aristóteles creció en un mundo de esclavos y en un mundo que despreciaba a la mujer, y no cuestionó ninguna de estas dos condiciones de existencia. Porque Aristóteles no era perfecto ni pudo conocer ciertos descubrimientos de la ciencia o ciertas luchas políticas. Y Juan Blanco lo sabía y quienes le escuchábamos también lo sabíamos. Pero a menudo ocurría estar analizando el pensamiento posmoderno, o al sociólogo Niklass Luhmann, o una noticia de un periódico y entonces preguntarse qué habría dicho Aristóteles. En esos momentos, Aristóteles no era sólo la suma de sus libros, era además lo que Juan Blanco había incorporado a esa suma, como si hubiera logrado convertir a Aristóteles en una herramienta viva, en un punto de vista que al fin dejaba atrás el esclavismo o el desprecio a la mujer y únicamente recogía una concepción del mundo regida por la convicción de que el valor supremo no podía ser la vida sino la vida buena. De esta herramienta creada por Juan Blanco voy a servirme para mostrar el sentido de la Retórica.

“Del ser se sigue el decir”, es la premisa de la que hay que partir siempre que se habla de Aristóteles. Esto es, el conocimiento está en el lenguaje pero el ser, la vida, funciona como elemento de restauración lingüística. El lenguaje no crea la vida, sino que la vida origina el lenguaje y por eso el lenguaje tiene que verificarse en la existencia. Porque no es sólo que del ser se siga el decir, es que lo que el decir dice no se puede separar del ser: ser humano es ser animal y racional, no podemos cambiarlo, ser humano no es ser vegetal o gaseoso. Lo que ocurre es que entre el ser y el lenguaje no hay unidad sino analogía, siempre hay un escalón, por eso la descripción siempre es interpretación.

Y bien, en la descripción que hace Aristóteles, la bondad del hombre no sale del hombre mismo, sale de la ciudad, de la polis. De tal modo esto es así que Aristóteles existe porque existe Atenas, porque existen el teatro y la asamblea y una forma de entender y ejercer la educación. Ahora bien, en este punto es preciso recordar que para Aristóteles individuo y ciudad son congruentes, no son, como sucede en el capitalismo, necesariamente opuestos. La tensión entre el animal y lo político, la tensión entre el individuo y la colectividad, hoy se ve como algo como problemático y a menudo amenazador. Por el contrario Aristóteles la considera imprescindible para que el individuo se desarrolle: esa tensión está contenida en facultades y sin las facultades, sin el ejercicio de lo bien hecho en cada uno de los campos de acción del hombre, la existencia pierde todo sentido.

La sustancia del individualismo, visión del mundo que hoy nos envuelve y nos forma, está puesta en el hecho de que un individuo puede ir en contra de la especie. En cambio, desde el punto de vista de Aristóteles, la felicidad hay que buscarla dentro del orden de lo común. Por eso la corrupción hace tanto daño, porque cuando un individuo pide más de lo que merece está destruyendo la sociedad.

Dicho de otro modo, para Aristóteles la realidad no es una construcción sin más, sino una construcción adaptativa, una construcción que ha de servir al proyecto de lograr una vida buena para el común de las gentes. El capitalismo ha suprimido el término adaptativo, ha suprimido el para qué se construye la realidad, y esta supresión afecta a todas las cosas. Hoy, por ejemplo y en el colmo de la paradoja, es posible enseñar cómo se motiva a otros sin tener en cuenta para qué se les motiva. Aristóteles no separa el fin de la acción. Al mismo tiempo, distingue el fin del motivo. El fin de la acción “hacer una mesa” es siempre una mesa bien hecha. El motivo puede ser ganar dinero o puede ser sujetar los platos y los vasos. Y lo que vale para la mesa vale para un discurso. De manera que el fin de la Retórica no es el discurso judicial, ni el discurso político, ni es tampoco, como para los sofistas, persuadir. El fin de la Retórica es el discurso bien hecho. Lo que distingue el buen discurso del discurso mal hecho o del discurso aparente no es la ventaja que saca quien ha pronunciado el discurso sino precisamente la certeza de que del discurso bien hecho sacan ventaja todos: el individuo, el opositor, los oyentes, la ciudad misma.

La necesidad del buen discurso, la necesidad de contrarrestar el habla salvaje es mayor por cuanto el argumento retórico en Aristóteles no termina en el convencimiento del oyente sino después, termina en la acción que se sigue del argumento, en la modificación de las condiciones de existencia que se producirá. En este sentido, frente a lo que pueda sugerir una palabra como retórica, a Aristóteles le importa poco cómo se dicen las cosas, lo que le importa es lo que hacemos, cómo se dice lo que hacemos. Precisamente porque la subjetividad no es algo meramente pensado sino que sólo existe una subjetividad activa, una subjetividad en acción, es por lo que Aristóteles trata de poner reglas en los distintos campos de acción del hombre, reglas que procuren que lo que pase tenga que ver con la razón común.

Hasta aquí Aristóteles, hasta aquí un proyecto de Retórica que toma como punto de partida, y ahora cito el libro I, que “los hombres tienden por naturaleza y de un modo suficiente a la verdad, y la mayor parte de las veces la alcanzan”. A nosotros, sin embargo, no nos queda más remedio que vincular las palabras al hacer de nuestra sociedad, y ese hacer ha trastocado, si no definitivamente sí de un modo general, la relación del hombre con lo verdadero. Se puede querer con una hoja de papel cortar un roble, pero entre el querer y el objeto está el hacer. Hoy esta frontera parece haber desaparecido, como también aquella otra que entre el poder hacer una cosa y el hacer realmente interponía la responsabilidad, la prudencia.

Y si esto ocurre en el universo de la acción, qué no sucederá en el de la comunicación. Habitamos hoy en el reino del habla salvaje. En ese reino, la retórica obedece sobre todo a su acepción de uso más común, la retórica es ropaje y disimulo, encubrimiento del interés bajo el manto de palabras que un día nos conmovieron y cuyo uso deshonesto logra, sin embargo, conmovernos todavía. A Aristóteles le preocupaba analizar lo que es adecuado en cada caso para convencer. Veamos qué se entiende hoy por lo convincente en un caso concreto, el caso del huracán Katrina. Tomo como ejemplo el diario El País, pues me parece representativo de lo que hoy se puede considerar un gran medio de comunicación.

En el editorial del treinta de Agosto, este periódico decía: “¡Qué diferencia con el tsunami que las navidades pasadas devastó el sureste asiático! (...) Ahora ha tocado la cara de la moneda: ver cómo la ciudad de Nueva Orleáns se vaciaba de un millón de personas, siguiendo una orden de evacuación. Es la respuesta de una sociedad rica, avanzada y previsora, con capacidad de anticipación!”. Días más tarde, cuando la realidad desastrosa impuso sus imágenes a los deseos de los editorialistas, un nuevo editorial decía cosas como: “La decisión de la Administración de Bush de no seguir adelante con los planes para reforzar los diques de contención de las aguas en Nueva Orleáns y la entrega de los humedales cercanos a la especulación inmobiliaria cercenaron las defensas de la ciudad”. Como fácilmente se advierte, ya no es la sociedad rica, avanzada y previsora la que está siendo juzgada sino sólo la Administración de Bush. Quizá haya administraciones peores y mejores, y digo quizá porque lo que sin duda hay en el capitalismo es una sola política económica posible. En todo caso, el cambio de registro resulta revelador. Más revelador aún cuando, a partir de ese momento, se inicia lo que podríamos llamar una serie, una sucesión de artículos de columnistas que tratan de colocar lo ocurrido en el Katrina no en un lugar útil para el común de las gentes sino útil para la clase dominante. Comienzan a dúo el mismo día Herman Tertsch y Rosa Montero apelando a fragilidad como categoría: “Tan inermes, tan frágiles”, dice Montero. “Extremadamente quebradizos ante la adversidad”, dice Tertsch. De fondo, valores conservadores como la resignación, la conformidad con la desgracia, valores que avergüenzan cuando se escuchan en boca de los privilegiados. A continuación, ante el horror, los saqueos por hambre, los disparos, las violaciones, aparece el reproche no al sistema político y económico sino a la naturaleza humana malvada. Ambos hablan en efecto de, según Montero: “la brutalidad primordial, el ciego y fiero imperio del más fuerte, el instinto animal de depredación”, y según Tertsch:: “las miserias, las crueldades, los defectos, corrupciones y traiciones que salpican y corroen nuestros actos humanos”. Es la conocida idea de la derecha, el hombre es malo, no son las leyes las que están mal hechas, no es que falte hoy, como diría Aristóteles, una ciudad en donde las facultades del hombre puedan alcanzar su pleno desarrollo, sino que, al decir de estos columnistas, la maldad es instintiva o primordial. Los hechos , por cierto, desmintieron luego las violaciones, y la mayor parte de la brutalidad, aunque no la violencia institucional destinada a proteger la propiedad privada.

En días sucesivos, Elvira Lindo y Juan Cruz enlazan con la línea del editorial e insisten en que no es el sistema político el que ha fallado sino una administración concreta. El culpable es Bush y su partido que elige por una especie de maldad intrínseca, ahora cito: “rebajar los impuestos a los ricos, hacer oídos sordos a las obras públicas y favorecer la codicia diabólica de las grandes empresas”. Resulta llamativa la vuelta del vocabulario católico, no es la tasa de beneficio lo que mueve a las empresas sino la codicia, y esa codicia es además, diabólica. En idéntica línea, Juan Cruz dice: “Está a punto de anunciarse que, otra vez, los ricos pagarán menos impuestos, cada día es más obvio que el descuido social castiga a capas cada vez más amplias de la población”. Como ven, la expresión: “el descuido social castiga”, no tiene desperdicio. Más allá de eso, fijémonos en cómo cierto lenguaje anticuado, progre, estatalista, según el cual los ricos deben pagar más impuestos que los pobres, regresa a los columnistas si bien no, en absoluto, al partido que esos columnistas defienden, ya sea en España ya en los Estados Unidos. También Juan José Millás recurre a la magia de los impuestos: “Cuando nosotros, a base de competir por ver quién es el partido político que baja más los impuestos, tengamos un Estado famélico, también exigiremos que nos permitan guardar una pistola debajo de la almohada”, dice. Es interesante señalar que en esos mismos días Zapatero había anunciado la subida de los impuestos para pagar el déficit sanitario. Ahora bien, ¿la subida de qué impuestos? La subida de los impuestos indirectos, aquellos que no distinguen entre pobres y ricos y por lo tanto claro que distinguen obligando, proporcional e inevitablemente, a pagar mucho más al pobre que al rico. Impuestos, recuerden, sobre el alcohol y el tabaco, y aquí Aristóteles se hubiera vuelto loco si hubiera tenido que explicar la existencia de una comunidad que al tiempo que prohíbe o critica unas sustancias por considerar que hacen daño y matan, se organiza de tal modo que le sea imprescindible que la población se ponga ciega de esas sustancias, pues de lo contrario no habrá quién atienda a los enfermos ni habrá hospitales donde atenderlos.

Pero sigamos con el huracán. El tema de la desigualdad atraviesa tanto columnas como editoriales. Al decir de Elvira Lindo: “El fantasma de África ha perseguido a los negros hasta alcanzarles, no el África de la que vinieron hace siglos como esclavos, sino el África de hoy, el África violenta y devastada”. Sugiere así, para nuestro asombro, que la esclavitud y el colonialismo en nada tendrían que ver con el África de hoy, serían dos fenómenos aislados. Pero sobre todo la imagen de Lindo insiste, como se hizo en general en la mayoría de los medios durante esos días, en el hecho de que, incluso cuando la catástrofe natural ocurre en un país rico, incluso entonces la naturaleza elige a los pobres, a sureños pobres y negros. Lindo lo atribuye al fantasma de África, también podría haber hablado de un imán misterioso, pero quizá hubiera sido mejor que hablara de que cuando se dieron las órdenes de evacuación los sureños ricos se fueron y no hubo autobuses disponibles para quienes no tenían medios propios. Además, en esas órdenes de evacuación, los oficiales del gobierno no ofrecieron viviendas ni comida para los desplazados. Muchos de los que tenían transporte para escapar del huracán también usaron sus ahorros y perdieron sus trabajos. Y aun cuando hubo quien se atrevió a acusar a los que se quedaron de imprudentes, se sabe que aquellos que pudieron salir no tenían mejor sentido común, tenían más dólares. Todo esto es lo que Lindo convierte en el fantasma de África. Pese a todo, hemos de saber que el huracán produjo grandes destrozos en Florida, Bahamas, Luisiana y Missisipi. Hubo sureños blancos y ricos que padecieron. Y es como si no existieran. Quizá porque tenían sus casas aseguradas, sus empresas aseguradas. Y quizá también porque la existencia de ricos vulnerables convierte el Katrina en un hecho real y no en una película de Bush y los negros. No hemos construido una comunidad. Estamos solos y es mejor pensar que no nos tocará a nosotros o que, si nos tocara, acumulando dinero el día de la catástrofe estaremos protegidos porque acumular dinero es todo lo que se espera de nosotros, todo lo que los columnistas, y aquellos a quienes representan, son capaces y están en disposición de hacer.

El capitalismo no puede construir una comunidad, en una comunidad se promueven cualidades mientras que el capitalismo está obligado a promover cantidades. El dinero sistematiza en una unidad toda la complejidad del individuo. En este sentido, el tercer editorial de El País es un modelo retórico en sí mismo. Este editorial se publicaba el viernes nueve, a la vez que la columna donde Millás decía: “vamos hacia una organización económica insolidaria, atroz, injusta, antidemocrática”. Millás de nuevo relacionaba este hecho no con el capitalismo y sus cifras ni con las democracias que lo articulan sino con la extrema derecha que, misteriosamente, ha llegado al poder. Millás se ve abocado, como el resto de los columnistas, a un cúmulo de contradicciones internas. El editorial en cambio parece decir, dejémonos de palabrería y hablemos de lo que ha sucedido en realidad, a saber: “el factor Katrina simplemente ha complicado un shock petrolero de demanda con otro shock de oferta. Se supone que el choque de oferta será pasajero y que la producción afectada se recuperará”.

Voy a referirme a un último tópico muy usado por los columnistas esos días, el resurgir. El domingo once, Manuel Vicent lo enunciaba de esta forma: “Nueva Orleáns será salvada de las aguas por sus enamorados de todo el mundo que queremos viajar junto con Vivien Leigh y Marlon Brando (...) en el Tranvía Llamado Deseo”. Y Montero escribía: “Con el tiempo, llorarán a sus muertos, asumirán sus duelos”. No me cabe duda de que las personas privadas de hijos, amigos, hermanos y también de cobijo, también de un lugar donde caerse muertos, privadas de todo eso no por el huracán sino por los intereses que incluso el mismo periódico de esos columnistas había criticado, no me cabe duda de que esas personas verían en las dos frases que acabo de leer muestras de un cinismo intolerable y sangrante. Tampoco me cabe duda de que por la cabeza de ninguno de estos columnistas jamás pasó ni remotamente la posibilidad de que sus frases fueran entendidas de un modo sarcástico. Regreso entonces a Aristóteles para explicar a qué pueda ser debida esta suerte de distancia insalvable entre formas de mirar.

Recordarán que para Aristóteles el ser, la vida, funciona como elemento de restauración lingüística. Primero está la vida y después el lenguaje. Pero para Montero, como para Vicent, como es clásico en la posmodernidad, parece ser a la inversa. Es el lenguaje el que funciona como elemento de restauración, y así sus palabras, o los enamorados de una película, reconstruirán Nueva Orleans. Lo que ocurre cuando se abandona la exigencia de restaurar el lenguaje en la vida es que desaparece la obligación de argumentar. Al fin y al cabo, como también dice Montero, y cito: “Dentro de poco se habrá vuelto a remendar el vaporoso espejismo de la realidad”. Basta, entonces, con que funcione ese “vaporoso espejismo” en el cual el frío, la fatiga, las telas mojadas, el barro, no tocan la piel.

En cierto modo, no deja de ser un síntoma de salud, aun cuando insuficiente, la exigencia popular de que los políticos visiten los lugares afectados. Es insuficiente pero a partir de esa exigencia aún se puede fundar algo, construir sobre tierra y no sobre imágenes. Recientemente se publicaba en La Jornada un artículo en donde se daba cuenta de cuál es el equivalente material de palabras como las de Montero. Dice Montero en El País: “Limpiarán y reconstruirán día tras día, con tesón de hormigas, la ciudad devastada”. Dice David Brooks en La Jornada: “Una de las primeras decisiones del presidente George W. Bush, pocos días después del desastre en la zona del Golfo de México, fue suspender la ley Davis Bacon, que obliga a todo contratista que firma un convenio federal a pagar un sueldo equivalente a los niveles prevalecientes en la zona. El efecto de esta suspensión fue que empresas como Halliburton y decenas más cobraran al gobierno como si pagaran altas remuneraciones a sus empleados, pero desembolsaban menos que el salario mínimo para incrementar sus ganancias. Cuando residentes locales rechazaron salarios inferiores, o las empresas enfrentaron la realidad de que los trabajadores estadounidenses gozan de ciertos derechos, los contratistas optaron por la mano de obra inmigrante indocumentada.

Inmigrantes mexicanos y centroamericanos reconstruyen Nueva Orleáns y otras zonas devastadas por el huracán Katrina, pero en lugar de recibir gratitud son explotados, a veces vejados y al final sujetos a una ola de resentimiento y desprecio debido a las políticas federales de reconstrucción y las prácticas empresariales”.

Si un día las tensiones entre los inmigrantes hispanos y los habitantes de Nueva Orleáns estallan, si se producen varios linchamientos o algunos otros hechos espectaculares, entonces imagino que volverá a empezar la rueda: apelaciones a la miserable condición humana, lágrimas de cocodrilo por las desigualdades, exigencias de cocodrilo pues se sabe que no se cumplirán, mala conciencia. Algo semejante a lo ocurrido tras la represión de los treinta mil africanos en Melilla. Decía Aristóteles: “deliberamos sobre o que parece que puede resolverse de dos modos, ya que nadie da consejos sobre lo que él mismo considera que es imposible que haya sido o vaya a ser o sea de un modo diferente, pues nada cabe hacer en esos casos”. Por eso cansan cada vez más los columnistas, y por eso quizá debieran cansarse, por eso entendemos por retórica algo vacío, hueco, falso. Pues si sabemos que en este sistema político y económico no existe posibilidad de que estos hechos puedan resolverse de dos maneras, sino que hay una sola manera posible, entonces ¿cómo no desconfiar de quienes hablan como si deliberaran, como si en verdad tuvieran algo que proponer? Y si no hablan para proponer nada, si los asuntos sobre los que se pronuncian no podrían ser de otra manera ¿entonces por qué no guardan silencio? Sospechamos de su retórica pues si en verdad piensan que “vamos hacia una organización económica insolidaria, atroz, injusta, antidemocrática”, entonces ¿cómo pueden seguir defendiendo a los partidos, a las instituciones y a las empresas que sustentan esa organización?

El caso Katrina, como tantos otros, quedó en seguida cerrado, y procurar abrirlo ahora, resulta extemporáneo. Yo, sin embargo, me permito reabrir el caso y a riesgo de que algunos y algunas de ustedes me acusen de llevar el agua a mi molino, un molino crítico con el capitalismo pero no crítico en el vacío sino crítico desde el marxismo y el socialismo, voy a ponerles un ejemplo de lo que sería restaurar el lenguaje en la realidad.

A poco más de quinientas millas de Nueva Orleans, Cuba socialista, con muchos menos recursos, ha sido capaz de atravesar desastres naturales con muy pocas o ninguna pérdida humana. Antes que el Huracán Denis, un huracán de vientos de 240 kilómetros por hora, sólo 10 kilómetros menos que los vientos del Katrina, golpeara el territorio cubano en el mes de julio pasado, más de millón y medio de personas fueron evacuadas por el sistema de defensa civil de Cuba de las áreas de alto riesgo, millón y medio de un total de 11 millones de habitantes.

Así pues habrá quien piense que llevo el agua a mi molino, pero si dos huracanes de semejante intensidad se suceden en menos de tres meses en regiones muy próximas y son afrontados de modos absolutamente distintos creo que no resulta en absoluto forzado comparar. Lo que si resulta forzado, insólito, salvaje, si me lo permiten, es no establecer comparación alguna.

Al habla salvaje no le interesa comparar con un país socialista porque no le interesa saber qué es lo mejor, ni siquiera lo conveniente. No le interesa conocer si hay un modo diferente de afrontar la llegada de un huracán porque saberlo podría desembocar en una acción que obstaculizara los deseos de ese habla. Citemos ahora el estudio de 68 páginas elaborado por Oxfam –una inobjetable organización humanitaria británica- en 2004: “Cuba es diferente”, se dice allí, “por la combinación de su desarrollo socio económico con sus políticas de respuesta para reducir sustancialmente la vulnerabilidad de la población contra estos peligros”. El Plan Nacional de preparación para desastres es definido y desarrollado cada año, desde los niveles más altos hasta los barrios y asociaciones vecinales. “Yo soy responsable de esta parte del barrio”, dice una representante de la Federación de Mujeres Cubanas. “Si un huracán llega, yo sé que dentro de un edificio multifamiliar hay una anciana en silla de ruedas, quien va a necesitar ayuda para salir. Tengo once madres solteras que viven en el segundo y tercer piso de edificios de departamentos con niños menores de dos años de edad quienes necesitarán más apoyo para evacuarse y quienes tendrán necesidades especiales en los albergues. Tengo dos mujeres embarazadas, una en ese bloque y otra en aquél, quienes requerirán de una atención especial”.

Desde nuestra lógica, desde nuestro individualismo, sentimos miedo a que alguien pueda saber donde vivimos. Desde nuestra lógica se mueren ancianos y pasan días hasta que alguien, alertado por el olor, descubre su muerte. Desde nuestra lógica sólo ante la inminencia de una posible catástrofe nos es dado decir: hubiera sido hermoso que en cada barrio de Nueva Orleáns se hubiese sabido, como en Cuba, donde estaban las personas que requerían atención especial. Pensamos que hubiera sido bueno que en nueva Orleáns se hubiera hecho uso, como en Cuba, de todos los recursos disponibles para la preservación de la vida en las emergencias, y no para la preservación de la propiedad privada. Desde nuestra lógica no cerramos los ojos ni olvidamos que Cuba es un país bloqueado y que su población viviría mejor y podría protegerse también mejor de los huracanes en una coyuntura internacional diferente. Desde nuestra lógica y aun sabiendo que nunca seremos la mano de obra indocumentada que reconstruye Nueva Orleáns, y aun sabiendo que tal vez nuestras casas si estarán aseguradas el día de la catástrofe, desde nuestra lógica a pesar de todo por un instante nos sentimos parte de una humanidad herida y añoramos, dicen los columnistas, que se paguen unos pocos más de impuestos como si así fuéramos a cambiar las bases sobre las que hemos construido esta sociedad. Trata la retórica de aprender a distinguir lo que nos parece bueno. Tanto Aristóteles, como Juan Blanco, como Carlos Marx, como el socialismo cubano, reivindican la necesidad de construir el comunismo desde la protección a los más débiles pero también y sobre todo desde el principio de una vida buena. No queremos sólo una comunidad para afrontar los desastres, la queremos también porque estamos cansados de competir, de traicionar, de ser cobardes, de ser salvajes. Pasar del interés privado al interés común exige un esfuerzo, pero quizá ya es hora de decir que nos interesa más ese esfuerzo que el que diariamente realizamos para ser mezquinos, hipócritas, avariciosos en la medida en que el individualismo nos lo exige. Porque seguir hablando y oyendo hablar todos los días en el vacío, seguir sometidos a un discurso que contribuye a impedir la acción, levantarse cada mañana pensando en sobre quién van a verterse esta vez las lágrimas de cocodrilo es cansado, es verdaderamente cansado y no es bueno.

Saramago anuncia la publicación de su próxima novela

Saramago anuncia la publicación de su próxima novela

Por M. Eugenia Ibáñez
(Tomado de www.actualidadliteraria.com)

“Las intermitencias de la muerte”, en catalán “Les intermitències de la mort”, la nueva novela de José Saramago, tendrá un lanzamiento simultáneo en cuatro idiomas -portugués, castellano, catalán e italiano- el próximo 2 de noviembre, según se supo ayer en el inicio de la Feria del Libro de Francfort.

Hasta ahora, la primera aparición de una obra del portugués del Premio Nobel había sido en portugués y las traducciones a otras lenguas habían tenido una publicación posterior. Las editoriales que publicarán la obra serán Alfaguara en castellano, Edicions 62 en catalán, Caminho en portugués y Enaudi, en italiano.

El 11 de noviembre se celebrará en Lisboa la presentación mundial de la obra en el Teatro San Carlos con la participación de los cuatro editores que leerán párrafos de la novela en las respectivas versiones.

“Las intermitencias de la muerte” tiene una pauta argumental que recuerda la anterior novela de Saramago, “Ensayo sobre la lucidez”. En un país innominado, y a partir de un día determinado, la gente no puede morirse. A partir de este hecho, Saramago reflexiona sobre la vida y la muerte y en especial sobre saber vivir el día a día. El libro, de unas 200 páginas, se ha editado en papel ecológico a petición del propio autor.

La feria de Fráncfort, la más grande del mundo en el sector, quiere subrayar en su edición de este año su condición de plataforma cultural y política que la convierta en un acontecimiento que vaya más allá del estricto negocio editorial.

El nuevo presidente de la feria, Jürgen Boos, recordó que, al margen de las lecturas de autores, discusiones y presentaciones de nuevos títulos, el aspecto político del libro siempre ha desempeñado un papel importante en Fráncfort. "El libro siempre es político, el fomento de la lectura también tiene siempre un carácter político y apoyar la creación de redes de librerías en países que no lo tienen también es algo político", subrayó Boos durante la conferencia de prensa.

Las editoriales que exponen este año serán 7.723, entre ellas 210 españolas, frente a las 6.691 del año anterior. Los países expositores bajaron de 110, en 2004, a 101, en esta edición. La literatura coreana, llena de huellas del dolor producido por las desgarres sufridos a lo largo del siglo XX, es este año la invitada especial de Fráncfort. La cultura coreana estará representada por Corea del Sur, aunque la intención de la feria había sido traer a las dos Coreas.

La peluquería de la información

La peluquería de la información

Escrito por Janet Marilyn Hernández (estudiante del 1er Semestre de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela-UCV)
huellaluminosa@hotmail.com

Seguramente Carmelo, el dueño de las peluquerías, saltó de alegría al ver la gran cola de aspirantes a entrar a la Escuela de Comunicación Social, el día de la Prueba Interna.

Aún así, su júbilo no superó al de Luisa Lucchi el día de la inscripción de los admitidos, pues habrá visto su futuro más resuelto de lo que ya está, al imaginar la cantidad de tacones que venderá en los próximos años.

Y es que el papel de los medios de comunicación, sobre todo de los audiovisuales, al definirse a sí mismos en los últimos años, ha sido, por decirlo dentro de su misma tónica, coqueto.

Sin embargo, la realidad es otra: más allá de los litros de laca y los huacales de pestañas postizas, el ejercicio del periodismo se ha convertido en una verdadera odisea; se trata de de informar sin salir abollado en el intento.

Claro que la fantasía televisiva nos sumerge en algo completamente diferente, haciendo que la que El Gabo definiera como la profesión más hermosa del mundo, pase a ser, más bien, la profesión de las hermosas del mundo.

De esta manera, el auge de la carrera de Comunicación Social, obedece, en parte, a la revalorización del oficio dadas las condiciones políticas que ya conocemos y no vienen al caso y, en otro aspecto, a la necesidad imperante de que las tetas plásticas financiadas por Osmel, no queden sin uso después que sus muchachas no logren empotrarse en la cabeza, ni siquiera la corona de una feria patronal.

No obstante, sería despiadado decir que la legendaria riña entre belleza e inteligencia es imposible de resolver. Es mejor armarnos de optimismo y asumir que, por ser el intelecto y la hermosura valores inversamente proporcionales, las misses del noticiero algún día se volverán feas.

Y es que sólo valiéndonos de esta expectativa podemos no caer en la desesperanza y resignarnos a ver tres emisiones de un informativo cualquiera, donde las reporteras cuiden, en vez de sus palabras, su peinado; y donde entre un bloque y otro, una inmensa uña acrílica señale “la sexta bolita” del Kino.

Por el contrario, podremos aspirar a tener verdaderos periodistas, conscientes de su misión de informar y educar a la colectividad. Podremos esperar que la Comunicación Social deje de ser la carrera de las misses venidas a menos y de los modelitos que han fracasado como actores, para dar paso a un ejército de hombres y mujeres capaces de comprender que viven en la sociedad y no en la peluquería de la información.

Urgente rescate del verdadero periodismo. Para servir mejor

Urgente rescate del verdadero periodismo. Para servir mejor

Amigos y colegas, lean esto que es el primer artículo que llega a mis manos en el que se advierte tímidamente que la SIP debería ocuparse no sólo de defender a los "periodistas", sino de pre-ocuparse por defender el buen periodismo, es decir, el periodismo con credibilidad y calidad

Escrito por José Santiago Healy
Tomado de Diario Electrónico de Yucatán (http://www.yucatan.com.mx/)

Vientos de fronda habrán de correr en el periodismo del continente americano durante los próximos años.

No hablamos del tema de inseguridad e impunidad que afecta severamente al ejercicio de esta profesión y que lamentablemente no se resolverá a corto plazo.

Nos referimos a la credibilidad y al profesionalismo de la prensa escrita que por una u otra razón ha descendido en las últimas décadas a niveles por demás preocupantes.

¿Cuánto daño moral o económico ha causado la inexactitud de notas informativas o la crítica infundada contra tal o cual personaje? ¿Cuántas veces como lectores hemos lamentado las coberturas sensacionalistas de hechos policíacos o asuntos que trascienden a la vida privada, como el caso Clinton-Lewinski? ¿Qué sucederá con el internet, donde cualquier ciudadano con una computadora y un poco de ingenio puede crear su sitio informativo sin guardar el rigor informativo y la ética periodística? ¿Cuán prontas, amplias y expeditas deben ser las rectificaciones de los medios cuando cometen errores y hasta dónde llega su obligación para publicar réplicas sin argumentos sólidos ni pruebas documentales? ¿Debe el periodismo mantener, en aras de la democracia, la pluralidad informativa que en muchas ocasiones genera sólo basura y verborrea ideológica? ¿Los medios informativos están obligados a expresar vía editoriales sus preferencias políticas e ideológicas, como ocurre en Estados Unidos, o intentar una imparcialidad que nunca convence a los lectores? Estos y muchos más dilemas habrán de plantearse en la conferencia hemisférica sobre Valores Periodísticos que para finales del año 2006 organizará la Sociedad Interamericana de Prensa.

La iniciativa procede de dos reconocidos periodistas: Alejandro Miró Quesada, de Perú, y Jack Fuller, de Estados Unidos. Miró Quesada, presidente saliente de la SIP y director del diario El Comercio de Lima, sostiene que a pesar de que la prensa escrita es el medio más respetado en nuestros países, existe una pérdida preocupante de su credibilidad.

De acuerdo con el Pew Research Center, la credibilidad de los diarios en Estados Unidos cayó 13 puntos porcentuales entre 1998 y 2004, cifra que podría ser mayor en América Latina.

“Parecería que le ha llegado a la SIP el momento de, sin cejar en su lucha por la libertad de prensa, hablar más abiertamente no sólo de derechos, sino también de deberes”, puntualizó el comunicador peruano.

El camino está lleno de escollos porque, como afirma Alejandro Miró, bastará que la SIP comience a tratar estos temas para que legisladores, políticos y burócratas lo tomen como pretexto para intentar reglamentar la actividad periodística.

Pero habrá que correr estos riesgos a fin de impulsar en serio los valores periodísticos que lleven a los medios escritos a elevar su profesionalismo que automáticamente generará una mayor credibilidad entre sus lectores.

Jack Fuller —abogado, periodista y ex presidente de la SIP— será el coordinador de esta ambiciosa tarea de organizar un foro que reunirá a personalidades y especialistas de todos los ámbitos del quehacer humano, con el fin de rescatar los valores y principios que guiarán al periodismo americano durante las próximas décadas.

No se trata de confeccionar un código de ética obligatorio, tampoco una lista rigurosa de mandamientos, sino de explorar un camino adecuado donde se respeten los valores y principios periodísticos, con el ánimo de servir mejor a nuestra dinámica sociedad.— Indianapolis, Indiana.

jhealy@diariolatino.com

Nuevo texto de Paidós: El lenguaje de los nuevos medios de comunicación (2005)

Nuevo texto de Paidós: El lenguaje de los nuevos medios de comunicación (2005)

Esperamos que llegue pronto a las librerías caraqueñas...

Tomado de www.paidos.com

En este libro, Lev Manovich ofrece la primera teoría rigurosa y sistemática de los nuevos medios, enmarcándolos en la historia de las culturas mediáticas y visuales de los últimos siglos. Aborda la dependencia de estos nuevos medios respecto de las convenciones de los viejos, como el encuadre rectangular y la cámara móvil, y muestra de qué manera sus obras crean la ilusión de realidad, se dirigen al espectador y representan el espacio. Y muestra también cómo las categorías y formas específicas de los nuevos medios, como la interfaz y la base de datos, trabajan con las convenciones más familiares para hacer posible un nuevo tipo de estética.

Manovich emplea conceptos ya existentes procedentes de la teoría del cine, la historia literaria y la informática, y desarrolla también nuevos conceptos teóricos, como el de interfaz cultural, montaje espacial y cinegratografía. La teoría y la historia del cine desempeñan un papel especialmente importante en el libro. Entre otros temas, Manovich aborda los paralelismos entre la historia del cine y la de los nuevos medios, el cine digital, la pantalla y el montaje, y los vínculos históricos entre el cine de vanguardia y los nuevos medios.

Lev Manovich es profesor asociado del Departamento de Artes Visuales de la Universidad de California en San Diego (EEUU). Es coeditor de Tekstura: Russian Essays on Visual Culture.

Ficha:
Título: EL LENGUAJE DE LOS NUEVOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN. La imagen en la era digital
autor: Lev Manovich
ISBN: 84-493-1769-X
Colección: Comunicación
Tema: Comunicación
Fecha edición: 15/9/2005
Páginas: 432
Formato: 13,5 X 22
Encuadernación: rústica
Traducción: Oscar Fontrodona