Documental sobre Fox News en VTV: Asombro, estupor e Internet
Anoche no pude conciliar el sueño luego de ver con asombro y estupor el documental transmitido por Venezolana de Televisión (VTV), en el que se explicaba con detalle cómo el canal de noticias Fox News, propiedad del magnate norteamericano -republicano y confeso- Rupert Murdoch, manipuló diabólicamente la información en torno a la figura del candidato democráta John Kerry durante la última campaña electoral de los Estados Unidos.
También el documental mostraba cómo se hizo abiertamente propaganda al presidente George W. Bush y, lo peor, como periodistas, presentadores-actores, productores, escritores, falsos especialistas y dudosos entrevistados, se prestaron para tan siniestro objetivo.
El desvelo se hizo mayor al recordar el inicio del documental, en el que los productores locales inteligentemente insertaron fragmentos de emisiones informativas recientes del canal de noticias en el que se mostraba cómo Fox News veía y presentaba a nuestro presidente Hugo Chávez y cómo intentaban por todos los medios (o mejor dicho, por todos sus medios) y estrategias (luego develadas en el documental) distorsionar y destruir no sólo la imagen de Chávez sino también el proceso político y de rescate social que experimenta el país.
Para encontrar la calma suficiente me puse a navegar en Internet y comencé una travesía en procura de más información relacionada con esta triste realidad norteamericana. Manipulación mediática, censura informativa, estrategias de encubrimiento, terrorismo televisivo, censura, poder, racismo, Rupert Murdoch, entre otros términos, conformaron ese "campo semántico" para la búsqueda, el cual ya me decía antes de aplicar el botón respectivo, cuáles eran las características inherentes a lo que estaba buscando.
Allí encontré, además del artículo ya publicado en este blog y el cual reproduzco antes que éste (¿Cómo los EEUU censuran las noticias?), un trabajo en el que se explica cómo está estructurada la concentración mediática en los EEUU.
A continuación los invito a leerlo y a reflexionar, especialmente la invitación va dirigida a mis estudiantes de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
A pesar de que está fechado en 2002, su vigencia es absoluta y su postura crítica indudable.
Se titula:
En EEUU tampoco hay libertad de expresión: seis grupos económicos controlan la gran prensa. Por Ernesto Carmona (Tomado del site chileno: http://www.zonaimpacto.cl)
En Estados Unidos existe descontento frente a la política económica de George W. Bush, los recortes presupuestarios en educación y la incertidumbre ante el futuro del seguro social, una fuente precaria pero segura de financiamiento del Estado para la supervivencia de la población pobre de este país. Sin embargo, al igual que en Chile, prácticamente no hay debate público sobre grandes temas que sólo se discuten en la clandestinidad o en publicaciones alternativas.
La mayoría de la población parece estar emborrachada todavía por los éxitos de guerra en Iraq. Los 250 millones de habitantes deben conformarse con un sólo discurso y una sola visión unánime y totalitaria en los grandes medios de comunicación de masas controlados por seis grandes
Viene la desregulación
La concentración de la propiedad de los medios sería aún peor si no existiera una cierta regulación del Estado a través de la FCC, la Comisión Federal de Comunicaciones, una suerte de DEA de los mass media. La mala noticia es que la FCC tomará una decisión crucial cuando defina el 2 de junio próximo si un conglomerado propietario de diarios puede poseer también estaciones de radio y TV o viceversa en la misma ciudad o mercado en que opera. La manipulación de la información pública en EE. UU. responde a la concentración corporativa y a prácticas de propaganda mediática similares a las de Chile, Alemania, Venezuela y otros países con medios de estructura piramidal. En EE. UU. también explican las tasas de aceptación declinantes, pero aún por sobre el 50 por ciento que exhiben las políticas de George W. Bush.
Los opositores a la guerra sólo pueden expresarse y dar a conocer sus actividades en reuniones de amigos, organizaciones culturales underground (subterráneas), una que otra película o video, periódicos estudiantiles, algunas publicaciones de las colonias hispanas, la red Internet, pequeños afiches y otros medios artesanales, como los bumper stickers de una activa industria de letreros autoadhesivos destinados a los vidrios de automóviles y ventanas de viviendas. Los dispensadores de periódicos como The New York Time y The Wall Street Journal suelen exhibir grafitis contestatarios, a veces con una sola palabra: ¡Mentiras!
El californiano no exhibe la ignorancia ni la mente maleable del estadounidense medio. El ex embajador en Iraq, Edwards Peck, diserta contra la guerra y ofrece talleres por todo el Estado, mientras recolecta fondos para asistir a las víctimas. El San Francisco Chronicle de la familia Hearst, no presenta el sesgo más derechista del New York Times o del Washington Post y se permite publicar caricaturas en que un solitario George Bush aparece cavando hoyos en el desierto iraquí en una frenética búsqueda de armas de destrucción masiva. Los partidarios de la invasión izan la bandera de las barras y las estrellas para expresar su adhesión a Bush, pero en California se ven muy pocas, salvo en las oficinas federales y una que otra vivienda.
Los grandes del mass media
La revista The Nation, de Nueva York, publicó un organigrama de cuatro páginas tamaño carta con el mapa de diez grandes dueños (1) de los medios de comunicación de Estados Unidos, gigantescos conglomerados monstruo que fabrican dinero ofreciendo información mezclada o confundida con entretenimiento y espectáculo a través de cadenas de TV, revistas, diarios, radios, Internet, películas, música, deportes, libros y otros rubros. La televisión siempre es el renglón más importante.
AOL/Time Warner, con ganancias de US$ 32 mil millones en 2001, posee 64 magazines como Time, Life & People y MAD, varios en alianza con AT&T y uno en el Reino Unido; sus cadenas de TV incluyen numerosas estaciones, redes, cables y producción de programas (CNN, HBO y TNT); posee cinco equipos de fútbol y/o béisbol; produce películas mediante Hermanos Warner y otras subsidiarias; tiene 40 sellos musicales y cuatro editoriales de libros. Es inútil reseñar en detalle todo lo que tienen estas diez corporaciones: no cabrían en todas las páginas de esta revista.
Con pequeñas variaciones en los rubros y en su magnitud gigante figuran AT&T Corporation, (con US$ 66 mil millones mm de rentabilidad 2001), Sony (US$ 53,8 mm), Bertelsman (US$ 16,5 mm), Liberty Media Corporation (US$ 42 mm), Vivendi Universal (US$ 37,2 mm), Viacom Inc. (US$ 20 mm), General Electric (US$ 129,9 mm), Walt Disney Company (US$ 25,4 mm) y News Corporation (US$ 11,6 mm). Un dato para cuantificar estas ganancias: las exportaciones totales de Chile a todo el planeta en 2002, alcanzaron a US$ 17,4 mm.
Estos monstruos comunicacionales controlan las más célebres cadenas de noticias, como ABC, NBC, CBS, Telemundo, Fox, UPN, etcétera. La próxima decisión de la FCC podría permitirles operar grandes diarios de circulación nacional como The New York Time y The Washington Post y centenares de periódicos locales. Como están cuadrados con el gobierno Bush, el lobby parece redundancia. Y el jefe de la FCC es un hijo de Collin Powell, Michael, considerado más reaccionario que papá.
Mapa del control mediático
Especialistas media watch como Norman Solomon reducen el grupo propietario a seis grandes corporaciones en los 60 eran más de 40, señalando que los capitales corporativos se entrecruzan en alianzas de poder que controlan terceras corporaciones mediante participaciones accionarias bajas y sofisticados enroques de capitales. Por ejemplo, AT&T posee 8% de New Corp. (Fox) A su vez, Janus Corp. está presente en el 5% de Liberty Media y en 6% de AOL TW (CNN), gigante que a su vez pertenece en 4% a Liberty Media, en 18% a New Corp. y en 1% a Viacom, a su turno controlada en 68% por National Amussement.
El magnate mediático Rupert Murdoch controla New Corp. (Fox) con 30%, en alianza con 8% de AT&T, en tanto el Grupo Bruxelles detenta el 25% de Bertelsmann.
Hay polémica porque Murdoch, cuya insignia es el canal Fox, pide aprobación federal para comprar Direct TV, gigantesco proveedor de señales por satélite, donde participa entre otros el venezolano Gustavo Cisneros Rendiles, dueño principal de la cadena hispana Univisión y de los canales ChileVisión de Santiago y Venevisión de Caracas.
Murdoch-News Corp. aspira al 34% de Hughes Electronics, la división General Motors que opera DirecTV desea poner en onda sus canales Fox, Fox News Channel y FX, controlar los precios que paga el usuario final y expulsar del negocio del cable a pequeñas y medianas compañías.
Adocenados, como los huevos
Los grandes y famosos periodistas de las cadenas de televisión se cuadraron todos con Bush, como si fueran milicos y con el mismo lenguaje castrense que usaba la ministra chilena Mónica Madariaga cuando su pariente Pinochet la cambiaba de cargo público: lo que ordene, mi general. Los famosos del mercado de noticias hoy sólo son propagandistas de guerra, seguidores de Dan Rather, a quien llamaban el sucesor de Walter Cronkite (un legendario hombre de prensa que en los 60 desafiaba al entonces Presidente Lyndon B. Johnson por su conducción de la guerra en Vietnam). George Bush es el Presidente..., él quiere que me ponga en la fila; sólo dígame dónde, sentenció un sumiso Rather, que rápido fue imitado por Tom Jennings, Tom Broakan y otros grandes periodistas.
La concentración de la propiedad más el adocenamiento de los profesionales reducirá las fuentes laborales y hará perder más al trabajo periodístico, proceso que en Chile no inquieta a nadie desde hace mas de una década, excepto al impotente público consumidor mediático local. Pero en EE.UU. por lo menos surgen voces de protesta. Don Hazen, de la organización AlterNet, opinó que la TV ya no está interesada en ofrecer un buen nivel de análisis y de debate.
Danny Schetchter, de MediaChannel, cuestionó la mediocridad de la cobertura durante la guerra Iraq y cree que la supresión de opiniones anti-guerra, más la exhibición de imágenes pasteurizadas, no responde únicamente a ineptitud, polarización y unilateralidad, sino que alinea a ciertos periodistas con los esfuerzos lobbísticos de los dueños de grandes medios para conseguir en junio la desregulación de la FCC.
Y la radio, ¿qué?
La cadena radial Clear Channel Communications ofrece el mejor ejemplo de concentración mediática, con 1.225 emisoras y 62 estaciones de TV (24% de la audiencia nacional). Un estilo de producción centralizada, basado en economía a escala, eliminó puestos de trabajo y los servicios de noticias locales a través del medio-oeste de EE.UU.
Ya no le interesan los crímenes de pueblo, menos los pequeños conflictos políticos y eventos socio-culturales de las comunidades. Lo local no se globaliza, sino que desaparece. Por añadidura, Clear no tolera transmisión de música ni entrevistas de artistas y autores críticos de la guerra. El autoritarismo mediático trae consigo la censura, tan temida en los mitos de libertad del pueblo estadounidense. (El San Francisco Chronicle, el diario de la Patty Hearst, despidió a un periodista por haber sido arrestado en una manifestación contra la guerra, de medio millón de personas. No quedó claro si fue por la marcha, por la detención... o por ambas).
Todo indica que el binomio Bush/Powell otorgará la buscada desregulación que cambiará el mapa de las comunicaciones. El hijo de Michael Powell, que capitanea la FCC, Michael, anticipó que los intereses de las mega corporaciones necesitan la protección del ángel del interés público.
El impacto de estos cambios será desastroso en la calidad de la información pública y fatal para la democracia estadounidense, ya deteriorada con las restricciones a las libertades públicas establecidas por la dictadura de la Casa Blanca. El control mediático será total cuando los dueños de diarios posean simultáneamente diarios y estaciones de radio y TV en las mismas ciudades.
Era megalítica de los medios
La periodista Eli Pariser vaticina una suerte de glaciación regresiva, de enormes cambios, en el mundo estadounidense de los medios de comunicación. Las sombras que se ciernen sobre el futuro sacrificarán la diversidad en aras de las mega-ganancias, cree Neil Hickey de Columbia Journalism Review con la presencia exclusiva de mega corporaciones en la difusión de noticias.
Jeff Perlstein, director ejecutivo de Media Alliance, explicó que la guerra obligó a su organización crítica de los medios a difundir panfletos con noticias fidedignas, en un esfuerzo David/Goliath por contrarrestar el discurso único. Norman Solomon, animador del Institute for Public Accurancy, se toma la molestia de distribuir comunicados press release a los medios para indicarles otras posibles fuentes que deberían consultar. Incluye nombres, teléfonos y semblanzas de potenciales informantes que pueden brindar un punto de vista distinto.
Un sobproducto de la concentración y globalización de los medios en EE.UU. es el creciente desalojo de las mujeres en los puestos de trabajo, principalmente en los diarios. Cada vez hay menos escritoras, que es el nombre que le dan aquí a quienes redactan para los medios. La voz de las mujeres cae en una espiral de silencio en los grandes medios se queja Caryl Rivers, de Womens Enews. Pariser cree que el periodismo regresará a una edad peor que la de piedra, a una era megalítica de los medios. Una o dos mega-corporaciones gobernarán el mundo de las comunicaciones... y de la cultura masiva.
Las voces críticas: media watch
Las elites estadounidenses contestatarias no podrían darse cuenta de esta gigantesca conspiración silenciosa contra las libertades de expresión e información si no se levantaran algunas voces críticas. La denuncia más fuerte y más respetada proviene de laboriosas organizaciones media watch, asociaciones independientes animadas muchas veces por periodistas que abandonaron el género de investigación para criticar a los medios, usando siempre al periodismo como herramienta de trabajo. Sus estudios revisten, además, un cierto carácter científico y estadístico. Según el legendario George Seldes, el máximo exponente estadounidense del periodismo de investigación fallecido en 1995 a la edad de 104 años los medios son reacios a investigarse y a informar al público sobre ellos mismos.
Media watch consiste en observar, vigilar y criticar a los medios. Norman Solomon, del Institute for Public Accurancy (se traduce como Instituto Público por la Veracidad, o transparencia) convirtió la crítica en un medio de vida: publica muy buenos libros y su columna la compra una quincena de diarios prestigiados. Dice que aprovecha algunas trizaduras en la pared y accede a algunos medios de baja hostilidad hacia la crítica.
Solomon trabaja también con Jeff Cohen, del FAIR de Nueva York. La sigla es también un acrónimo que significa justicia o imparcialidad. Corresponde a Fairness & Accuracy In Reporting, algo así como limpieza y veracidad en el periodismo. Media Alliance, alianza mediática, funciona como watch (observatorio), editorial, mutual (seguros médicos) y, al mismo tiempo, ofrece cursos de mejoramiento profesional a sus 3.000 afiliados, explicó su CEO (director ejecutivo) Jeff Perlstein. Exhibe una clara postura de lucha democrática contra las corporaciones mediáticas.
Algunos críticos provienen del campo enemigo, como Barry Diller, fundador de Fox Broadcasting y actual CEO de USA Network, apasionado opositor de la abolición de normas que regulen a los dueños de medios. Cree que la normativa fiscalizadora es indispensable para impedir que las corporaciones controlen todo lo que vea, lea y escuche el ciudadano. No quiere que sustituyan o coadyuven al Gran Hermano de Orwell.
Alegando que las libertades de expresión e información no conciernen sólo a los periodistas y a los medios independientes, sino también al ciudadano común, muchas organizaciones convocan a agitar esas banderas y oponerse a la desregulación que fragua la FCC. Moveon Media Corp. asegura tener a 29.000 estadounidenses comprometidos en trabajar por un periodismo balanceado y transparente.
También el documental mostraba cómo se hizo abiertamente propaganda al presidente George W. Bush y, lo peor, como periodistas, presentadores-actores, productores, escritores, falsos especialistas y dudosos entrevistados, se prestaron para tan siniestro objetivo.
El desvelo se hizo mayor al recordar el inicio del documental, en el que los productores locales inteligentemente insertaron fragmentos de emisiones informativas recientes del canal de noticias en el que se mostraba cómo Fox News veía y presentaba a nuestro presidente Hugo Chávez y cómo intentaban por todos los medios (o mejor dicho, por todos sus medios) y estrategias (luego develadas en el documental) distorsionar y destruir no sólo la imagen de Chávez sino también el proceso político y de rescate social que experimenta el país.
Para encontrar la calma suficiente me puse a navegar en Internet y comencé una travesía en procura de más información relacionada con esta triste realidad norteamericana. Manipulación mediática, censura informativa, estrategias de encubrimiento, terrorismo televisivo, censura, poder, racismo, Rupert Murdoch, entre otros términos, conformaron ese "campo semántico" para la búsqueda, el cual ya me decía antes de aplicar el botón respectivo, cuáles eran las características inherentes a lo que estaba buscando.
Allí encontré, además del artículo ya publicado en este blog y el cual reproduzco antes que éste (¿Cómo los EEUU censuran las noticias?), un trabajo en el que se explica cómo está estructurada la concentración mediática en los EEUU.
A continuación los invito a leerlo y a reflexionar, especialmente la invitación va dirigida a mis estudiantes de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela (UCV).
A pesar de que está fechado en 2002, su vigencia es absoluta y su postura crítica indudable.
Se titula:
En EEUU tampoco hay libertad de expresión: seis grupos económicos controlan la gran prensa. Por Ernesto Carmona (Tomado del site chileno: http://www.zonaimpacto.cl)
En Estados Unidos existe descontento frente a la política económica de George W. Bush, los recortes presupuestarios en educación y la incertidumbre ante el futuro del seguro social, una fuente precaria pero segura de financiamiento del Estado para la supervivencia de la población pobre de este país. Sin embargo, al igual que en Chile, prácticamente no hay debate público sobre grandes temas que sólo se discuten en la clandestinidad o en publicaciones alternativas.
La mayoría de la población parece estar emborrachada todavía por los éxitos de guerra en Iraq. Los 250 millones de habitantes deben conformarse con un sólo discurso y una sola visión unánime y totalitaria en los grandes medios de comunicación de masas controlados por seis grandes
Viene la desregulación
La concentración de la propiedad de los medios sería aún peor si no existiera una cierta regulación del Estado a través de la FCC, la Comisión Federal de Comunicaciones, una suerte de DEA de los mass media. La mala noticia es que la FCC tomará una decisión crucial cuando defina el 2 de junio próximo si un conglomerado propietario de diarios puede poseer también estaciones de radio y TV o viceversa en la misma ciudad o mercado en que opera. La manipulación de la información pública en EE. UU. responde a la concentración corporativa y a prácticas de propaganda mediática similares a las de Chile, Alemania, Venezuela y otros países con medios de estructura piramidal. En EE. UU. también explican las tasas de aceptación declinantes, pero aún por sobre el 50 por ciento que exhiben las políticas de George W. Bush.
Los opositores a la guerra sólo pueden expresarse y dar a conocer sus actividades en reuniones de amigos, organizaciones culturales underground (subterráneas), una que otra película o video, periódicos estudiantiles, algunas publicaciones de las colonias hispanas, la red Internet, pequeños afiches y otros medios artesanales, como los bumper stickers de una activa industria de letreros autoadhesivos destinados a los vidrios de automóviles y ventanas de viviendas. Los dispensadores de periódicos como The New York Time y The Wall Street Journal suelen exhibir grafitis contestatarios, a veces con una sola palabra: ¡Mentiras!
El californiano no exhibe la ignorancia ni la mente maleable del estadounidense medio. El ex embajador en Iraq, Edwards Peck, diserta contra la guerra y ofrece talleres por todo el Estado, mientras recolecta fondos para asistir a las víctimas. El San Francisco Chronicle de la familia Hearst, no presenta el sesgo más derechista del New York Times o del Washington Post y se permite publicar caricaturas en que un solitario George Bush aparece cavando hoyos en el desierto iraquí en una frenética búsqueda de armas de destrucción masiva. Los partidarios de la invasión izan la bandera de las barras y las estrellas para expresar su adhesión a Bush, pero en California se ven muy pocas, salvo en las oficinas federales y una que otra vivienda.
Los grandes del mass media
La revista The Nation, de Nueva York, publicó un organigrama de cuatro páginas tamaño carta con el mapa de diez grandes dueños (1) de los medios de comunicación de Estados Unidos, gigantescos conglomerados monstruo que fabrican dinero ofreciendo información mezclada o confundida con entretenimiento y espectáculo a través de cadenas de TV, revistas, diarios, radios, Internet, películas, música, deportes, libros y otros rubros. La televisión siempre es el renglón más importante.
AOL/Time Warner, con ganancias de US$ 32 mil millones en 2001, posee 64 magazines como Time, Life & People y MAD, varios en alianza con AT&T y uno en el Reino Unido; sus cadenas de TV incluyen numerosas estaciones, redes, cables y producción de programas (CNN, HBO y TNT); posee cinco equipos de fútbol y/o béisbol; produce películas mediante Hermanos Warner y otras subsidiarias; tiene 40 sellos musicales y cuatro editoriales de libros. Es inútil reseñar en detalle todo lo que tienen estas diez corporaciones: no cabrían en todas las páginas de esta revista.
Con pequeñas variaciones en los rubros y en su magnitud gigante figuran AT&T Corporation, (con US$ 66 mil millones mm de rentabilidad 2001), Sony (US$ 53,8 mm), Bertelsman (US$ 16,5 mm), Liberty Media Corporation (US$ 42 mm), Vivendi Universal (US$ 37,2 mm), Viacom Inc. (US$ 20 mm), General Electric (US$ 129,9 mm), Walt Disney Company (US$ 25,4 mm) y News Corporation (US$ 11,6 mm). Un dato para cuantificar estas ganancias: las exportaciones totales de Chile a todo el planeta en 2002, alcanzaron a US$ 17,4 mm.
Estos monstruos comunicacionales controlan las más célebres cadenas de noticias, como ABC, NBC, CBS, Telemundo, Fox, UPN, etcétera. La próxima decisión de la FCC podría permitirles operar grandes diarios de circulación nacional como The New York Time y The Washington Post y centenares de periódicos locales. Como están cuadrados con el gobierno Bush, el lobby parece redundancia. Y el jefe de la FCC es un hijo de Collin Powell, Michael, considerado más reaccionario que papá.
Mapa del control mediático
Especialistas media watch como Norman Solomon reducen el grupo propietario a seis grandes corporaciones en los 60 eran más de 40, señalando que los capitales corporativos se entrecruzan en alianzas de poder que controlan terceras corporaciones mediante participaciones accionarias bajas y sofisticados enroques de capitales. Por ejemplo, AT&T posee 8% de New Corp. (Fox) A su vez, Janus Corp. está presente en el 5% de Liberty Media y en 6% de AOL TW (CNN), gigante que a su vez pertenece en 4% a Liberty Media, en 18% a New Corp. y en 1% a Viacom, a su turno controlada en 68% por National Amussement.
El magnate mediático Rupert Murdoch controla New Corp. (Fox) con 30%, en alianza con 8% de AT&T, en tanto el Grupo Bruxelles detenta el 25% de Bertelsmann.
Hay polémica porque Murdoch, cuya insignia es el canal Fox, pide aprobación federal para comprar Direct TV, gigantesco proveedor de señales por satélite, donde participa entre otros el venezolano Gustavo Cisneros Rendiles, dueño principal de la cadena hispana Univisión y de los canales ChileVisión de Santiago y Venevisión de Caracas.
Murdoch-News Corp. aspira al 34% de Hughes Electronics, la división General Motors que opera DirecTV desea poner en onda sus canales Fox, Fox News Channel y FX, controlar los precios que paga el usuario final y expulsar del negocio del cable a pequeñas y medianas compañías.
Adocenados, como los huevos
Los grandes y famosos periodistas de las cadenas de televisión se cuadraron todos con Bush, como si fueran milicos y con el mismo lenguaje castrense que usaba la ministra chilena Mónica Madariaga cuando su pariente Pinochet la cambiaba de cargo público: lo que ordene, mi general. Los famosos del mercado de noticias hoy sólo son propagandistas de guerra, seguidores de Dan Rather, a quien llamaban el sucesor de Walter Cronkite (un legendario hombre de prensa que en los 60 desafiaba al entonces Presidente Lyndon B. Johnson por su conducción de la guerra en Vietnam). George Bush es el Presidente..., él quiere que me ponga en la fila; sólo dígame dónde, sentenció un sumiso Rather, que rápido fue imitado por Tom Jennings, Tom Broakan y otros grandes periodistas.
La concentración de la propiedad más el adocenamiento de los profesionales reducirá las fuentes laborales y hará perder más al trabajo periodístico, proceso que en Chile no inquieta a nadie desde hace mas de una década, excepto al impotente público consumidor mediático local. Pero en EE.UU. por lo menos surgen voces de protesta. Don Hazen, de la organización AlterNet, opinó que la TV ya no está interesada en ofrecer un buen nivel de análisis y de debate.
Danny Schetchter, de MediaChannel, cuestionó la mediocridad de la cobertura durante la guerra Iraq y cree que la supresión de opiniones anti-guerra, más la exhibición de imágenes pasteurizadas, no responde únicamente a ineptitud, polarización y unilateralidad, sino que alinea a ciertos periodistas con los esfuerzos lobbísticos de los dueños de grandes medios para conseguir en junio la desregulación de la FCC.
Y la radio, ¿qué?
La cadena radial Clear Channel Communications ofrece el mejor ejemplo de concentración mediática, con 1.225 emisoras y 62 estaciones de TV (24% de la audiencia nacional). Un estilo de producción centralizada, basado en economía a escala, eliminó puestos de trabajo y los servicios de noticias locales a través del medio-oeste de EE.UU.
Ya no le interesan los crímenes de pueblo, menos los pequeños conflictos políticos y eventos socio-culturales de las comunidades. Lo local no se globaliza, sino que desaparece. Por añadidura, Clear no tolera transmisión de música ni entrevistas de artistas y autores críticos de la guerra. El autoritarismo mediático trae consigo la censura, tan temida en los mitos de libertad del pueblo estadounidense. (El San Francisco Chronicle, el diario de la Patty Hearst, despidió a un periodista por haber sido arrestado en una manifestación contra la guerra, de medio millón de personas. No quedó claro si fue por la marcha, por la detención... o por ambas).
Todo indica que el binomio Bush/Powell otorgará la buscada desregulación que cambiará el mapa de las comunicaciones. El hijo de Michael Powell, que capitanea la FCC, Michael, anticipó que los intereses de las mega corporaciones necesitan la protección del ángel del interés público.
El impacto de estos cambios será desastroso en la calidad de la información pública y fatal para la democracia estadounidense, ya deteriorada con las restricciones a las libertades públicas establecidas por la dictadura de la Casa Blanca. El control mediático será total cuando los dueños de diarios posean simultáneamente diarios y estaciones de radio y TV en las mismas ciudades.
Era megalítica de los medios
La periodista Eli Pariser vaticina una suerte de glaciación regresiva, de enormes cambios, en el mundo estadounidense de los medios de comunicación. Las sombras que se ciernen sobre el futuro sacrificarán la diversidad en aras de las mega-ganancias, cree Neil Hickey de Columbia Journalism Review con la presencia exclusiva de mega corporaciones en la difusión de noticias.
Jeff Perlstein, director ejecutivo de Media Alliance, explicó que la guerra obligó a su organización crítica de los medios a difundir panfletos con noticias fidedignas, en un esfuerzo David/Goliath por contrarrestar el discurso único. Norman Solomon, animador del Institute for Public Accurancy, se toma la molestia de distribuir comunicados press release a los medios para indicarles otras posibles fuentes que deberían consultar. Incluye nombres, teléfonos y semblanzas de potenciales informantes que pueden brindar un punto de vista distinto.
Un sobproducto de la concentración y globalización de los medios en EE.UU. es el creciente desalojo de las mujeres en los puestos de trabajo, principalmente en los diarios. Cada vez hay menos escritoras, que es el nombre que le dan aquí a quienes redactan para los medios. La voz de las mujeres cae en una espiral de silencio en los grandes medios se queja Caryl Rivers, de Womens Enews. Pariser cree que el periodismo regresará a una edad peor que la de piedra, a una era megalítica de los medios. Una o dos mega-corporaciones gobernarán el mundo de las comunicaciones... y de la cultura masiva.
Las voces críticas: media watch
Las elites estadounidenses contestatarias no podrían darse cuenta de esta gigantesca conspiración silenciosa contra las libertades de expresión e información si no se levantaran algunas voces críticas. La denuncia más fuerte y más respetada proviene de laboriosas organizaciones media watch, asociaciones independientes animadas muchas veces por periodistas que abandonaron el género de investigación para criticar a los medios, usando siempre al periodismo como herramienta de trabajo. Sus estudios revisten, además, un cierto carácter científico y estadístico. Según el legendario George Seldes, el máximo exponente estadounidense del periodismo de investigación fallecido en 1995 a la edad de 104 años los medios son reacios a investigarse y a informar al público sobre ellos mismos.
Media watch consiste en observar, vigilar y criticar a los medios. Norman Solomon, del Institute for Public Accurancy (se traduce como Instituto Público por la Veracidad, o transparencia) convirtió la crítica en un medio de vida: publica muy buenos libros y su columna la compra una quincena de diarios prestigiados. Dice que aprovecha algunas trizaduras en la pared y accede a algunos medios de baja hostilidad hacia la crítica.
Solomon trabaja también con Jeff Cohen, del FAIR de Nueva York. La sigla es también un acrónimo que significa justicia o imparcialidad. Corresponde a Fairness & Accuracy In Reporting, algo así como limpieza y veracidad en el periodismo. Media Alliance, alianza mediática, funciona como watch (observatorio), editorial, mutual (seguros médicos) y, al mismo tiempo, ofrece cursos de mejoramiento profesional a sus 3.000 afiliados, explicó su CEO (director ejecutivo) Jeff Perlstein. Exhibe una clara postura de lucha democrática contra las corporaciones mediáticas.
Algunos críticos provienen del campo enemigo, como Barry Diller, fundador de Fox Broadcasting y actual CEO de USA Network, apasionado opositor de la abolición de normas que regulen a los dueños de medios. Cree que la normativa fiscalizadora es indispensable para impedir que las corporaciones controlen todo lo que vea, lea y escuche el ciudadano. No quiere que sustituyan o coadyuven al Gran Hermano de Orwell.
Alegando que las libertades de expresión e información no conciernen sólo a los periodistas y a los medios independientes, sino también al ciudadano común, muchas organizaciones convocan a agitar esas banderas y oponerse a la desregulación que fragua la FCC. Moveon Media Corp. asegura tener a 29.000 estadounidenses comprometidos en trabajar por un periodismo balanceado y transparente.
9 comentarios
Jordan 4 -
Nike Shox Turbo -
Supra Cuban -
luis meneses -
Edgar Rodríguez -
Estamos en contacto Profe!
gandica / enigmas express -
- cordial saludo -
Er!ka -
Alex -
Saludos
LuisCarlos Díaz -
Nos vemos pronto.
www.periodismodepaz.bitacoras.com