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Weblog del prof. Antonio Núñez Aldazoro (UCV)

Opinión mía, mi opinión

Indulto engañoso

Indulto engañoso

Sólo la sociedad norteamericana permite que se burlen de esta manera en su cara...

En vísperas de la celebración del Día de Acción de Gracias, el presidente de los Estados Unidos decide, en un acto de bondad, indultar o perdonar la vida del pavo que cenaría la familia Bush en la Casa Blanca.

¿Por qué no indulta a los inocentes que están en los "corredores de la muerte de las cárceles estadounidenses?

¿Por qué no "perdona" a los cientos de seres humanos que sin juicio y sin razón cumplen condenas en Guantánamo, violándose así sus derechos fundamentales y quebrantando las leyes internacionales?

¿Por qué no tuvo el mismo acto de humanidad con los cientos o miles de inocentes que han muerto en los bombardeos quirúrgicos en Irak?

¿Será porque para Bush más vale un pavo que un ser humano?

¿Será porque el pavo no piensa en un mundo mejor?

¿Será porque la vida del pavo no depende de la política exterior de los EEUU?

¿Será porque el pavo no reclama, no denuncia, no critica...?

(La fotografía es tomada de www.elpais.es)

Los ahorcados de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV

Los ahorcados de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV

Es imposible de creer pero es verdad. Unos estudiantes de la Universidad Central de Venezuela (UCV) han realizado, como forma de manifestación, el montaje de muñecos con forma humana en posición de ahorcamiento. La semana pasada los colocaron en la Escuela de Comunicación Social y hoy los vi en los alrededores de la Facultad de Humanidades y Educación. Estos jóvenes, identificados como FNP (Falso Nombre Protocolar) dicen que la acción no debe interpretarse como una protesta sino como una expresión artística en contra de la apatía de los alumnos ucevistas, en contra de la burocracia, en contra de la politiquería y en contra de no sé qué otros asuntos. No me importa de qué lado están en la diatriba política venezolana (nadie les cree que la manifestación es apolítica), pero lo cierto es que resulta inadmisible que alumnos (entiendo que de la Facultad de Humanidades y Educación) utilicen como motivo de atención justamente el crimen más abominable contra la humanidad: el ahorcamiento. Práctica asesina que ha sido desterrada en el mundo entero y que tal vez algunos fascistas trasnochados respaldan hipócritamente que aún se realice de manera soterrada en sociedades totalmente primitivas.

El evocar la imagen de unos individuos ahorcados trae a la mente las aberrantes acciones cometidas por grupos extremistas a lo largo de la historia. Los nazis, los Ku Klux Klan, así como el iluminado y predestinado Departamento de Estado, hasta hace no pocos años, acudieron a esta metodología de aniquilamiento humano, monstruosa y despiadada, para justamente, en nombre de la supremacía racial, la superioridad intelectual, el destino divino y la providencia, atentar contra los débiles, los desposeídos, los excluidos y los condenados.

¿No recuerdan estas dantescas imágenes los esqueletos colocados en las principales vías de Caracas y que fueron señalados como prácticas terroristas?

No cabe duda que quienes han aludido el ahorcamiento como forma de llamar la atención actúan como ignorantes de la historia de la humanidad, como incoherentes con su naturaleza como estudiantes universitarios, ucevistas y miembros de la Facultad de Humanidades y Educación; o, por el contrario, conscientes de que lo que evocan estas terribles figuras, de manera premeditada y alevosa, atentan contra la tranquilidad de nuestra casa de estudios, preparan el terreno para la cruenta campaña electoral que se avecina o simplemente buscan sembrar el terror entre la comunidad. Eso se llama terrorismo. No tiene otro nombre.

Si esta acción, como creo haber leído en el manifiesto que acompaña uno que otro muñeco, busca la movilización de los estudiantes ucevistas, el asesor político del grupo o, mejor dicho, quien los está engañando con fines eminentemente electorales, está logrando todo lo contrario. Los estudiantes rechazan esta manifestación como una forma de apología a la violencia y al terror y, por ende, su forma de responder es más apatía. Lamentablemente, bajo la mirada complaciente de las autoridades, los alumnos deben presenciar este lamentable panorama y soportar esta balurda y estúpida forma de hacer política de manera velada.

Seguramente existirá quien defienda su participación aludiendo "expresión artística", "nihilismo", entre otros términos mal empleados, mal masticados, mal digeridos, para así justificar discursivamente una acción tan aberrrante y tan lejana al espíritu de nuestra Universidad.

Esta manifestación es en contra del propio alumnado.

Todo el mundo puede hablar mal de quien detenta el poder. Pero cuando el que detenta el poder le echa la culpa al auditorio (es decir al "pueblo" o, como en este caso, a los estudiantes a quienes tildan de "apáticos" y sugieren que ya están ahorcados o merecen la horca), basta recordar que quienes han blandido este tipo de ideas son aquellos que en nombre de dioses, razones y destinos han empleado el ahorcamiento para "limpiar" naciones, razas y pueblos. Hablo de los fascistas, hablo de los nazis y hablo de los extremistas de todo tipo. No hablo de las autoridades de la Universidad, hablo de quien se tomó la molestia de "guindar" esos muñecos en nuestro panorama académico y nos hizo recordar tristemente los terribles crímenes que hemos cometido los seres humanos contra nuestros propios hermanos.

Miniposts, longposts, escritura y lectura

Miniposts, longposts, escritura y lectura

Me dijeron que si no me estresaba con esto de escribir yo mismo en mi blog, podría tomar como iniciativa el escribir miniposts. Es una buena idea. Algunas líneas y dejar que en la red (aunque nadie los lea) se dejen colar algunas palabras, algunas frases, algunas ideas...

Lo primero que debo decirles es que lo intentaré. Miniposts y longposts serán ahora mi reto diario, interdiario, semanal, mensual, ojalá que no anual. Hay cosas que quiero escribir, por lo que tal vez abra una sección que siempre he querido tener aquí y en cualquier parte: los libros que estoy intentando leer o los libros que quisiera que la gente que me rodea debería (creo yo, de manera egoísta) estar leyendo para comentarlos animadamente en el cafetín de la Escuela.

Siempre he querido tener tiempo suficiente para escribir sobre los libros que estoy leyendo. ¿Quién por ahí está leyendo sobre lógica? ¿Quién está revisando de nuevo a Borges por alguna extraña razón? ¿Por qué leer sonetos de Quevedo por estos días? ¿Filosofía del lenguaje? ¿Evidencialidad y noticias de sucesos? ¿Qué tiene que ver la filosofía con los titulares de prensa?

Bueno, sobre esto último, filosofía y titulares de prensa, me encontré un librito de Cátedra este viernes que me pude escapar del trabajo.

Julián Baggini, en el libro "Más allá de la noticia. La filosofía detrás de los titulares" (Cátedra. Colección Teorema, 2002. http://www.catedra.com/ ) nos acerca al análisis de las noticias desde el análisis filosófico. Verdad, relativismo, conocimiento, valores, entre otros términos, a veces son utilizados en el análisis de los medios de comunicación sin ningún basamento filosófico. Los periodistas nos animamos a hablar de la verdad, del conocimiento (en la Sociedad del Conocimiento, qué paradoja), de las creencias, de la moral, de los valores, y es poco lo que leemos de filosofía.

Para algunos llegó la hora.

Librería Tecniciencia Libros. 52.000 bolos.

Ser o no ser... periodista

Ser o no ser... periodista

Leo comentarios a un minipost escrito por José Roberto Duque en "La casa del perro" y me sorprendo de que aún exista gente que para criticar a un comunicador social como JRD se regodeé diciendo: "... es que ni siquiera es periodista", pensando que va a desacreditarlo porque no es graduado de una de las Escuelas de Comunicación Social de nuestro país.

¿Quién puede pensar aún que ese estúpido señalamiento es un insulto? Hoy en día, con la proliferación de medios alternativos (como los blogs) y la transformación vertiginosa de los medios tradicionales, la situación se hace muy compleja, lo cual obliga a graduados y no graduados en Comunicación Social a reflexionar sobre lo que significa ser o no ser periodista. La Ley del Ejercicio Profesional del Periodismo, en su artículo 3, establece que "el ejercicio periodístico comprende aquellas funciones propias del periodista en el ejercicio de su profesión, es decir, la búsqueda, preparación y redacción de noticias; la edición gráfica, la ilustración fotográfica, la realización de entrevistas periodísticas, reportajes y demás trabajos periodísticos, así como su coordinación en los medios de comunicación social impresos, radiofónicos y audiovisuales, agencias informativas, secciones u oficinas de prensa o información de empresas o intituciones públicas o privadas".

Hoy en día, estas funciones las cumplen muchos profesionales (graduados y no), incluso de campos o disciplinas a primera vista disímiles al "periodismo", pero que en muchos casos en vez de marginar, empobrecer, dilapidar, etcétera, etcétera, la labor del periodista, lo que hace es enriquecerla, nutrirla; y, a mi modo de ver, lo más importante: le plantea al periodista profesional un reto enorme. Porque es un gran reto para cualquier graduado de una institución universitaria que imparte la carrera de Comunicación Social, salir tan bien preparado como un historiador, un politólogo, un sociólogo, un psicólogo social, un filósofo, en fin, que una vez graduado cuente con el bagaje informativo, la capacidad de análisis de la realidad social y el capital intelectual que ofrecen otras profesiones y que, en muchos casos, no están en las ofertas curriculares de nuestras escuelas.

En otros países, la llamada "colegiación" consiste en que cualquier profesional, de cualquier área (incluso no humanística) que cumpla con un curso y la aprobación de un examen pueda ejercer el periodismo. Aquí en Venezuela, y con el respeto que se merecen quienes lucharon por la aprobación de la ley vigente en contra de los intereses maquiavélicos de los editores, dueños de empresas periodísticas y explotadores, sigue ocurriendo una especie de aberración que si bien contribuye a la protección del trabajo de los licenciados en CS y en que no se cumpla el interés diabólico de los editores de "cada vez tener menos periodistas", a su vez le da la espalda a una realidad. Cada vez, como dijo Ramonet, "los periodistas parecen estar en vías de extinción", pues nadie los quiere.

Ahora, la paradoja está (y es lo que no logran ver algunos) es que a los periodistas nadie los quiere, en el momento de más auge del periodismo. Porque un historiador en el periodismo fortalece a este último, pero pone en peligro la profesión. Esa es la creencia, pero que lamentablemente tiene un fundamento y es que si el periodismo lo hicieran sólo periodistas no fuera lo que es hoy en día. Es imposible negar el ejército de profesionales, personas sensibles y concientes, que está tras el éxito periodístico en la sociedad contenpóranea. Es ingenuo pensar que los grandes medios (nacionales e internacionales) sólo lo producen periodistas. O, peor aún, creer que ese gran edificio que se llama Periodismo lo construyeron los graduados en una Escuela de Comunicación Social. Pregúntele a los García Márquez, pidánle su carnet de colegiación al fallecido Miguel Otero Silva o su título universitario a todos los que hicieron posible el Periodismo.

El reto es que los periodistas profesionales asuman con conciencia esta realidad y luchen, no por sacar del camino a los otros profesionales, sino por prepararse tan bien como ellos para no poner en peligro la profesión. Quienes atentan contra el periodismo no son los profesionales de otras disciplinas "que nos invaden" sino los profesionales del periodismo que no se preparan, que no son acuciosos, que no son curiosos, que perdieron la capacidad de asombro y que, lamentablemente, se creen más allá más allá del bien y del mal por poseer un título que a fin de cuentas, hoy en día, nada vale sin una preparación particular, una conciencia personal y social, un interés sincero por la verdad y un amor real y sin posturas por una de las tareas más hermosas del mundo: ser periodista.

Post-data del post: Este post inaugura o reinagura, mejor dicho, mi escritura en mi propio blog. Tal vez es una deuda con los alumnos y alumnas que me reclaman que "guindo" sólo cosas que bajo por ahí y que quieren leerlo o "escucharlo" a uno también. También es una deuda con los panas que veo que se esfuerzan escribiendo sus "propias cosas" en sus blogs y a mi, quienes me conocen, saben que mi escritura es algo tímida, a pesar de ser profesor de redacción. Por ahí van los tiros: los blogs deben hacerse con naturalidad y ligereza (sin descuidar el lenguaje) pero a mi me pesa eso. Disculpen lo malo.

¿Los textos de autoayuda sirven para algo? Absolutamente para nada

¿Los textos de autoayuda sirven para algo? Absolutamente para nada Hoy en día, los lectores se encuentran divididos en dos bandos: quienes leen textos de autoayuda y quienes leen textos normales. Al principio, tanto los primeros como los segundos fueron criados en un ambiente en el que leer era un acto normal, digamos natural. Es decir, en sus pequeñas manos, aún con las uñas llenas de plastilina verde, cayeron no por casualidad, los textos “Mis primeras letras”, “Angelito” y “Ya sé leer”, como lecturas primarias de la etapa escolar homónima. Luego, años más tarde, ambos descubrieron Cívica, Ciencias Sociales y otros libros que les indicaron las primeras estructuras rígidas de la sociedad. Ya en la adolescencia, los lectores –de los ahora sectores enfrentados– chocaron con los textos de Física, Química y Matemáticas, pero contaron con el consuelo de Castellano, Biología, Educación Artística y, en algunos casos, Filosofía.
Es en este preciso momento cuando comienza la escisión entre ambos grupos. Los hoy lectores de textos normales, entonces jóvenes inquietos, se maravillaron con la existencia de un tipo de literatura que podía reflejar y recrear la vida real, aun cuando algunos cuentos fueran llamados “fantásticos”. Es allí cuando arranca con desenfreno una fascinación especial por el relato, y los chicos y chicas comienzan a embriagarse no sólo con licor barato (anís, ron y vino pasita, en mi época) sino también con lecturas acordes a su imberbe rebeldía. Salgari, Stevenson, Wells, Melville y Verne son algunos de esos emocionantes repasos. Ya en la universidad, sin importar qué tipo de facultad o escuela, leer se convierte en una actividad más seria y, además de los textos académicos, estos jóvenes se acercan a nuevas experiencias lectoras, las cuales en esencia y papel resultan “transformadoras”, como Cortázar, García Márquez, Wolfe, Kafka, Hemingway, Arlt, Borges, Onetti, Joyce, Sábato, Benedetti, Poe, Wilde, Bukowski, Mutis, Kundera, Fuentes, Flaubert, Auster, etc., etc., etc. En otras palabras, a los 22 ó 25 años, estos muchachos han vivido cientos de vidas y han sufrido cientos de veces, pero también han muerto, resucitado, fracasado, triunfado, transmutado, incluso han sido asesinados y juzgados, pero con los nombres de Horacio Oliveira, Aureliano Buendía, Gregor Samsa, Juan Pablo Castel, Maqroll El Gaviero, Artemio Cruz, Erdosain, el pequeño Julius, entre otros.
En cambio, quienes ahora leen “ciegamente” textos de autoayuda (y valga la contradicción), no se ocuparon nunca de conocer la vida de cientos de personajes que estaban allí desde siempre para enseñarles a vivir.
Hoy, estos lectores se devanan los sesos para tomar la más mínima decisión, apelando a interrogantes como “¿qué tipo de ratón soy y por qué me han robado mi queso?”; “¿realmente seré el ombligo del universo y un centro de energía positiva?”; y “¿Dios mío, por qué dejé oxidar mi armadura?”.
Ahora comprendo al profesor de castellano, David Koifman, quien decía: “Chamos, no se lean un libro de autoayuda, por favor lean a Kundera y de verdad aprenderán”; y al librero Pablo Brassesco, quien asegura: “Jamás venderé ese tipo de libro; y mira que me lo han pedido”, refiriéndose a celebérrimo “¿Quién me ha robado mi queso?”.

Publicado en el Periódico Letras. Marzo de 2001