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Tomado de http://www.argenpress.info
Dicen un refrán que “a cada cual con sus prioridades”. Mientras que el pueblo de Venezuela lucha por crear medios televisivos responsables a la sociedad, que no sólo entretengan sino que eduquen, afirmando los valores culturales y humanitarios de la patria de Bolívar, las principales cadenas de televisión de Estados Unidos -FOX, ABC y Telemundo (NBC)- guerrean en las cortes de ese país por el derecho a decir palabras vulgares cuantas veces ellas quieran. Los detalles de esta batalla legal, que hoy ha llegado hasta la Corte Federal de Apelaciones del Segundo Circuito en Nueva York, demuestran, mejor que mil argumentos abstractos, los límites del concepto burgués de libre expresión, así como la importancia de reconocer a cada pueblo el derecho de definir el rol de los medios televisivos en el interior de sus fronteras.
No es lo malo, es lo seguidito
El 30 de octubre de 1973 el actor y comediante estadounidense George Carlin difundió en la estación de radio WBAI-FM de San Francisco un monólogo de doce minutos titulado Palabras sucias. En éste, Carlin mencionaba todas las palabras indecentes conocidas en el inglés. Alguien que escuchó el monólogo, radicó una querella ante la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC, por su siglas en inglés), pues la estación de radio había transmitido el programa a las dos de la tarde, espacio de tiempo en que los menores de edad podían escucharlo. La FCC no tardó en tomar una decisión administrativa en contra de Carlin y WBAI por haber violado las leyes federales de “lenguaje indecente.” Codificadas como 18 U.S.C. § 1464, estas leyes establecen que “cualquier persona que emita lenguaje profano, obsceno o indecente por medio de comunicaciones radiales en Estados Unidos puede ser multada o encarcelada por un término no mayor de dos años, o recibir incluso ambas sanciones.” La FCC confiscó la grabación.
Carlin y WBAI no tardaron en radicar un caso las cortes en contra de la FCC por violación del derecho de libre expresión, consignado en la primera enmienda de la constitución de Estados Unidos. La acción legal, que se conoce como FCC v. Pacifica Foundation, 98 S.Ct 3026 (1978), terminó en la Corte Suprema de ese país. Esta emitió un fallo contrario a Carlin. Según la decisión, el monólogo Palabras Sucias era una transmisión radial indecente y podía ser sancionado por la FCC, ya que no se trataba de una mala palabra aislada emitida en la radio, sino de un conjunto de expresiones verbales dirigidas a impactar al oyente. Si bien la sección 326 del Acta de Federal Comunicación de 1934 prohíbe formalmente la censura, la FCC puede reglamentar las comunicaciones de radio y televisión, pues se trata de medios de comunicación “que tienen una presencia marcada en la vida diaria de los estadounidenses, lo que se extiende a la privacidad del hogar, además de ser accesibles a los niños.” La radio y la televisión, por tanto, tienen menos “libertad de expresión” que otros medios, de acuerdo con la jurisprudencia estadounidense. A partir de 1978, la decisión de la corte suprema en FCC v. Pacifica se convirtió en la regla a implementar para decidir la reglamentación del lenguaje considerado indecente en transmisiones radiales y televisivas en Estados Unidos. Si se trata de una que otra palabrita vulgar dicha espontáneamente, no hay problema. A cualquiera se le sale una que otra grosería. Pero si se trata de un discurso de palabrotas malas, intencionalmente diseñado para ofender el sentido de decencia de la comunidad, entonces hay que hacerlo a la hora en que los menores duermen, entre 10 p.m. y 6 a.m. No es lo bajo de las palabras, sino la cantidad de veces que se dicen; es decir, lo seguidito del asunto.
Entreteniéndose con vulgaridades
Todo marchó bien por un tiempo. Los medios transmitían sus malas palabras cuidándose siempre del número y la cantidad de veces. Pero entonces vinieron los Golden Globe Awards (GGA) del año 2002. Al ganar el premio, la cantante Cher decidió obsequiar varios improperios por televisión a todos los críticos de música que la habían llamado al retiro por razón de edad. Algo parecido hizo el cantante Bono al año siguiente, dejándose llevar por el entusiasmo del momento. Lo que vino después fue un torrente de expresiones vulgares tradicionalmente excluidas de la televisión regular en Estados Unidos. En el Billboard Music Awards de 2003, por ejemplo, casi todos los artistas hablaron de manera parecida a Cher y Bono. La presentadora del programa, Nicole Richie, fue más allá y disertó sobre la dificultad de sacar “excreta de vaca de una cartera Padra”. El programa NYPD Blue, transmitido por ABC, comenzó entonces a incluir lenguaje vulgar en las voces de sus protagonistas, especialmente el detective Andy Sipowitz. Finalmente, uno de los concursantes del programa realista Survivor, entrevistado en programa Early Show de CBS, describió a los demás como “unos come excremento de vaca.”
La reacción no se hizo esperar. Grupos vinculados a la propia derecha estadounidense radicaron varias querellas ante la FCC. Autoproclamándose como la “mayoría moral”, éstos obtuvieron de la FCC una orden, emitida el 21 de febrero de 2006, declarando ciertas palabras como presuntivamente indecentes; en particular, shit y fuck. La FCC amenazó con multas y otras sanciones. FOX Television Stations radicó un caso en la corte por alegada violación de su derecho de libre expresión. Telemundo, NBC, ABC y CBS se unieron. Estas no sólo atacaron la decisión de la FCC en las situaciones mencionadas, sino que pidieron a la corte que pusieran fin a todo tipo de restricciones por parte de la FCC en lo que toca al lenguaje empleado en la televisión.
El caso llegó a la Corte Federal de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York, que emitió un fallo el pasado 4 de junio de 2007. El fallo es significativo tanto por lo que dice como por lo que no dice. La corte rehusó entrar en un cuestionamiento demasiado profundo del poder de la FCC para regular el llamado lenguaje “obsceno e indecente”. Una decisión enteramente contraria al poder de la FCC no sería vista con buenos ojos por la actual Corte Suprema de Estados Unidos, donde impera un ambiente ideológico conservador; ni por el presidente Bush, quien es aliado de la derecha religiosa y recibe el apoyo de grupos como Morality in Media. Al final, la Corte de Apelaciones decidió la controversia en términos de alegadas fallas administrativas. Si la FCC quiere cambiar las reglas de juego, suprimiendo todo lenguaje indecente de la radio y la televisión, tiene entonces que ofrecer una explicación razonable para ello. La decisión se conoce como FOX v. FCC. [U.S. Court of Appeals, Second Circuit, June 4, 2007]. Ahora lo que queda es esperar por una decisión final de la FCC, que ofrezca una explicación razonable de por qué shit y fuck son palabras intrínsecamente indecentes. Estamos ante un debate innegablemente de bajura, propio de las cortes estadounidenses.
Bestia no come bestia
¿De qué lado hay que estar en este asunto? En realidad se trata de una pelea entre dos bestias que nunca llegarán a comerse una a la otra. FOX, Telemundo y las otras cadenas televisivas, por un lado, avanzan el reclamo abstracto del derecho a la libre expresión, pero su interés -más allá de beneficiarse del uso de lenguaje vulgar- no es representativo de las necesidades de la mayoría de la población estadounidense. Se trata de compañías gigantescas que promueven un entretenimiento enajenante. Basta con mencionar que apenas hace una semana la Corte Suprema de Estados Unidos, en un caso conocido como Ledbetter v. Goodyear [No. 05-1074, May 29, 2007], desmanteló gran parte de la jurisprudencia federal contraria a la discriminación racial (y de otro tipo) en los lugares de empleo en Estados Unidos. Ni FOX ni Telemundo ni ABC ni CBS prestaron mucha atención al asunto; mucho menos educaron al público norteamericano sobre una decisión que tendrá, sin dudas, efectos devastadores sobre las minorías étnicas, las mujeres, las personas impedidas y los viejos en ese país. Los medios de comunicación masiva en Estados Unidos sirven al capital. Existen no para educar, sino para llenarle la cabeza de pajaritos a la gente.
Por otro lado, la idea de la FCC pasando revista sobre cada una de las palabras que se usan en la televisión estadounidense, no es muy alentadora. Detrás de las acciones de la FCC se encuentran obviamente los sectores ideológicamente más conservadores de la sociedad norteamericana, que buscan -a través de medios gubernamentales- controlar la disensión y el pensamiento independiente en el país. O más bien lo que queda de éste, que no es mucho. Para ello, se amparan en el argumento -innegablemente razonable- de que a nadie le gusta tener a los niños escuchando palabras soeces todo el tiempo.
El punto es que toda esta controversia, a pesar de revestir la forma de un gran debate de principios, es, por la naturaleza misma del dominio del capital en Estados Unidos, algo en lo cual la gente como quiera va a salir perjudicada. En nada afecta a las estructuras de poder y al flujo y contenido sustancial de la información. Ni FOX ni Telemundo ni las otras van a usar el derecho a la libre expresión para el beneficio real de las masas trabajadoras y oprimidas. La FCC tampoco va a exigir responsabilidad social mayor por parte de las grandes compañías del entretenimiento enajenante.
Un legado de la esclavitud
Trotsky solía decir que el lenguaje vulgar es un legado de la esclavitud. En las clases dominantes refleja arrogancia y prepotencia; en las clases oprimidas, un profundo sentimiento de impotencia y frustración. Que el debate en las cortes federales de Estados Unidos, gire hoy en torno a las veces que puede usarse el lenguaje soez en los medios de comunicación, dice mucho acerca de la pobreza política e ideológica de ese país. Y dice mucho acerca de un sistema de gobierno completamente enajenado de las preocupaciones más apremiantes del pueblo. Para nada se discuten hoy en las cortes estadounidenses, por ejemplo, temas tales como la necesidad de un mayor control de los medios de comunicación por el pueblo o la responsabilidad social de la prensa, la radio y la televisión frente a los grandes problemas que vive el país. La agenda de los medios de comunicación masiva en Estados Unidos es la agenda del capital. Este último se lucra hoy, más que nunca, haciendo de la vulgaridad un entretenimiento.
Tomado de fttp://www.clarin.com
En un ensayo autobiográfico el filósofo estadounidense Richard Rorty ¿que murió el viernes pasado en Palo Alto, California, con 75 años de edad¿ escribió: "Ya a los 12 supe que el propósito del ser humano era dedicar la vida a luchar contra las injusticias sociales." Sintetizando la importancia de Rorty, Russel A. Berman, su colega de la Universidad de Stanford declaró: "Rescató a la filosofía de sus limitaciones analíticas y la devolvió a preocupaciones centrales sobre cómo un pueblo, un país y la humanidad vive dentro de una comunidad política." La causa de muerte fue por complicaciones asociadas con un cáncer de páncreas.
La producción de Rorty ha sido vasta, consistiendo tanto de libros como artículos académicos y columnas periodísticas. Su libro más importante,Filosofía y el espejo de la naturaleza, que se editó en 1979, fue muy controvertido con apasionados detractores tanto como admiradores. Allí propuso que la meta principal del filósofo no era dedicarse a tareas ontológicas y metafísicas sino centrarse pragmáticamente en el quehacer humano. Escribió que la verdad "no esta allí afuera" separada de nuestro lenguaje y nuestras creencias. Rorty recibió su mayor apoyo de partidarios de la filosofía pragmática y para muchos ha sido el filósofo cultural más importante de su generación.
Rorty nació e 4 de Octubre de 1931 en la ciudad de Nueva York. Sus padres eran militantes trotskistas. Niño precoz, a los 8 años le mando una carta de felicitación al recién nombrado Dalai Lama, que también tenía 8 años. Ingresó a la Universidad de Chicago con sólo 15 años y recibió su doctorado a los 25, de la Universidad de Yale. Entre sus amores extra académicas estaba el avistaje de aves. The New York Times reportó que el último pájaro que avistó fue un cóndor en el Gran Cañón de Colorado, el febrero pasado.
Rorty fue un intelectual profundamente estadounidense. Sus raíces intelectuales yacen en los grandes filósofos pragmáticos John Dewey, Charles Peirce y William James. Aunque también citaba a Nietzche, Heidegger y Wittgenstein como influencias centrales. Declaró, sin embargo, que "no hay un período de la historia que tenga más razón que otra en cuanto a sus descripciones sobre la realidad."
Según la Enciclopedia de Filosofía de Stanford: "El modo de pragmatismo controversial y distintivo de Richard Rorty tiene dos ejes principales. Uno es negativo: un diagnóstico crítico de lo que considera los proyectos centrales de la filosofía. El otro: un intento de demostrar cómo podría ser una cultura intelectual una vez que nos liberamos de las metáforas de mente y conocimiento en cual están fundados los problemas tradicionales de la epistemología y la metafísica."
Desilusionado con la mezquindad intelectual de las cátedras de filosofía, Rorty concluyó su larga carrera académica mudándose a la cátedra de Letras de Stanford en 1998. Fue un profesor muy popular, que llenó todas sus aulas con alumnos jóvenes.
Además de su esposa le sobreviven a Rorty una hija y dos hijos. Su hijo Jay elogió su padre diciendo: "Admiraba profundamente a las personas, amaba la literatura con pasión y gozaba profundamente de su trabajo".
Tomado de www.elmundo.es
MADRID (EUROPA PRESS).- Los diputados de la Asamblea de Madrid contarán en la próxima legislatura, que comenzará el próximo martes, día 12, con un Manual de Retórica Parlamentaria que incluirá recomendaciones, pautas y sugerencias para que mejoren la construcción y la transmisión de su discurso político.
La publicación, que constituye el primer manual de retórica parlamentaria elaborado exclusivamente para los diputados de una Cámara legislativa, analiza los discursos escritos y orales, las actas y los documentos de trabajo que ha originado el Parlamento madrileño durante las tres últimas legislaturas, según informó esta institución.
La iniciativa, llevada a cabo por el Grupo de Análisis del Discurso Político y Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos, es el resultado de un convenio que la institución académica y la Asamblea de Madrid firmaron en 2005 con los objetivos de promover la investigación, el estudio y el asesoramiento sobre cuestiones de carácter jurídico-político y materias relacionadas con el derecho parlamentario.
Entre otros aspectos, aborda el significado de la retórica en la actualidad, la dimensión retórica de la política y la retórica en la comunicación política. También se centra en el contenido y las estrategias del discurso político, el lenguaje parlamentario en sus distintos niveles, los recursos oratorios y algunas de las intervenciones más destacadas que se han registrado en la Asamblea desde 1999.
Los representantes de PP, PSOE e IU en la Asamblea de Madrid tomarán posesión de sus actas el próximo martes en el transcurso de una sesión que comenzará a las 10.00 horas. En esta nueva legislatura (VIII), el Parlamento madrileño pasará de tener 111 a 120 diputados debido al incremento poblacional experimentado en la región.
Concretamente, la nueva cifra de escaños responde a la revisión del padrón municipal realizada a 1 de enero de 2006, que arroja una población total de 6.008.000 habitantes.
Tomado de www.eud.com
Varsovia.- El escritor y periodista polaco Ryszard Kapuscinski falleció a los 74 años, según informó ayer por la noche el canal de noticias local TVN 24 de Polonia. Kapuscinski era considerado un eximio representante del reportaje literario. Nacido el 4 de marzo de 1932 en Pinsk, en la actual Belarús, se desempeñó como reportero de la agencia de noticias polaca PAP, para la que reportó como corresponsal desde África. Con sus reportajes trascendió las fronteras de Polonia. El escritor honrado con diversos galardones, como el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades en 2003, trazó retratos de poderosos como El sha o la desmesura del poder. También efectuó sensibles descripciones de las condiciones de vida de las personas en el Tercer Mundo y de los conflictos y guerras civiles en África y Latinoamérica. Kapuscinski estuvo entre los nominados al Premio Nobel de Literatura, junto al turco Orhan Pamuk (quien resultó el ganador de la edición de 2006), el israelí Amos Oz y el poeta sirio Adonis. Adicionalmente, este reportero era uno de los grandes maestros del periodismo moderno, adalid de la ética en esta profesión y el autor polaco más traducido y publicado en el extranjero. Era historiador titulado, y a los 17 años se inició dentro del periodismo en la revista Hoy y mañana, pero su profesionalismo se forjó en la agencia de noticias polaca PAP, para la que trabajó de reportero durante 30 años (1958-1981). Durante ese tiempo fue testigo de infinidad de acontecimientos mundiales como los numerosos cambios políticos de países del Tercer Mundo, desde Angola hasta el antiguo Zaire (hoy República Democrática del Congo). Asimismo, cubrió la llegada de la descolonización y la consiguiente independencia en el Tercer Mundo, además de hechos históricos como la caída del régimen democrático chileno o la revolución iraní. En su dilatada carrera presenció 27 revoluciones, vivió 12 frentes de guerra y fue condenado en cuatro ocasiones a ser fusilado. Harto de la censura polaca, a partir de la década de los 80 empezó a colaborar con periódicos y revistas internacionales, como The New York Times o Frankfurter Allgemeine Zeitung, a la vez que se introducía de lleno en el campo literario a través del gran reportaje. El que fue elegido en 1999 mejor periodista polaco del siglo XX tiene una veintena de libros publicados. Como maestro, estuvo en Caracas y dictó el taller Periodismo narrativo: migraciones y fronteras, entre el 26 a 29 de abril de 2004, ante una audiencia de dieciséis participantes, de los cuales solamente tres estaban por Venezuela. Otros galardones obtenidos por el veterano reportero incluyen el premio J. Parandowski del Pen Club, el premio Goethe (Hamburgo), el premio de la fundación A. Jurzykowski (Nueva York) y el Prix de l´Astrolabe (Francia). Además de su lengua natal, hablaba el español y seis idiomas más.
Tomado de lanacion.com
La palabra discusión, en francés, no genera disturbios. Es un encuentro de ideas, un intercambio sostenido por el rigor y la buena escucha.
Los franceses se lo pasan discutiendo, en los bares, la panadería ( baguette en mano) o a la salida del cine. Hasta para finalizar el bachillerato, se realiza una discussion por escrito, como si fuera un género digno de practicarse a lo largo de la vida.
¿Y en qué consiste? Antes que nada en ponerse de acuerdo. No hace falta mantener ningún tipo de idilio ideológico ni pertenecer a una misma disciplina, pero sí es necesario atender al objeto del debate y no a las ganas de triunfar sobre la palabra del otro.
No se trata de un empacho retórico. Discutir es rondar sobre un tema, como quien esculpe en busca de una forma. Así, una buena discusión culmina en un encuentro y la mejor de las veces en un hallazgo.
Quizá con este ánimo, Katz Editores ha lanzado su colección Discusiones , ya bastante nutrida.
Uno de los últimos libros publicados resulta del mítico cruce entre el filósofo Michel Foucault y el lingüista norteamericano Noam Chomsky, en la década del setenta, La naturaleza humana: justicia versus poder .
Chomsky, fundador de la gramática generativa y, actualmente, reconocido por sus polémicas intervenciones sobre la política de los Estados Unidos, entabla aquí un diálogo con el filósofo francés que renovó las concepciones teóricas acerca del poder, el saber y la locura.
Las fricciones que se producen revelan el cambio de paradigma que se estaba viviendo, y en el cual aún estamos inmersos. Esto dificulta el intercambio, ya que pareciera que las mismas palabras se refieren a distintas significaciones.
Ambos están de acuerdo en la necesidad de cambiar (corregir, torcer) el rumbo de la humanidad, pero disienten en cuanto a las herramientas para lograrlo. A pesar de su crítica severa y sesuda, Chomsky aún cree en una concepción humanista del mundo, por medio de la cual es posible hallar soluciones parciales, desmontando el aparato del poder. Foucault desconfía de cualquier intervención, arguyendo que nada de lo que se halle dentro de las instituciones puede cambiar el sistema.
La gran tensión -o complementariedad, según Foucault- se establecería entre Justicia y Poder. Para el francés, "Se hace la guerra para ganarla, no porque sea justa". Chomsky, en cambio, sostiene que la justicia puede llevarse a cabo, incluso en un sistema que tiende a corroerla.
Donde mayormente prospera el encuentro es en el plano del lenguaje. Ambos concuerdan en la práctica del lenguaje como ejercicio de la libertad.
Y es quizá la libertad que se siente al leer esta "discusión". Resulta muy distinto escuchar a dos pensadores hablar sobre política que a dos políticos hablar sobre lo que piensan.
Sólo la sociedad norteamericana permite que se burlen de esta manera en su cara...
En vísperas de la celebración del Día de Acción de Gracias, el presidente de los Estados Unidos decide, en un acto de bondad, indultar o perdonar la vida del pavo que cenaría la familia Bush en la Casa Blanca.
¿Por qué no indulta a los inocentes que están en los "corredores de la muerte de las cárceles estadounidenses?
¿Por qué no "perdona" a los cientos de seres humanos que sin juicio y sin razón cumplen condenas en Guantánamo, violándose así sus derechos fundamentales y quebrantando las leyes internacionales?
¿Por qué no tuvo el mismo acto de humanidad con los cientos o miles de inocentes que han muerto en los bombardeos quirúrgicos en Irak?
¿Será porque para Bush más vale un pavo que un ser humano?
¿Será porque el pavo no piensa en un mundo mejor?
¿Será porque la vida del pavo no depende de la política exterior de los EEUU?
¿Será porque el pavo no reclama, no denuncia, no critica...?
(La fotografía es tomada de www.elpais.es)