Terrorismo y fotogenia
Tomado de www.clubcultura.com
Escrito por Bruno Galindo
Recién pasado el seis-del-seis-del seis –cada quien sabrá si sobre su mundo se han cernido las sombras o no- el occidental medio ha tenido ocasión de lanzar un “ah” al leer la noticia sobre la muerte de أبومصعب الزرقاوي, es decir, Abu Musab al-Zarqawi. A estas alturas ya abundan las necrológicas sobre este tipo, de modo que no seré yo quien glose las tropelías del acólito de Bin Laden que, por cierto, había nacido en el 66.
Lo que quiero exponer y compartir es la sensación que me ha producido ver la foto con la que EEUU nos convence, henchido de orgullo, del aniquilamiento del terrorista. Iré al grano: la instantánea me recuerda –y por dios, que nadie me malinterprete-, me recuerda algo al retrato del Che Guevara muerto en Bolivia. Por un lado el rostro barbudo, por otro lado el por qué de la foto. La diferencia está en la fotogenia. Fíjense en la foto. ¿Acaso no se le ve ahora más sereno al jordano, más en paz que en todos esos retratos que anunciaban recompensas millonarias a cambio de su captura? Perdón, pero este tipo siniestro tiene cara de estar realmente en ese cielo que anuncian los terroristas.
Está claro que el obituario del rufián necesitaba una instantánea oficial –no tanto esas fanfarronadas oficiales del tipo “mataremos a todos los que sigan sus pasos”; ya sabemos todos que lo intentarán. Pero me temo que –como me dijo en cierta ocasión el diseñador Juan Gatti- “básicamente todos esos terroristas árabes y talibanes lo mejor que tienen es el look”. Muertos, ganan. El terrorismo puede ser fotogénico. Qué peligroso es eso, ¿no?
Hace poco me contaron que, tras el asesinato del Che en Bolivia, la CIA envió como premio una pistola a cada uno de los que habían dirigido de la matanza. Hubo uno de estos tipos que, al recibir el arma, interpretó la cosa al revés. Pensó que iban a matarle, y que ese era un aviso de cortesía. ¿Qué hizo? Las maletas. Desapareció ese mismo día. Cambió de país y de cara. Y no se enteró hasta hace pocos años de que ese revólver jugaba el papel de la más habitual caja roja de Nestlé.
El terror genera, entre otras cosas, malentendidos. El miedo genera provoca mala conciencia a quienes lo promueven. Para esos mismos que hoy nos muestran la cabeza de al-Zarqawi, el Che fue en su día un “terrorista” –y también otros como Mandela-. Para nosotros, hoy hay una diferencia clara entre el revolucionario y el asesino. Pero desconocemos qué cara aparecerá en las camisetas del futuro. Nadie sabe quien va a ganar esta guerra.
1 comentario
Janet Marilyn Hernández -
La foto es una sobadita de espalda para los familiares de los chamos que ansiando la nacionalidad estadounidense han ido como borregos a ser carne de cañón en el Medio Oriente, y para todos aquellos a quienes las múltiples explicaciones de Bush no han servido para convencernos de la necesidad de sacrificar a miles de hombres, mujeres y niños, para lograr la absurda cacería de Osama Bin Laden: el escurridizo objetivo de Bush o, quién sabe, la mejor de sus excusas...