Newsweek: periodismo, propaganda, religión
Tomado de http://www.cronica.com.mx/
Autor: Juan Manuel Martínez Trejo
¿Guerra de tinta e Internet?
En el escenario internacional siguen abriéndose polémicas interesantes alrededor de los medios de comunicación, de las cuales se desprenden vertientes que podrían ayudar al análisis de nuestros casos domésticos, evidentemente sin descuidar los diferentes contextos en que se producen.
Sobresalió el caso de Newsweek, cuyo efecto trascendió el de la guerra de tinta e Internet expresión que usó José Angel Gurría cuando estaba al frente de la SRE para definir la situación en Chiapas.
El 9 de mayo, el semanario estadunidense propiedad de la empresa editora que también controla The Washington Post y la revista de Internet Slate difundió un pequeño reporte denunciando supuestas profanaciones del Corán en la prisión de Guantánamo: se habría tirado al inodoro un ejemplar para lograr que los presos hablaran.
Un primer ángulo de análisis lleva al tema de la responsabilidad que tienen los medios al difundir su información: el pequeño texto generó protestas en varios países musulmanes que derivaron en la muerte de algunas personas en Afganistán.
Estados Unidos y el mundo musulmán
Un sondeo del Pew Research Center, citado por el periódico USA Today, mostró que en la mayoría de los países musulmanes se tiene una mala imagen de Estados Unidos. En Jordania, por ejemplo, sólo tiene 5% de opinión a su favor.
Ello explicaría la magnitud de la respuesta de la administración de George W. Bush.
El 16 de mayo, Condoleezza Rice dijo que el reporte de Newsweek causó un gran daño a los intentos de Estados Unidos de acercarse al mundo musulmán. Puso el acento en un punto sensible para los medios: dijo que lo triste es que era un artículo que no estaba bien fundamentado.
Scott McClellan, vocero de la Casa Blanca, señaló que aunque el semanario reconoció que sus datos estaban equivocados, se negaba a hacer una retractación profunda; además, sugería satisfacer ciertos estándares periodísticos.
Fuentes: los claroscuros
Mark Whitaker, editor de Newsweek, explicó que los reporteros Michael Isikoff y John Barry obtuvieron su información de una fuente gubernamental.
Dijo que los datos fueron consultados, por separado, con dos funcionarios del Departamento de Defensa: mientras uno declinó responder, el otro dirigió su atención hacia otro aspecto de la nota, no al relacionado con el incidente con el Corán.
Comentó que finalmente, ya desatada la controversia, su fuente original les dijo que no estaba seguro de si leyó la información sobre el incidente en documentos recientes o en otras investigaciones o borradores.
En una entrevista concedida a The New York Times, el 17 de mayo, Whitaker dijo que no habría acciones disciplinarias contra los reporteros, porque hicieron lo conducente, pues no había comportamientos antiéticos, fabricación, reporteo sucio o desinterés en reconocer la severidad del problema.
¿Reporteros chamaqueados?
Apenas el mes anterior, Michael Isikoff recibió un reconocimiento de parte de la Society of Professional Journalists. Pero, sin duda, su más sonado éxito periodístico fue la revelación del affair entre Bill Clinton y Mónica Lewinsky.
Entrevistado por The New York Times, Howard Kurtz, de The Washington Post, dijo que estaba sorprendido al ver que Isikoff hubiera escrito una historia controvertida basada en una fuente anónima, que dijo es útil cuando se trata de llegar a información sensible o clasificada, pero que encierra el riesgo de revertirse cuando está equivocada.
Desde el ala republicana del Congreso salieron duros comentarios en contra de Michael Isikoff.
El mencionado Kurtz informó el 18 de mayo que Deborah Price sugirió la cancelación de la suscripción de Newsweek y consideró que una retractación no atenuaría el comportamiento imprudente de un reportero irresponsable; y que Robert Ney acusó a Isikoff de haber fabricado el supuesto incidente alrededor del Corán.
Periodismo, propaganda.
El caso de Newsweek motivó un llamativo comentario de Dick Morris, a quien se ubica como el principal estratega en la reelección de Bill Clinton en 1996.
En un comentario reproducido en la página electrónica Jewish World Review, Morris planteó que en los llamados medios de elite se observa un sesgo hacia la izquierda que los ha llevado a descuidar los estándares de justicia y precisión en el reporteo.
Observó un punto en común en las historias incorrectas que han difundido medios como la BBC, CBS y The New York Times: han amenazado con infligir un daño enorme a los esfuerzos de EU y Gran Bretaña para derrotar al terrorismo y al régimen de Saddam Hussein.
Dijo que él no recuerda una historia incorrecta de alto perfil que haya atacado la presidencia de Bill Clinton. Señaló, incluso, que cuando Michael Isikoff hizo las primeras revelaciones del affair Clinton-Lewinsky, Newsweek rechazó piadosamente dar espacio a la historia.
Rendición de cuentas
Secuela inevitable en este tipo de controversias es la reflexión acerca de los costos que los medios deben pagar.
El ya citado portavoz de la Casa Blanca planteó que lo publicado por Newsweek afectó la credibilidad de la propia revista y la de los medios de comunicación en general.
Dick Morris opinó que los medios de comunicación deben examinar sus sesgos y tratar de corregirlos, para evitar que la gente se aleje en rechazo a su obvia manipulación de la opinión pública.
Sobre esto, recientemente la Agence France-Press (AFP) difundió los resultados de una encuesta del Pew Research Center que mostró que 45% de los estadunidenses no cree nada o casi nada de lo que lee en los diarios.
Sigue el debate
Hay otra arista: de acuerdo con Pakinam Amer (Associated Press), en el mundo islámico hay quienes piensan que Estados Unidos presionó a la revista Newsweek para que se retractara del reportaje sobre Guantánamo, usándola como una especie de chivo expiatorio.
El 19 de mayo, Amer refirió que el enojo en esa región no se había diluido porque han sido frecuentes los reportes de maltrato en Guantánamo y, por tanto, se piensa que la profanación del Corán pudo haber ocurrido.
Y cuando aún no se diluía el debate alrededor de Newsweek, el diario The Sun catalogado como el tabloide más leído en la Gran Bretaña abrió otro frente: publicó en su portada una fotografía de Saddam Hussein en calzoncillos.
Según el rotativo, esa imagen y otras más que trae en su interior fueron proporcionadas por fuentes militares de EU con el objetivo de doblegar a la resistencia iraquí mostrando la real dimensión de Hussein. Mientras tanto, el Ejército de EU anunció inmediatamente la apertura de una investigación.
El anuncio pasó casi desapercibido: el 18 de mayo, la cadena CBS anunció el fin de la edición del miércoles del programa 60 minutos, en el cual hace meses se cuestionó el servicio militar de Bush con base en documentos de dudosa autenticidad.
La AFP reportó que Leslie Moonves, presidenta de CBS, descartó que la cancelación de dicha emisión tuviera que ver con ese tema: argumentó que todo era una cuestión de índices de audiencia.
El autor es socio fundador de Consultores en Investigación y Análisis de Medios, S.C.
jmmartinezt@prodigy.net.mx
Autor: Juan Manuel Martínez Trejo
¿Guerra de tinta e Internet?
En el escenario internacional siguen abriéndose polémicas interesantes alrededor de los medios de comunicación, de las cuales se desprenden vertientes que podrían ayudar al análisis de nuestros casos domésticos, evidentemente sin descuidar los diferentes contextos en que se producen.
Sobresalió el caso de Newsweek, cuyo efecto trascendió el de la guerra de tinta e Internet expresión que usó José Angel Gurría cuando estaba al frente de la SRE para definir la situación en Chiapas.
El 9 de mayo, el semanario estadunidense propiedad de la empresa editora que también controla The Washington Post y la revista de Internet Slate difundió un pequeño reporte denunciando supuestas profanaciones del Corán en la prisión de Guantánamo: se habría tirado al inodoro un ejemplar para lograr que los presos hablaran.
Un primer ángulo de análisis lleva al tema de la responsabilidad que tienen los medios al difundir su información: el pequeño texto generó protestas en varios países musulmanes que derivaron en la muerte de algunas personas en Afganistán.
Estados Unidos y el mundo musulmán
Un sondeo del Pew Research Center, citado por el periódico USA Today, mostró que en la mayoría de los países musulmanes se tiene una mala imagen de Estados Unidos. En Jordania, por ejemplo, sólo tiene 5% de opinión a su favor.
Ello explicaría la magnitud de la respuesta de la administración de George W. Bush.
El 16 de mayo, Condoleezza Rice dijo que el reporte de Newsweek causó un gran daño a los intentos de Estados Unidos de acercarse al mundo musulmán. Puso el acento en un punto sensible para los medios: dijo que lo triste es que era un artículo que no estaba bien fundamentado.
Scott McClellan, vocero de la Casa Blanca, señaló que aunque el semanario reconoció que sus datos estaban equivocados, se negaba a hacer una retractación profunda; además, sugería satisfacer ciertos estándares periodísticos.
Fuentes: los claroscuros
Mark Whitaker, editor de Newsweek, explicó que los reporteros Michael Isikoff y John Barry obtuvieron su información de una fuente gubernamental.
Dijo que los datos fueron consultados, por separado, con dos funcionarios del Departamento de Defensa: mientras uno declinó responder, el otro dirigió su atención hacia otro aspecto de la nota, no al relacionado con el incidente con el Corán.
Comentó que finalmente, ya desatada la controversia, su fuente original les dijo que no estaba seguro de si leyó la información sobre el incidente en documentos recientes o en otras investigaciones o borradores.
En una entrevista concedida a The New York Times, el 17 de mayo, Whitaker dijo que no habría acciones disciplinarias contra los reporteros, porque hicieron lo conducente, pues no había comportamientos antiéticos, fabricación, reporteo sucio o desinterés en reconocer la severidad del problema.
¿Reporteros chamaqueados?
Apenas el mes anterior, Michael Isikoff recibió un reconocimiento de parte de la Society of Professional Journalists. Pero, sin duda, su más sonado éxito periodístico fue la revelación del affair entre Bill Clinton y Mónica Lewinsky.
Entrevistado por The New York Times, Howard Kurtz, de The Washington Post, dijo que estaba sorprendido al ver que Isikoff hubiera escrito una historia controvertida basada en una fuente anónima, que dijo es útil cuando se trata de llegar a información sensible o clasificada, pero que encierra el riesgo de revertirse cuando está equivocada.
Desde el ala republicana del Congreso salieron duros comentarios en contra de Michael Isikoff.
El mencionado Kurtz informó el 18 de mayo que Deborah Price sugirió la cancelación de la suscripción de Newsweek y consideró que una retractación no atenuaría el comportamiento imprudente de un reportero irresponsable; y que Robert Ney acusó a Isikoff de haber fabricado el supuesto incidente alrededor del Corán.
Periodismo, propaganda.
El caso de Newsweek motivó un llamativo comentario de Dick Morris, a quien se ubica como el principal estratega en la reelección de Bill Clinton en 1996.
En un comentario reproducido en la página electrónica Jewish World Review, Morris planteó que en los llamados medios de elite se observa un sesgo hacia la izquierda que los ha llevado a descuidar los estándares de justicia y precisión en el reporteo.
Observó un punto en común en las historias incorrectas que han difundido medios como la BBC, CBS y The New York Times: han amenazado con infligir un daño enorme a los esfuerzos de EU y Gran Bretaña para derrotar al terrorismo y al régimen de Saddam Hussein.
Dijo que él no recuerda una historia incorrecta de alto perfil que haya atacado la presidencia de Bill Clinton. Señaló, incluso, que cuando Michael Isikoff hizo las primeras revelaciones del affair Clinton-Lewinsky, Newsweek rechazó piadosamente dar espacio a la historia.
Rendición de cuentas
Secuela inevitable en este tipo de controversias es la reflexión acerca de los costos que los medios deben pagar.
El ya citado portavoz de la Casa Blanca planteó que lo publicado por Newsweek afectó la credibilidad de la propia revista y la de los medios de comunicación en general.
Dick Morris opinó que los medios de comunicación deben examinar sus sesgos y tratar de corregirlos, para evitar que la gente se aleje en rechazo a su obvia manipulación de la opinión pública.
Sobre esto, recientemente la Agence France-Press (AFP) difundió los resultados de una encuesta del Pew Research Center que mostró que 45% de los estadunidenses no cree nada o casi nada de lo que lee en los diarios.
Sigue el debate
Hay otra arista: de acuerdo con Pakinam Amer (Associated Press), en el mundo islámico hay quienes piensan que Estados Unidos presionó a la revista Newsweek para que se retractara del reportaje sobre Guantánamo, usándola como una especie de chivo expiatorio.
El 19 de mayo, Amer refirió que el enojo en esa región no se había diluido porque han sido frecuentes los reportes de maltrato en Guantánamo y, por tanto, se piensa que la profanación del Corán pudo haber ocurrido.
Y cuando aún no se diluía el debate alrededor de Newsweek, el diario The Sun catalogado como el tabloide más leído en la Gran Bretaña abrió otro frente: publicó en su portada una fotografía de Saddam Hussein en calzoncillos.
Según el rotativo, esa imagen y otras más que trae en su interior fueron proporcionadas por fuentes militares de EU con el objetivo de doblegar a la resistencia iraquí mostrando la real dimensión de Hussein. Mientras tanto, el Ejército de EU anunció inmediatamente la apertura de una investigación.
El anuncio pasó casi desapercibido: el 18 de mayo, la cadena CBS anunció el fin de la edición del miércoles del programa 60 minutos, en el cual hace meses se cuestionó el servicio militar de Bush con base en documentos de dudosa autenticidad.
La AFP reportó que Leslie Moonves, presidenta de CBS, descartó que la cancelación de dicha emisión tuviera que ver con ese tema: argumentó que todo era una cuestión de índices de audiencia.
El autor es socio fundador de Consultores en Investigación y Análisis de Medios, S.C.
jmmartinezt@prodigy.net.mx
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