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Los otros Watergate del periodismo mundial

Los otros Watergate del periodismo mundial Escrito por Andrés Alfonso Pachón A para www.elpais.com.co

Aunque por su trascendencia el Caso Watergate parece haber eclipsado otros misterios e investigaciones de la historia del periodismo, lo cierto es que no son pocos los recuentos oscuros que han salido a la luz pública gracias a la sagacidad y ‘olfato’ noticioso de decenas de reporteros alrededor del mundo.

No obstante, en este proceso quienes logran destapar las ollas podridas terminan a menudo siendo la noticia misma, tal y como les sucedió a Carl Bernstein y Bob Woodward, el par de periodistas del Washington Post que le siguieron la huella al gobierno de Richard Nixon hasta que éste, presionado por sus reportes periodísticos, debió dimitir el 8 de agosto de 1974.

Tal historia les valió a los dos jóvenes reporteros tanto el Premio Pulitzer de periodismo como el salto a la fama, un reconocimiento al que también se han hecho acreedores otros colegas de oficio por sus publicaciones.

El País presenta una selección de tres casos periodísticos que han brillado por ser exhaustivos.

A SANGRE Y PULSO. Truman Capote, uno de los pioneros del nuevo periodismo, trabajó durante la primera mitad de la década de los 60 en la realización de A Sangre Fría, un extenso reportaje periodístico en el que el registro de lo que parecía ser un simple hecho de sangre terminó convirtiéndose en todo un best seller.

Todo empezó en noviembre de 1959, cuando Capote leyó en The New York Times la noticia del asesinato de la familia Clutter en un pueblito de Kansas.

Lo que despertó su curiosidad no fue el asesinato en sí de la familia (el padre, la madre y dos de sus hijos), sino el efecto que provocaron esos terribles acontecimientos, aparentemente inmotivados, en una comunidad tan pequeña y aislada como Holcomb.

En un principio pensó en escribir una historia corta acerca de la ciudad y de la familia, pero según se fueron desarrollando los acontecimientos la obra comenzó a tomar otros tintes, hasta llegar al móvil del homicidio.

Para realizar tal trabajo, Truman Capote debió trasladarse a Kansas, pero cuando ya estaba en la mitad del libro la Policía capturó al par de asesinos, por lo que debió retomar la historia casi de cero.

Las continuas entrevistas con los asesinos y el seguimiento de todo el proceso judicial le ayudaron a continuar con su proyecto, que sólo vio la luz en 1966, luego de seis años de trabajo y un año después que los asesinos fueron ejecutados como condena.

CASO KELLY. El 18 de julio de 2003, el cadáver del científico británico y experto en armas David Kelly puso al descubierto la fuerza social que tiene el llamado Cuarto Poder.

Kelly había desaparecido días después de haber sido identificado por el gobierno británico como la fuente de información de la cadena BBC que aseguró que el Comité de Inteligencia del Gobierno de Tony Blair había exagerado informes sobre armas de destrucción masiva en Iraq para justificar la guerra con ese país.

El reconocido experto en armas químicas se encontró atrapado en el fuego cruzado entre el Gobierno británico y los medios de comunicación desde mayo de 2003, debido a las declaraciones que le dio al periodista Andrew Gilligan sobre el particular.

Corresponsal de defensa y de asuntos diplomáticos del programa Today, en Radio 4 de la BBC, Gilligan informó el 29 de mayo de 2003 que una "fuente fiable del servicio de espionaje" le había asegurado que el primer documento del Gobierno sobre Iraq había sido manipulado.

En esto terminó involucrado Alastair Campbell, director de Comunicación de Downing Street, toda vez que Gilligan lo acusó de ser el responsable directo de que Tony Blair dijera ante el Parlamento que el líder iraquí, Saddam Hussein, podía usar armas de destrucción masiva en 45 minutos. Campbell lo negó siempre y su empeño en hacer rectificar a la BBC que él había ‘adornado’ el expediente terminó sacando a la luz pública el nombre de Kelly.

ASESINATO DE UN PAPA. Según importantes investigaciones europeas, detrás de la muerte del papa Juan Pablo I, fallecido en extrañas circunstancias a los 33 días de pontificado en 1978, se habría tejido una siniestra conspiración en la que estarían insertos tanto la CIA como la KGB, la logia P2 y otras organizaciones de gran relevancia internacional.

Aunque poco reconocido como reportero, más sí como escritor, David Yallop publicó en 1984 ‘¿En el nombre de Dios?’, en el que expone la tesis más polémica y conflictiva sobre el caso, ya que planteaba directamente una conspiración urdida para asesinar al Papa con digitalina, un poderoso veneno, con el fin de impedir los cambios planteados por él para acabar con la corrupción.

Luego de tres años de intensas investigaciones en las que contó con la colaboración clandestina de algunos miembros de la signatura vaticana, Yallop quiso demostrar que el Vaticano encubrió las circunstancias en que se produjo el fallecimiento y proporcionó indicios suficientes para considerar necesaria la apertura de una investigación oficial.

Su libro provocó un verdadero escándalo, haciendo que la situación se tornara realmente grave, hasta el punto de llevar a un ultraconservador como el escritor francés Jean Parvulesco a aceptar la posibilidad de que Juan Pablo I fuese ejecutado para evitar que condujese a la Iglesia a una desviación teológico, progresista y tercermundista.

1 comentario

trendt -

Actualiza, por favor. El tiempo es una excusa de poca monta. Sabemos que en estos meses no tendrás trabajo... ya no te quedan pretextos. ¿Qué hay de las luchas eternas?